viernes, 30 de julio de 2010

Casi Famosos

Director: Cameron Crowe
Año: 2000 País: EE.UU. Género: Drama/Comedia Puntaje: 09/10
Interpretes: Billy Crudup, Frances McDormand, Patrick Fugit, Kate Hudson, Jason Lee, Philip Seymour Hoffman, Anna Paquin, Fairuza Balk y Zooey Deschanel

Gracias a sus buenas críticas musicales, William Miller (Patrick Fugit) un jovencísimo reportero es contratado por la revista "Rolling Stone" para cubrir la gira de una famosa banda llamada “Stillwater”. A pesar de su corta edad y de la oposición de su madre (Frances McDormand), el chico vivirá junto a los músicos y sus fans, en especial con Penny Lane (Kate Hudson) una seductora groupie de la banda, una aventura inolvidable. Basada en la propia experiencia del director, obtuvo un gran éxito de taquilla. La cinta es casi como cualquier otra comedia americana. Trabaja casi sobre los mismos tópicos de un montón de películas hollywoodenses. Sus recursos formales y su tono, entre humorístico, melancólico y romántico, casi no distan de tantos otros filmes del rubro, ni de las anteriores películas de Cameron Crowe, su director. Pero “Casi Famosos” tiene un guión sin fisuras, actuaciones parejas y convincentes, mejor música, cierta nostalgia que la vuelve atrapante y una trama que explota el recurso autobiográfico para ahondar en el mundo del Rock and Roll y la crítica musical de los años 70s.

Nos han llamado brujos literarios o moscas de la fruta, pero los periodistas no somos otra cosa que testigos de cargo. Observadores impasibles que ordenan ese ruido de fondo llamado información, retransmitido desde mil y una antenas parabólicas (léase seres humanos) que se parecen, más o menos, a personajes de una película. Que esa película (la vida) sea aburrida o divertida depende, en muchas ocasiones, de quién la cuente y de cómo la cuente. Cameron Crowe empezó a contarla cuando tenía 15 años, una edad en la que más que hablar (o escribir) debería haber escuchado a los que lo rodeaban. Escuchó, tomó nota y nos sorprendio con esta película autobiográfica, fresca, ligera, amable, que limpia la era del sexo y drogas. Ser honesto e inclemente. Ese es uno de los consejos que la irresistible Penny Lane (extraordinaria Kate Hudson) le da al jovenzuelo William Miller (Patrick Fugit) desde su sabiduría de groupie más allá del Bien y del Mal. “Casi Famosos” es una película honesta, pero no inclemente: su mirada es dulce incluso en los pasajes más crepusculares de la historia de los Stillwater, miscelánea de Led Zeppelin, The Who y los Allman Brothers, grupo apócrifo hermanado lejanamente con los protagonistas de ese brillante falso documental que era “This is Spinal Tap”.

No está presente, en este sentido, el cinismo malintencionado de los artículos de Rolling Stone, porque Crowe siente cariño por todos sus personajes, incluida una madre simpáticamente castradora que Frances McDormand interpreta con su acostumbrada e infinita gama de matices. Crowe, excelente guionista (Billy Wilder es uno de sus ídolos, y eso se nota), consigue definir a sus personajes con apenas un trazo, un gesto, una palabra. La voz cantante de la película se apropia del ánimo del espectador con una extraña mezcla de inocencia, pasividad, curiosidad y capacidad de observación, contagiándonos su vitalidad y nostalgia. Sin embargo, llega un momento en el que a Crowe se le ve el plumero y se pone de lado de la conciencia moral de la película (la madre), demostrando que el gritón reaccionarismo de “Jerry Maguire” (su anterior cinta, que tuvo un éxito medio extraño) no era una casualidad. Parece que este niño prodigio tiene que acallar su misteriosa mala conciencia reivindicando extraños procesos de redención que pasan por aceptar el valor de la familia (disfuncional o no) y el amor por encima del arte y el dinero.

