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miércoles, 23 de diciembre de 2009

El Secreto de sus Ojos

Director: Juan José Campanella
Año: 2009 País: Argentina Género: Drama/Thriller Puntaje: 10/10
Interpretes: Ricardo Darín, Soledad Villamil, Guillermo Francella, Pablo Rago, Javier Godino, José Luis Gioia y Mario Alarcón

Una joya del cine latinoamericano actual, Benjamín Espósito (Ricardo Darín), secretario de un Juzgado de Instrucción de la Ciudad de Buenos Aires, está a punto de retirarse y decide escribir una novela basada en un caso que lo conmovió treinta años antes, del cual fue testigo y protagonista. Su obsesión con el brutal asesinato ocurrido en 1975 lo lleva a revivir aquellos años, trayendo al presente no sólo la violencia del crimen y de su perpetrador, sino también una profunda historia de amor con su compañera de trabajo (Soledad Villamil), a quien ha deseado y amado fervorosamente y en silencio durante años. La novela que escribe Espósito nos hace recorrer los años 70, cuando en Argentina se vivían épocas turbulentas, el aire estaba enrarecido y nada era necesariamente lo que parecía ser.

Difícil será poder superar a este último filme de Juan José Campanella cuando haya que decidir cuál ha sido el éxito latinoamericano de este año. "El Secreto de sus Ojos" resulta una altísima apuesta de su director, quien ya había demostrado su oficio con la laureada "El Hijo de la novia" y la melancólica "Luna de Avellaneda". Su solidez profesional, su capacidad como narrador y como director de actores, su facilidad para los diálogos y su manejo del humor costumbrista lo colocan entre los directores contemporáneos que sabe cómo entretener con su cine, además de hacer pensar y, principalmente, emocionar. Todo el aspecto formal es excelente, más que nada por las reconstrucciones de época, incluyendo música, fotografía y dirección artística. Como frutilla de postre, el engañoso final da una última sorpresa que sorprenderá a todos, puesto que el más avezado de los espectadores seguramente no podrá adivinar el desenlace preparado por su director.

Campanella nos deja una historia de amor en dos tiempos, enmascarada en una trama judicial con asesinatos y tramas de corrupción incluidos. Apela al sentimiento desde sus compases iniciales con una despedida dramática y emotiva en la estación de tren, al más puro estilo romántico y acompañada de notas de piano que aportan la necesaria melancolía. Sigue la escena del crimen con imágenes macabras y el arranque de toda la trama de investigación en lugares oscuros y espesos, bien trufada de luminosos instantes de amor contenido, de tormentosas dudas de conciencia y una ligera inquietud existencial, además de una encomiable y hermosa amistad. Los flashbacks funcionan bien, lo mismo que la ambientación y el maquillaje, al llevarnos y traernos a lo largo de veinticinco años. También hay que destacar la cuota de humo que pone a este filme, característicos en sus anteriores obras.

El guión está bien construido y sabe mantener el suspense y enigma de los hechos, bien ayudado por unos rostros que no desvelan más que sentimiento y pasión, y con una trama que oculta los móviles de unos y otros en un mundo de venganza, corrupción, ambición de poder y miedo al compromiso. Sólo esas miradas excesivamente perspicaces a la “foto delatora” o en el estadio son puntos débiles en la trama, sobre todo viniendo de un Benjamín que se muestra incapaz de “ver” al amor que tiene delante y que sólo espera una declaración. El director se mueve en la historia como pez en el agua, sin perder jamás el control de la historia, capaz de armar la atmósfera precisa a cada momento, y dando muestras de un nervio narrativo inusitado. Los que ya la hayan visto recordarán un plano secuencia, que tiene lugar en un estadio de fútbol, que será el decorado de una persecución memorable. Pero es la excepción, porque despliega una elegancia y una contención que no aspiran a impresionar al espectador, sino a conmoverle.

Hay secuencias truculentas, otras muy tensas. Pero en ninguna de ellas Campanella se entrega a lo morboso ni a lo efectista, sino que persigue solamente la verdad y la emoción más primaria, más noble. Este cineasta se convierte, de manera incontestable, en un maestro del melodrama y del cine negro, de la ironía y de la convocatoria más sincera a las lágrimas que dentro de una sala de cine nos liberan del propio pasado, de los propios fantasmas, pues nos coloca un espejo, hermoso y libre, en el que desahogarnos y sentirnos vivos de nuevo. Las actuaciones son notables: la gran química entre Darin y Villamil resulta intachable, y ambos están estupendos. Francella y, sorprendentemente, Pablo Rago (como el viudo de la mujer asesinada) brillan en sus roles. Hay dos secundarios que con muy poco aportan muchísimo: Mario Alarcón y José Luis Gioia.

