domingo, 5 de septiembre de 2010

Los Imperdonables

Director: Clint Eastwood
Año: 1992 País: EE.UU. Género: Western/Drama Puntaje: 10/10
Interpretes: Clint Eastwood, Gene Hackman, Morgan Freeman, Richard Harris, Jaimz Woolvett, Saul Rubinek, Frances Fisher, Anthony James y Anna Thomson

Gran western crepuscular del genial Clint Eastwood que relata la historia de William Munny, un pistolero retirado, viudo y padre de familia, que pasa por dificultades. Hace años que abandonó la violencia, pero ahora su única salida para sacar adelante a su familia es hacer un último trabajo como caza recompensas, acompañado por un viejo socio (Morgan Freeman) y un joven e inexperto novato (Jaimz Woolvett). Su misión sera matar a dos hombres que cortaron la cara a una prostituta. Sin duda estamos ante uno de los grandes clásicos del cine moderno, que con toda seguridad se recordarán dentro de muchas décadas. Una de las grandes películas que el magnífico Clint Eastwood ha dirigido y protagonizado. Una magnífica película que nos habla de la redención, de la violencia y de la humanidad de las personas. Ganadora de cuatro Oscars, incluyendo Mejor Película, Mejor Director y Mejor Actor secundario. Una película que hace que el género del Western llegue a su punto álgido, en una película en la que no hay buenos ni malos, sólo malos menos malos y malos malísimos, los asesinos son los malos pero los que supuestamente ejercen la justicia también lo son, e incluso más. Quién mejor para hablar de estos temas, además de una manera tan perfecta, como Clint Eastwood. Además dedicándoselo a su mentor Sergio Leone, en esos preciosos títulos de crédito. Si está infinitamente bien dirigida ni hablemos de las interpretaciones, soberbias, absolutamente impresionantes.

Un cielo anaranjado, recortado por la silueta de un rancho y un árbol. Hacia la derecha, una tumba y un hombre rezando. Es el ocaso del día. Es el ocaso de una vida. Pero también es otro ocaso. Clint Eastwood conoció la fama de la mano de Sergio Leone, ese italiano que intentó renovar un género que ya estaba perdiendo brillo, imprimiéndole una mirada mediterránea, más intensa y apasionada que la frialdad que congela las grises pupilas norteamericanas. El western también ha conocido diferentes rutas. Porter le dio vía libre para expresarse en la pantalla, permitiéndole convertirse en una esperanza épica, en manos de Ford o de Sturges. De ese envoltorio simplista, en el que los cowboys eran los "buenos" y los indios los "malos", lo sacudió Leone para descubrir seres conflictuados y revisar los claros valores de bondad y maldad. Así, Clint Eastwood podía aparecer como un ser desarraigado, cazador de recompensas y ser, a la vez, el héroe de la historia. Este paso permitió a los norteamericanos realizar su propia revisión histórica y plantear la sanguinaria colonización llevada a cabo de la mano de los hasta entonces héroes del avance hacia el oeste , el general Custer, entre otros, desde otro punto de vista, quizás inclinando la balanza inversamente, donde los indios son los "buenos" y los jinetes de la Caballería los "malos".

Pero volvamos a Eastwood. Se dice que “Los Imperdonables” es el último western de un actor que ha interpretado treinta y seis películas y ha dirigido dieciséis. Que es su visión madura de una gesta comenzada a ser filmada con el siglo. Noventa años después del primer western, Eastwood nos entrega su última visión de un mundo y un acontecer que ha vivido a través de variados guiones y distintas posiciones respecto a una historia que no deja de ser injusta. Hoy en día ya nadie hace westerns, o por lo menos, ya nadie hace westerns interesantes. “Los Imperdonables” quedó tan bien hecha y fue tal su éxito, que el propio Eastwood afirmó que si algún día fuera hacer un último western, este le parecería una buena elección. Y es que en la actualidad, y voy a ser breve, que no me quiero perder por las ramas, tras el punto final al género que significó el descalabro de la mal entendida “La Puerta del Cielo” de Michael Cimino, ya nadie ha sabido dotar de suficiente entereza al western para que este reavivara de un modo firme y serio evidentemente Clint Eastwood es el único que ha sabido llevar una continuidad del género, pese al poco número de westerns. Técnicamente es muy sobria y muy bien hecha; La fotografía es perfecta y además muy preciosista, hay un gran cuidado por los detalles en cuanto a los paisajes, habiendo algunos realmente preciosos, que podemos incluso contrarrestar con la crudeza de su historia, son los únicos momentos de paz que los personajes tienen, cuando cabalgan, cuando duermen, y en todos ellos aparecen bonitos paisajes y puestas de Sol. Por lo demás es bastante oscura, como es lógico dada la historia que se nos cuenta, además tenemos también el contraste de los campos en los que viven Will y sus hijos.

Siendo Eastwood un hijo pródigo de dos realizadores cómo Sergio Leone y Donald Siegel, a uno no le deja de sorprender. “Los Imperdonables”, mantienen un lujoso equilibrio entre narración y entramado dramático, lo suficientemente dinámico cómo para mantener siempre en vilo al espectador, haciendo que sirva de partícipe del filme y nunca cómo juez del mismo. Los protagonistas de sus westerns son hombres abocados a la violencia, fantasmas resurgidos de la tierra para vengarse de los que le humillaron, forajidos con un áurea mística nacida del dolor y el horror por contemplar a tu familia violada y asesinada, ángeles de un cielo sin leyes que socorren a los necesitados, en definitiva, muertos vivientes de rostro enjuto, que arrastran tras de sí un carromato de cadáveres fruto de sus múltiples encuentros con pobres desdichados que se creyeron más rápidos y más listos. La música, no es de Clint Eastwood esta vez, salvo un tema, que aunque no aparezca como suyo sí lo es, como en todas sus películas, la música es clave para acompañar a las imágenes, aunque no destaque demasiado, ya que es más bien intimista, empleando los menos recursos posibles y aún así consiguiendo unos resultados buenísimos para la cinta.