En el filme se recrean muy bien los 70s, en la que ya se empezaba a hablar de la falta de "mensaje" por parte de los músicos, y el día a día de una banda de rock con ganas de comerse el Mundo. El joven crítico acompaña al grupo en todo momento y se ve involucrado en todo lo que significa estar rodeado de auténticos rock stars, desde sus comienzos, hasta su gloria. Primeros "bolos", contactos con cazatalentos y ejecutivos de discográficas, apariciones en radios, coqueteos con las drogas y el sexo, las giras, los problemas entre los miembros de la banda...Quizás cabe señalar, que en la película se suaviza bastante el tema del coqueteo de drogas y sexo, y ese camino del exceso queda en pequeñas fiestecillas de roqueros. Salvo este pequeño y prescindible detalle, el resto del filme acerca de un modo muy gratificante cómo se vivía la música rock en aquella época, y sobretodo, la vida de una banda de rock n' roll, que tirando de autobús y guitarras, atraviesan la carretera haciéndonos disfrutar de diversas experiencias. El joven crítico es testigo de cada uno de esos momentos que va escribiendo en pequeñas notas con una idea clara: conseguir que los Stillwater sean portada de la revista que por aquel entonces tan sólo protagonizaban gente cómo los Beatles o los Stones.

Otro de los componentes (no el menos importante) es la música. Crowe la ama y lo demuestra: “Casi Famosos” no sólo es "sobre" músicos sino que "está hecha" de música. Una materia prima con la que crea climas, expresa emociones, postula ideas sobre los verdaderos fans de los cantantes, mira con nostalgia esos discos que son el "ideal" de la hermana de William y luego el de él, que intentará capturarlos con palabras. Si bien la música cumple con un rol importante dentro del filme, lo de Crowe no llega al regodeo. Las secuencias de los recitales, por ejemplo, sólo son utilizadas para hacer avanzar el relato y mostrar la transformación de William (como cuando Penny le quita el lápiz con el que toma apuntes para que se relaje y disfrute). Aunque todas estas criaturas giran en torno de William, el filme nunca abandona el punto de vista de su personaje principal. Por eso se justifican en parte ciertas escenas de "sexo, droga y rock and roll" que pecan de inocentes, o aparecen directamente fuera de campo (porque William no las ve) para el espectador. Lo mismo ocurre con algunas secuencias algo remanadas que, no obstante, cumplen un papel dramático. Como cuando el joven va con su nuevo "amigo", el guitarrista Russell Hammond (Billy Crudup), a una fiesta y el músico toma ácidos, se cree un dios y desde lo alto de un techo salta a una pileta rodeada de adolescentes.

O cuando los integrantes del grupo se pelean por el protagonismo en una remera de promoción y casi terminan separándose. No son tramos del todo lúcidos, pero aportan información valiosa en función de lo que William escribirá sobre la banda en la revista. Que esta película haya sido tomada de la propia experiencia personal de su director Cameron Crowe es sin duda lo más fascinante. Este alucinante y apasionante viaje a las entrañas de una banda de rock y a su mundo, es una de las experiencias más divertidas y genuinamente disfrutable que dio el cine en mucho tiempo. Con un argumento excelente, Crowe dio la obra clave de su carrera sin dudas. Apoyado de la impresionante banda sonora y de un elenco extraordinario, en el que resaltan las composiciones del joven Patrick Fugit, muy comprometido con su rol, de la maravillosa Frances McDormand como la atormentada madre y de la encantadora Kate Hudson, quién se lleva las palmas con su Penny Lane, radiante y divina en cada escena en la que aparece. Relato extraordinario, lleno de una precisión y de una profesionalidad realmente visible, espectacular recorrido por la década del setenta y su música.

"Crónica nostálgica del mundo roquero de los años setenta"

domingo, 25 de julio de 2010

Taxi Driver

Director: Martin Scorsese
Año: 1976 País: EE.UU. Género: Drama Puntaje: 10/10
Intérpretes: Robert De Niro, Jodie Foster, Albert Brooks, Cybill Shepherd, Harvey Keitel, Peter Boyle, Leonard Harris y Martin Scorsese

Cuando me preguntan por mi película favorita, irremediablemente se me vienen a la cabeza una en concreto que destaca sobre las demás; una cinta que aunque sé de sobra que no son de diez técnicamente hablando (aún siendo geniales), logra sin embargo hacer que me estremezca cada vez que la veo, me refiero a “Taxi Driver” dirigida por el genial Martin Scorsese. La cinta narra la historia de Travis Bickle (Robert De Niro), un solitario e introvertido veterano de Vietnam, padece insomio, lo que le permite conseguir un trabajo como taxista nocturno en Nueva York. Con el tiempo, llega a conocer todos los ambientes de la ciudad, desde las mansiones residenciales a los barrios más sórdidos. En una ocasión, se enamora de una muchacha llamada Betsy (Cybill Shepherd) que trabaja en la oficina de un candidato a la presidencia. A partir de ese día siempre detiene su coche en el lugar indicado con la esperanza de ver a su amada, al tiempo que en su cabeza va perfilando la idea de limpiar las calles de la escoria. Además en su vida aparecerá una joven prostituta (Jodie Foster) a quien querrá rescatarla de su proxeneta (Harvey Keitel).