Sobriedad en la dirección, un guión de hierro y un gran reparto conforman la que es la mejor película argentina desde la excepcional "Nueve Reinas". Carece de la frescura de aquella, pues "El secreto de sus ojos" se centra más en un estilo clásico, con pinceladas de cine negro, pero funciona casi siempre a un nivel medio-alto. Un lujo de película, es una verdadera muestra del cine que tiene sentido, que es complejo, rico, que concreta y sugiere, que avanza firme, que envuelve, conmueve, pone en tensión, engancha, el cine de siempre, el cine como arte, se ha apuntado un nuevo tanto gracias a Juan José Campanella, una de las mejores películas de lo que va la temporada, si no la mejor.

"Magistral, un buen ejemplo del verdadero cine negro"

lunes, 23 de noviembre de 2009

El Mariachi

Director: Robert Rodríguez
Año: 1992 País: México Género: Acción Puntaje: 09/10
Interpretes: Carlos Gallardo, Peter Marquardt, Consuelo Gómez, Jaime de Hoyos y Ramiro Gómez

Un verdadero fenómeno del cine independiente latinoamericano, así mismo también una potente opera prima de uno de los directores más eclécticos de la actualidad como es Robert Rodríguez, Azul un preso de una pequeña prisión en las afueras de la ciudad mexicana consigue escapar para verse las caras con Moco (Peter Marquardt), un poderoso criminal que tiene dominado un pequeño pueblo mexicano. Entre esta guerra, aparece el mariachi (Carlos Gallardo), un simple guitarrista buscando trabajo en cualquier humilde local. Por desgracia, un error en su identidad hará que sea perseguido hasta la muerte por los hombres de Moco, creyendo que éste es Azul. El buen mariachi, sin ninguna experiencia en armas, ni guerras ni muerte, deberá salvar su vida a base de plomo, oculto en el bar de la buena Dominó (Consuelo Gómez), el gran amor de Moco. Ella no quiere muerte, pero tampoco quiere traicionar a Moco, no queda claro su bando…

Seguramente, la reacción de muchos ante el puntaje que le he dado a esta película, pero es totalmente innegable que “El mariachi” ha estado siempre muy infravalorada. Puedo estar de acuerdo con que no es una película que vaya a pasar a la historia como lo mejor de los 90’s, pero ¿qué se puede esperar? Junto con el escaso presupuesto, estaba la ninguna preparación de los actores y la escasa experiencia del director. Hay que admitir que se supieron esquivar las dificultades muy bien. Hoy en día muchos niegan que Rodríguez tenga talento, que sus películas se van en un presupuesto desmesurado, en actores ya olvidados y en argumentos flojos, infantiles y toscos (cosa con la que tampoco estoy demasiado de acuerdo). Sin embargo, esta película es y será siempre la gran prueba del gran poderío como director que posee Rodríguez.

En cuanto a los rasgos que posee “El Mariachi”, debe decirse que su director y guionista debía tener mucho tiempo libre cuando hizo la película. Los personajes poseen indudablemente las características de las películas de serie B, la acción es algo así como un western moderno y cutre (aunque no por ello aburrido) y, como no, pueden entreverse algún tipo de historieta o situación muy similar a los cómics que con tanto afán Robert leía de niño. Igualmente, demuestra el director sus grandes conocimientos musicales con la simple y entrañable música que se puede ver en este largometraje de acción (compuesta por unos cuantos “colegas” y retocada por el mismo).

Tan solo con 7.000 dólares de presupuesto para rodar la película, Robert Rodríguez se rodeó de actores amateur, sin carrera posterior salvo el protagonista, Carlos Gallardo; muchos de ellos ayudaban en las tomas cuando no aparecían en imagen. Además, dirigió lo que él mismo había escrito, lo produjo con Gallardo, lo montó. Economía de guerra. Rodaba escenas con una sola cámara… pero interrumpía cada dos por tres la acción para escoger ángulos diferentes, dando así la sensación de contar con un equipo mínimamente decente. Una locura. Como lo fue, sin duda, que la mitad de los famosos 7.000 dólares los consiguió el novel director ofreciéndose como conejillo de indias para probar medicamentos.

Rodríguez, con el entusiasmo del principiante, le pone buena cara al mal tiempo y lo reviste a su manera: con chulería formal (cámaras rápidas, primeros planos al estilo del spaghetti western, montaje casi frenético), un casting impecable por los fulanos que llenan la pantalla (de nuevo, Leone) y un permanente buen gusto a pesar de la obligada y pretendida chabacanería. Obviamente el resultado es carne (en principio) de video-club: la película rezuma falta de presupuesto por los cuatro costados. Pero aún así tiene ese algo que no vieron las distribuidoras mexicanas y sí, en cambio, Columbia, a la que Rodríguez, rechazado, presentó el producto en un arranque de coraje.