Una de las sensaciones que más calan al espectador que visualiza “Los Imperdonables” es el de la total falta de épica de la historia narrada. Si Sam Peckimpah había mostrado el crepúsculo del western en un grupo de hombres perdidos y aislados cuyo único motor de supervivencia es la violencia que arrastraban consigo y John Ford había jugado la última y más duras de las bazas al desmitificar la leyenda del etéreo cowboy, Eastwood, no exento de tristeza, rueda su último western desde el estigma más hondo. Su Will Munny es un asesino de mujeres y niños, un borracho que pegaba y maldecía a los animales, cuya última aventura, por si no fuera bastante, acaba por destrozarlo definitivamente, siendo el motor de la misma, unos cortes realizados por un par de jóvenes a una prostituta que se había reído al ver el minúsculo pene de uno de ellos. El despropósito de muertes y flagelaciones que conlleva dicha acción, está encadenada a los estúpidos actos de los protagonistas: un sheriff que se niega a castigar a los culpables, las prostitutas que creen que se debe pagar con la muerte tal ofensa, un joven bravucón que sólo piensa en la recompensa, y un par, casi de ancianos expistoleros, incapaces de subirse al caballo o de disparar ya a otra persona, aceptando un trabajo carente de toda épica, un vil asesinato a dos jóvenes, que al margen del acto brutal que abre el filme, se presentan cómo gente de a pie, trabajadora e, incluso, arrepentida.

Quizás el único personaje positivo de “Los Imperdonables” sea el Ned Logan interpretado por Morgan Freeman, un hombre que se lanza a la aventura cómo algo excitante, una manera de recordar viejos tiempos, por oscuros que sean estos. Las exageraciones de Will Munny explicándole lo que le habían hecho los jóvenes con la prostituta, reflejan la sed de Munny por lanzarse a una caza cómo un buscador de recompensa más, sin importarle la veracidad de los hechos. Logan se deja tentar y para cuando desea retirarse, ya es demasiado tarde. Por su parte, Munny, por duro que le parezca, en el momento en que pide ayuda a su amigo, está labrándose una resurrección de su antiguo yo, convertido en la actualidad en un viejo que no puede ni separar unos cerdos enfermos. En el momento en que le comunican el asesinato de Logan, Munny, abstemio hasta la fecha, coge una botella de whisky y empieza a beber, ya ha llegado al éxtasis de la resurrección: No va a quedar alma en pena viva en Big Whisky. Eastwood traza su filme con una planificación majestuosa, juega con la leyenda y la realidad bajo los personajes cínicos y mentirosos de Bob El Inglés y Little Bill, retrata la muerte del significado del cowboy al abocarlo a una aventura tan estúpida cómo suicida, y todo, con un devenir de planos sin movimiento y un uso del montaje deslumbrante. Eastwood no es que ruede como Ford, es que en “Los Imperdonables”, prácticamente se convierte en John Ford.

“Nostálgica y majestuosa; una obra maestra”

4 comentarios:

  1. De lo mejor de Eastwood, con excelentes interpretaciones incluidas la del director "caradepalo". Es un western poco convencional que narra el declive de un pistolero y muestra como debió de ser relamente el "salvaje" oeste. Grandísima película.

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  2. Respetando a Marlon Brando, Anthony Hopkins, Al Pacino, Robert de Niro, James Stewar y otros maestros de la actuación creo que Clint Eastwood en el papel de William Munny, es la mejor interpretación de la historia del séptimo arte. Ante todo es una película hermosa, no era para más que el mejor intérprete del género Western y al mismo tiempo el mejor director contemporáneo lograra "EL MEJOR WESTERN DE LA HISTORIA", el manejo de los diálogos es maravilloso, la fotografia es para tener un orgasmo y los demás actores hacen un trabajo perfecto. Es increible como el peor hombre del mundo, asquerosos asesino, criminal, un animal, perverso, asesino de mujer y niños, sin escrúpulos ni corazón logre hacer que lo admiremos y lo amemos. Un Sheriff justo al querer tener un pueblo sin delincuentes ni tipos malos hece que nosotros lo odiemos y lo escupamos hasta la muerte. Esto solo se puede lograr con actores de esta talla, en mi humilde opinión recomiendo mucho esta película o mejor dicho, recomiendo una obra maestra de la humanidad y no solo del cine.

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  3. El wester moderno no tiene nada que ver con los grandes clásicos. En la actualidad, además de la falta de wester en la taquilla, cuando los hay son pésimos. Sin Perdón, es sin duda el último wester.
    Clint, con un reparto espectacular consigue hacer al espectador quedarse en su butaca, aunque si se mira el argumento de la película te imaginas que en manos de cualquier director actual esto sería un cortometraje, pero Clint lo hace grande, lo hace mítico.

    Por eso este wester solo se puede resumir en 4 palabras:
    Simplemente es Clint Esatwood

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  4. Nunca me ha gustado el western, pero ésta es una peli que supera las limitaciones de su género. El viejo Clint Eastwood dirige y actúa este melodrama en el que ha de vérselas con forajidos, situaciones fuertes y peligros por doquier...pero su rudeza no se amilana, y termina imponiéndose. Buen trabajo de fotografía. Las actuaciones de Hackman y Freeman son bastante lúcidas. El argumento, flojito, es compensado por la calidad estética de la producción. El Eastwood de siempre, como nunca.

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