En primer lugar cuando vean la película déjense llevar por esos planos de Nueva York tan bellos rodados desde el mismo coche y relájense con la gran banda sonora de Bernard Herrmann (además fue su último trabajo). “Todos los animales salen de noche. putas, macarras, maleantes, mariquitas, lesbianas, drogadictos, yonquis. enfermos, corruptos. Un día lloverá de verdad y limpiará toda esta escoria de las calles”. Palabras textuales de la voz en off de Travis Bickle, quien ya nos va perfilando su personalidad. En principio, para que una película funcione debe haber nudo, desarrollo y desenlace, o sea, que cada cierto tiempo ocurra algo que impacte al espectador, que le invite a quedarse en su butaca, siempre sin perder el hilo de la historia. Y esta película no sólo logra eso, sino que va mucho más allá, nos regala un guión sutilmente estructurado, con hallazgos a los 10 minutos, a la media hora, alrededor del minuto 50 y antes de llegar al final. Cada secuencia, escena o plano merece un punto y aparte. La cámara recurre al travelling lento y a movimientos de cámara que sólo un autor como Scorsese podría hacer. Él mismo aparece en el filme dos veces: la primera vez mirando sentado a Betsy y la segunda vez siendo un cliente de Binckle. Este papel debía haberlo hecho otro actor pero al final no pudo ser y decidió hacerlo él mismo.

“La soledad me ha seguido toda mi vida, a todas partes. En los bares, en los coches, en las aceras, las tiendas, por todas partes. No hay escapatoria. Soy el hombre solitario de Dios” “God’s Lonely Man”, es una obra de Thomas Wolfe) dice durante la película, el personaje de Binckle que va enloqueciendo, se va transformando en algo que da miedo. Días después de haber comprado una Mágnum 44, un 38 corto, una Colt del 25 automática y una Walther del 380, se encara al espejo, como si retara a alguien diciéndole: “You talking to me?... You talking to me?”(“¿Me dices a mí?..¿Me dices a mí?”). Desde esa escena, la gente suele imitar a De Niro gesticulando y diciendo eso mismo. Paul Schrader hizo el guión en un momento de su vida bastante crítico. Se había separado de su mujer y no tenía dónde vivir. Dormía en su coche o alguna vez en casa de su exnovia. No sabía qué hacer con su vida. Entonces se le ocurrió el personaje del taxista como una metáfora de la soledad del hombre. Eligió el nombre de Travis Bickle porque tiene un punto poético y duro a la vez. “Travis” viene del término inglés “viajar”, como un errante. Y “Bickle” viene de “bicker”, que significa “discutir”. Lo que hace Scorsese es presentar a un tipo aparentemente normal. Pero conforme avanza la película, vamos viendo que ese semblante serio y normal va dando paso a una persona inestable, y paranoica, cuya única vida consiste en su taxi. Ahí es realmente cuando vemos al Travis que Scorsese y Schrader querían mostrar. Un personaje que desvaría, loco, violento, casi surrealista.

En la cinta asistimos a la incapacidad para integrarse del atormentado protagonista y a sus perjuicios, circunstancias que le abocan a una vida estancada tras la guerra del Vietnam. Todo ello va alterando psicológicamente a Travis (de la desasosegante interpretación de de Niro ni hablo. Los actores, todos, parecen más que nunca personajes reales). Un hombre marcado por una vida tediosa, por la sociedad en la que le ha tocado vivir, una sociedad que le rechaza pero con la que comparte prejuicios y que tratará de “limpiar” pese a todo. Poco a poco la ira hará acto de presencia en él. El personaje acabará en un callejón sin salida. Podríamos asegurar, sin embargo, que el torbellino de violencia que desata Travis tiene un fin práctico acendrar de escoria la ciudad para resolver con ello un conflicto mayor y más profundo: el de la redención. El motivo principal que guía a Travis en su festín violento es sacar a Iris del mundo de la prostitución y. de paso, limpiar el mundo de ruines como Sport, el proxeneta de Iris interpretado por Harvey Keitel. La Redención será la que libere del Pecado a las personas para alcanzar el estado de Gracia, trinidad propia de la teología calvinista, en la que fuertemente educaron a Paul Schrader. El intento de rescatar a los esclavos del vicio, de la miseria moral y de la corrupción del alma no cabe duda de que es una laudable misión, por lo que parece evidente que lo erróneo en Travis es el método para alcanzar su fin.