Ese algo podemos llamarlo encanto, gracia, toque… Podemos llamarlo como queramos. Lo que es seguro es que ninguna de las secuelas como “El Bolero del Pistolero” y “Érase Una Vez en México”, con más recursos, con Banderas, Depp, Hayek y Rourke, consiguieron imitar ni de lejos al original. Una muestra de cómo de la necesidad puede hacerse virtud. He aquí la razón de que algunos. En resumidas cuentas, esta filme es sin duda alguna una buena forma de pasar la tarde, una prueba clara de que en los 90’s todavía existía cine sin dinero y una muestra del añorado western de Leone y el clásico cine serie B. No se la pierdan.

"Una obra gamberrada de Rodríguez, de imaginación visual desbordante"

martes, 1 de septiembre de 2009

Nueve Reinas

Director: Fabián Bielinsky
Año: 2000 País: Argentina Género: Thriller Puntaje: 09/10
Interpretes: Ricardo Darín, Gastón Pauls, Leticia Brédice y Tomás Fonzi

Ingeniosa película argentina, la trama se articula en Buenos Aires, donde dos timadores de segunda clase Juan (Gastón Pauls) y Marcos (Ricardo Darín) se conocen de manera aparentemente casual y que se encuentran ante la oportunidad de su vida. La venta de una serie de sellos falsos conocidos como Las Nueve Reinas a un empresario español podría solucionar los acuciantes problemas económicos que ambos atraviesan.

“Nueve Reinas”, película que por su satisfactoria realización se escapa de lo que habitualmente conocemos bajo la etiqueta de "cine argentino", no deja de ser una muestra más de este tipo de cine en el que la mentira, la trampa, el engaño, están presentes no sólo en la historia que planean y envuelve a sus protagonistas, sino que convierten al propio espectador en su víctima. Si bien el debutante Fabián Bielinsky no ha inventado una fórmula novedosa, su película, vertebrada por un robusto guión escrito de su propio puño, se convierte en un inteligente trabajo de calidad, tanto a nivel técnico como artístico.

Lo propuesto por Belinsky en el filme es un vigoroso ejercicio de estilo construido en torno al engaño. Sin el menor ánimo de profundizar en las razones que les impulsan a ello, absolutamente todos los personajes del filme mienten en algún momento de la proyección. Mentiras que van entrelazándose y que dan, como resultado, de manera inconsciente, una venenosa radiografía de la sociedad porteña, donde en cualquier momento el estafador puede convertirse en estafado. Y es que, tal y como se dice en la película, "putos no faltan, lo que faltan son inversores".

Además de una historia compacta y entretenida narrada a un ritmo que nunca decae, lo de este film la constituyen las interpretaciones de un completo reparto en el que tanto los personajes principales como los secundarios se hallan a un altísimo nivel. Uno no puede dejar de destacar la soberbia actuación de Ricardo Darín, que con su fuerza y maestría casi consigue eclipsar al resto de sus compañeros. Lo paradójico, y ahí reside el principal acierto de “Nueve reinas”, es que esta feria de la mentira acaba extendiéndose más allá de los fotogramas de la película. Hilando muy fino, llegando en ocasiones a la manipulación explícita, Belinksy conduce al espectador hacia donde desea para posteriormente, mediante giros habilísimos del guión, acabar dejándole con la sensación de que él también puede ser estafado.

Darín y Pauls conforman una atractiva pareja de maestro-aprendiz que desprende una significativa química. Un efectivo uso de la cámara, por una parte, y una brillante ambientación, por otra, en la recreación de mundos y mundillos, tanto por los escenarios elegidos como por los giros coloquiales en el habla, son otros de los acertados recursos con los que cuenta este interesante film, que muestra, a fin de cuentas, como la corrupción no es sólo cosa de unos pocos aprovechados sino que también se encuentra a nivel nacional y latinoamericano, sin lugar a duda el final de la película da un giro de 180º, sorprendiendo a más de uno.

Lo verdaderamente sorprendente de esta inteligente mezcla de thriller policial y comedia ácida es la renuncia, desde el primer minuto, a cualquier tipo de artificio. No hay en “Nueve Reinas” complicadas tramas, desafíos a la paciencia del espectador ni espectaculares persecuciones ni explosiones. Al contrario, toda la acción se desarrolla en escenarios naturales. Belinksy consigue dar una nueva vuelta de tuerca al cine negro de género, descendiendo a pie de calle para narrar con inusual soltura para un director novel uno de los más sugestivos títulos aparecidos recientemente en el cine latinoamericano.

“Película, ingeniosa, cínica y tramposa a la vez”

domingo, 15 de marzo de 2009

Amores Perros

Director: Alejandro González Iñarritu
Año: 2000 País: México Género: Drama Puntaje: 7/10
Intérpretes: Emilio Echevarría, Gael García Bernal, Goya Toledo y Jorge Salinas

Ópera prima del director mexicano Alejandro González Iñarritu que cuenta con maestría tres historias diferentes que tienen un patrón común: el amor y los perros.La primera historia nos pone en la piel de Octavio, un joven mejicano que esta enamorado de la novia de su hermano, Ramiro, el cual se dedica al asalto a mano armada de farmacias, cuando no ejerce de cajero en un supermercado. Octavio se ve envuelto en el mundo de las peleas de perros ilegales para conseguir dinero fácil y poder así convencer a la novia de su hermano de que se vaya con el, pero la trama se complicara aun mas.

En el segundo relato nos narra las vivencias de una modelo española que mantiene un romance con un hombre casado, este abandona a su mujer y se va a vivir con ella y con su inseparable perrito (Richi), pero la aparente felicidad de la pareja se vera truncada cuando un accidente de trafico acabe con la carrera de la modelo.

La tercera y ultima historia trata sobre un peculiar viejo vagabundo que se dedica a ejercer de asesino asueldo y a recoger y cuidar a todos los perros abandonados que encuentra a su paso, pero el amor que siente por su hija, a la que abandono con tan solo dos años, le hará recapacitar e intentar cambiar de vida. Extraordinaria película en la que el mejor director azteca del momento (gracias a títulos como Babel y 21 gramos) cuenta con arte y maestría tres historias de manera simultanea pero sin llegar a entrelazar unas con otras y sin que las historias tengan que ver entre si. Buena dirección y buen guión que nos pretende transmitir (bajo el pretexto de los perros siempre presente) unas historias de eso mismo de Amores perros.

Amores que en todas las historias son difíciles o imposibles y que no tienes un desenlace feliz, nos cuenta como la vida de alguien puede tomar un rumbo totalmente distinto al que llevaba de manera repentina y dramática. Lo grandioso de la cinta es como refleja realidades muy comunes en todos nosotros, pero llevadas al extremo.

La cinta en un principio puede resultar algo difícil de entender debido a las expresiones y al vocabulario mejicano utilizado en todo el film, pero en seguida el espectador se mete en escena.
Cabe también destacar la buena interpretación de Gael García Bernal, y Goya Toledo, que no llega a estar demasiado acertada en la película. A pesar de todo es una muy buena película y excelente carta de presentación para el director mejicano que hasta el momento no hace sino películas de gran calidad.

"Un Filme Realista"

jueves, 12 de marzo de 2009

La Teta Asustada

Directora: Claudia Llosa
Año: 2009 País: Perú Genero: Drama Puntaje: 7/10
Interpretes: Magaly Solier, Susi Sanchez y Marino Ballón

Por fin se estreno la cinta nacional ganadora del Oso de Oro de Berlín, nos referimos a “La Teta Asustada” de Claudia Llosa. Si Madeinusa era el insólito título de un film sorprendente dirigido por la joven realizadora peruana. También era el nombre de una joven india con el rostro de Magaly Solier.

La teta asustada es otro insólito título de la segunda cinta de la misma directora, y en ella encontramos de nuevo el hermoso rostro de Magaly Solier encarnando un personaje que atraviesa la película desde el miedo y el silencio hasta la luz y la fuerza. La teta asustada es, además, el nombre con el que se conoce en Perú una extraña enfermedad que deja sin alma a los niños amamantados por las mujeres que sufrieron directamente la violencia de Sendero Luminoso y los paramilitares.

Fausta es una joven que padece el mal de la teta asustada al que intenta combatir componiendo canciones en quechua que nacen del corazón. Pero Fausta tiene un secreto más profundo y hasta que no consiga arrancárselo, literalmente, del cuerpo, no podrá alcanzar el equilibrio como ser humano.

Claudia Llosa cuenta esta historia contemporánea, ambientada en un barrio emergente de la ciudad de Lima, con la delicadeza del trazo de una flor, tratando con todo cuidado a su protagonista, dejándola crecer en un contexto en el que la vida cotidiana está llena de bodas y festejos, piscinas improvisadas y amigos inesperados.

"El Renacimiento del Cine Peruano"