Combatir la corrupción con la violencia otra forma de corrupción, y de las más detestables es crear un círculo vicioso sin salida. Este proceder viene determinado tanto por el pasado como por la situación de marginación social en la que se encuentra en la actualidad. ¿Podemos entonces acusar a Travis de ser lo que es?; ¿no es Travis el producto de una sociedad despiadada e inhumanamente injusta? La respuesta quizá absuelve a la pobre alma perdida que es Travis Bickle. Según Scorsese la línea que separa la locura de la razón es tan simple y delgada como la simple interpretación y desarrollo de un acontecimiento concreto. Al menos junto con Paul Schrader, es una constante que se deduce a juzgar por su exposición. Y la verdad es que “Taxi Driver”, no sólo es una película diferente, sino una referencia del género que otorga un punto de vista nuevo al concepto que se puede tener de un psicópata. Porque no olvidemos que Travis Bickle es un psicópata, un individuo solitario, totalmente desconectado del mundo real y que se mueve o actúa sin criterio alguno, movido por los impulsos que afectan a su ansiedad por lograr una vida normal, en lo que entiende es un mundo contaminado y dominado por la corrupción. De tal manera podemos ver a un ser humano desde muchos ángulos diferentes, porque Travis no se limita a mostrar una faceta concreta sino que reacciona ante su entorno que termina por establecer su actitud en un momento dado. Es en ese punto donde la película es genial, la ambigüedad popular y la noche vista a través de los ojos de Travis mientras conduce el Taxi, así como los pasajeros que recoge, hace que nos replanteemos quién está más loco si el mundo o el pobre e inadaptado Travis.

Recuerdo como si fuera hoy mismo, el impacto que me causó la primera vez que la vi y como me encanto ese camaleón llamado Robert De Niro. Luego, después de haberla revisado un buen número de veces, uno va descubriendo esa cantidad incalculable de detalles que la hacen imperecedera. Para mi es la mejor obra de Scorsese y de la historia. La forma en que está rodada me sigue pareciendo un prodigio. La primera aparición del taxi entre el humo de los alcantarillados es ya todo un alarde de maestría, las atmósferas malsanas y enfermizas de los tugurios que recorre el personaje, y los planos con que Scorsese nos narra la destrucción de la ciudad desde el interior del auto. “Taxi Driver” viene a ser mi película preferida, y es que son tantas veces las que me he visto en la vacía mirada de Travis, o en su cansada voz, que más que una película se convierte en algo personal. Aún así, y gracias a lo que sea; dentro de esta agobiante jaula de asfalto, tengo mis pequeños oasis personales; mi propia redención la encuentro en el cine, en los libros, en la música; en algunos amigos fieles...Es gracias a todo eso, que ahora escribo desde un punto de vista más "lejano" unos sentimientos que bien podía haber escrito en cualquier papel hace unos pocos de años; entonces, no tenía nada de lo que ahora me hace sentir, y fue entonces cuando “Taxi Driver” me ayudó a tragarme esa bilis con menos dificultad. Por eso mismo, hoy más que una crítica le hago un pequeño homenaje. Disfruten de esta joya del cine; pues tiene desde buenas actuaciones hasta un guión espléndido. Los que aún puedan sentir, la entenderán.

“Mi película favorita”

martes, 20 de julio de 2010

Antes del Atardecer

Director: Richard Linklater
Año: 2004 País: EE.UU./Francia Género: Romántico Puntaje: 10/10
Interpretes: Ethan Hawke, Julie Delpy, Vernon Dobtcheff, Louise Lernoine Torres, Rodolphe Pauly, Albert Delpy y Marie Pillet

Ahora me toca terminar lo hecho por mi compañero Adrián, quien comento “Antes del Amanecer”, yo analizare su secuela “Antes del Atardecer”. Jesse (Ethan Hawke) y Celine (Julie Delpy) una vez se conocieron en un tren y pasaron juntos una noche inolvidable paseando por Viena. Prometieron encontrarse de nuevo seis meses después. Han pasado nueve años desde entonces, y Jesse y Celine se vuelven a reunir, esta vez en París. Jesse está de gira promocionando su novela cuando la ve entre la gente en una librería de París. Ella lleva un tiempo viviendo en la capital francesa. Él vive en Nueva York. Jesse inmediatamente decide dejar todo para pasar el tiempo con Celine, de nuevo, esta vez paseando a orillas del Sena. Ambos pasan la tarde en los cafés, en los parques, recordando aquella tarde en la capital austriaca y lo vivido por ambos hasta entonces. Pocas palabras necesitan para comprobar que sigue habiendo lo mismo que entonces.

El amor dichoso no tiene historia. Sólo pueden existir novelas del amor mortal, es decir, del amor amenazado y condenado por la vida misma. Lo que exalta el lirismo occidental no es el placer de los sentidos, ni la paz fecunda de una pareja. No es el amor logrado. Es la pasión del amor. Y pasión significa sufrimiento. He ahí el hecho fundamental de “Antes del Atardecer”. Como ya es sabido “Antes del amanecer”, filme estrenado en 1995 y del que éste es secuela, contemplaba un fuerte desvío. Se trataba de la representación de un amor que prometía, que se proyectaba al futuro, que prometía una concreción a pesar de su regodeo en el presente. Concreción dudosa, tal vez, cargada de obstáculos territoriales y temporales. Es decir, en esta historia de amor había una idea de tiempo, que sucede, que acumula, pero por sobre todas las cosas un amor que nace en el tiempo y que con su bocanada de esperanza parece ubicarse muy lejos de una defunción. El título en este sentido es muy elocuente: todo sucede antes de que todo realmente suceda. ¡He aquí dos seres que pretenden vivir el amor como si no fuera una catástrofe que merece ser vivida!

Ahora bien, la elipsis de nueve años (dentro de la historia pero también entre una producción y otra) trae un fantasma, puesto que ya sabemos que no se ha cumplido el pacto del reencuentro a los seis meses del romance original. Este fantasma es el del amor desgraciado cuya figura sería el gran mito de Tristán e Isolda. Pero no se trata de una reescritura, ni siquiera hay una alusión a esta historia desdichada. Diríamos que se trata más bien de una muy lejana profanación del mito, un referente remoto, casi un coqueteo sobre su simbología o sintomatología en vez de sobre sus contenidos manifiestos. El síntoma de este mito era, el de exaltar un amor cortesano fundado en una fidelidad contraria al matrimonio legal, es decir, contraria a las costumbres feudales. Y fundamentalmente lo que exhibía (a través de algunos velos por supuesto; de otro modo no se trataría de un mito) era, por un lado, la incompatibilidad radical entre el amor y el matrimonio y, por otro, la postergación del amor, es decir, su imposibilidad de "hacerse realidad". Por eso señalamos que más que rememorar la infortunada historia de Tristán e Isolda, “Antes del Atardecer” retoma estos dos añejos elementos de la misma, adhiriendo por lo tanto a cierta inextirpable al parecer herencia.

Sin embargo, no es tan sencillo. Como veremos, el filme por momentos se rebela a esta herencia y por momentos queda atrapado en ella. En primer lugar, la cinta niega instaurarse como una falta, puesto que la trama (y el drama) no se apoya en un adulterio consumado, aunque deje asomar esa posibilidad. Se trata de un amor extra-cotidiano: en esta historia no interesa la rutina de los personajes, sus actividades diarias, sus aburrimientos, no es un encuentro signado por la experiencia del "todos los días". Es un amor de frontera, sin territorio, un amor-pasión signado por el desencuentro, aunque por otro lado sin fatalidad (no hay muerte implicada a pesar de que la muerte de la abuela pueda ser leída como obstáculo del amor) y sin consumación final, lo cual deja afuera la culpa o la elección como posibles operadores de la acción. Solo encontramos un fluir temporal que añora un tiempo no vivido, un blanco que los personajes sólo pueden sintomatizar en los diálogos. La palabra no sólo evoca lo no vivido o no informa solamente sobre lo efectivamente vivido por cada uno, sino que cubre una ausencia. De ahí la verborragia que no admite elipsis temporales ni cortes en los planos, es decir, la fragmentación del espacio.

Es interesante, en este sentido, el largo plano secuencia en el interior del auto en el cual los personajes se sinceran respecto de lo que cada uno cree sentir por el otro, así como las largas tomas que acompañan el deambular de los personajes por la ciudad de París. De esta manera, la filmación en tiempo real colabora en favor de un alejamiento no sólo de convenciones narrativas pensemos cuán extraño resulta en la tradición cinematográfica intoxicar una historia de amor con vestigios documentales sino también de cierta idea de felicidad que se pone en juego en este filme. Idea que condice con una situación social generalizada que vulgarmente se califica como crisis social del matrimonio en tanto institución. Por tanto, podemos arriesgar que a pesar de lo maravilloso de este filme, pensado individualmente, resulta más interesante ver de qué manera se teje un puente entre ambos filmes, y más interesante aun sería ver de qué manera estos dos filmes arrojan cierta idea sobre el mundo. Es decir, cómo se resuelve el amor, no el de Jesse y Celine en particular (no solamente), sino el concepto de amor que arroja Richard Linklater sobre la pantalla. Más que el amor, podríamos decir qué concepto de felicidad se juega en esta historia, en esta narración, y qué concepto de felicidad se juega en nuestra Historia occidental.

Es claro que esta secuela responde a una idea moderna de felicidad y, sin temer cometer una herejía, se puede arriesgar también que “Antes del Atardecer” es un síntoma de la ruina de un modelo, el de familia, o el del matrimonio como institución. Por ello el filme es inconcluso, más que abierto. La felicidad es algo en vías de ser aprehendido, no imposible de capturar; pero su dominio es siempre algo fugaz. De ahí que la cámara no se atreva a intentar registrarla. ¿Qué podría esperarse de la nostalgia una vez consumada? Y es aquí donde el filme queda atrapado en la lógica del amor cortesano. A pesar de todo, lo que ambos personajes aman no es tanto al otro en si, sino al otro en tanto es aquel del cual estoy separado, por fuerzas inmanejables. Lo que posibilita una gran pasión es, después de todo, lo que la obstaculiza. Aún en el siglo XXI. En "Antes del atardecer" se cuenta una historia de amor retomada en el tiempo, y lo hace muy bien, usa una narración clara y concisa, contándonos la historia dando importancia a la historia en sí, poniendo el protagonismo en quien debe estar, en los actores principales (creíbles en su papel, demacrados en la vida real nos muestran con crudeza la ficción). Pero el rasgo que más significo es la capacidad que tiene esta película de arrastrarnos en la historia de amor, en hacérnosla creer, en hacernos partícipes de la misma.

"Un reencuentro apasionante”

domingo, 18 de julio de 2010

Antes del Amanecer

Director: Richard Linklater
Año: 1995 País: EE.UU./Francia Género: Romántico Puntaje: 10/10
Interpretes: Ethan Hawke y Julie Delpy

Hola amigos cinéfilos discúlpenos por alejarnos del blog sin decir nada, esta interrupción fue algo que teníamos que hacer para el bien de los editores, ósea nosotros y del blog, siempre es bueno dar un suspiro, pero no se preocupen hemos regresado a nuestras andanzas y con más de lo mejor del cine, aunque los posteos no serán frecuentes, le prometemos que no les defraudaremos, ya esta todo listo, así que empecemos y que mejor que iniciar este retorno con una gran película como es “Antes del Amanecer” de Richard Linklater. La sinopsis es la siguiente, Jesse (Ethan Hawke) es un joven periodista norteamericano (que acaba de romper con su novia) entre un viaje de tren de Budapest a París conoce casualmente a Celine (Julie Delpy), una bella estudiante francesa, ambos entablan una conversación, así entre los temas que tocan están el amor, la muerte, de la vida y de un futuro que no compartirán... o a lo mejor sí. Una bonita película, de sencillo pero cautivador guión, ideal para corazones inquietos.

En el cine como en el fútbol, se dice que lo más complicado es hacer que lo difícil parezca simple. Y eso es precisamente lo que hace Richard Linklater con esta pequeña gran joya del cine romántico. La película mírese por donde se mire desborda originalidad, tanto en su concepción como en su realización. Es una película muy sencilla a la vez que arriesgada, los personajes tienen una química muy especial entre ellos y eso hace que la película no sea aburrida sino todo lo contrario, tiene un cierto efecto hipnotizador y absorbente gracias a los diálogos interminables y a los escenarios en los que se desarrolla. Hawke y Delpy parecen haber sido concebidos con el propósito de interpretar a unos mágicos Jesse y Celine, que juntos nos hacen pasar momentos realmente bonitos, ruborizantes, y hasta incómodos, como si fuésemos nosotros mismos los que estamos viviendo esa situación. Reducir a dos personajes toda la película es una tarea arriesgada que requiere gran variedad formal, una selección perfecta de la música para que no distraiga, y una fotografía digna de las mejores postales. Todo eso lo tiene “Antes del Amanecer”.

La base que soporta a este filme es el diálogo constante entre dos personas desconocidas, que coinciden en un tren, y pasan un día juntos alrededor de Viena. No hay un tema básico, no hay un problema que resolver, no hay una meta que conseguir, no hay nada. Solo son las ideas de dos personas al respecto de las cosas y los casos de la vida. Si se me planteara escribir el guión para esta idea, me luciría muy difícil. Cuán inteligente tiene que ser un guión para soportar 101 minutos de solo conversación, sin mayor apoyo de personajes secundarios, y sin ninguna acción de ningún tipo que ayude? El guión de "Antes del Amanecer" es suficientemente inteligente para hacerlo, ya que los ciento y tantos minutos de este filme transcurren rápidamente, y al final de la película uno siente cierta tristeza, de tener que dejar de escuchar los pensamientos de estos dos encantadores personajes. Me fascina la manera en que la cámara sigue a Jesse y Celine en su deambular por los parajes más reconocibles vieneses: Schönbrunn, la Ópera, el Prater, la Ringstrasse, los puentes del Danubio, etc.

Richard Linklater hace un cine que funciona a la manera de una cámara presurizadora. El efecto que tienen sobre el espectador sus películas surge del contraste y la interacción entre el interior y el exterior de la propia obra. Hablamos entonces de un cine de espacios acotados, de mundos regidos por normas particulares, temporales, espaciales o genéricas. Aunque pueda parecer que la película de Linklater funcione como una fábrica de recuerdos, también nos habla sobre cómo la memoria define nuestra personalidad, y sobretodo cómo deformamos los recuerdos para poder seguir viviendo. El cine de Richard Linklater, construido sobre ejercicios intelectuales sofisticados, lleno de personajes con los que identificarse con facilidad, parece ser consciente de que su existencia bajo la mirada del espectador es limitada, efímera. Podría decirse que existe sólo para el recuerdo. Es un cine que olvida trabajar ciertos sentidos (el olfato, el tacto y el gusto) para fortalecer su existencia abstracta, conectada a una forma híbrida entre la memoria y el sueño.

Este filme esta dentro de aquellos que más he disfrutado. Como dije me encantan los diálogos, las conversaciones tanto de temas triviales como de temas más profundos me fascinan, el inicio de una historia de amor que tiene prisa en desarrollarse ya que los personajes tienen un solo día para conocerse y enamorarse, y el final es de lo mas bello, nos quedamos con un buen sabor de boca, esperando fervientemente que Jesse y Celine lleguen a un acuerdo, intercambien números de teléfono, o queden en algo seguro…pero no, ya saben como termina y nos quedamos esperando. Esta película que no parece una película. Parece una historia real donde tenemos el privilegio de estar cerca para sentir y sentirnos útiles en este mundo. Que actuaciones tan memorables la de este par de actores. Todo el peso recae sobre ellos y no les emerge falsedad ni por un segundo. Parece como si estuvieran realmente viviendo ese momento mágico de encontrar la persona de sus vidas. Gran riesgo del director que termina creando un filme memorable. Sin apostarle a efectos especiales ni relaciones lacrimógenas Linklater nos regala una verdadera obra de arte.

Creo que nunca una historia de amor se había contando con tanta simplicidad y tanto arte...Es realmente una película para todos aquellos que creemos en un amor que no dista demasiado de la amistad, un amor sencillo y profundo alejado de las historias americanas. Puedo decir que hasta fue gracioso comprobar que esa película tiene tanto de realidad como la vida de cada uno de nosotros, y que en cada escena había algo muy parecido a fragmentos de la vida de cada uno...Bello filme, en el próximo post nuestra compañera Mabel nos hablara de su secuela “Antes del Atardecer”, que están maravillosa como esta, no miren la historia en desorden, si se encuentran con "Antes del Atardecer" en el camino, guárdenla para después y disfruten primero de esta primera parte.

"Una sencilla pero maravillosa cinta"