Año: 1967 País: EE.UU. Género: Drama Puntaje: 07/10
Interpretes: Harvey Keitel, Zina Bethune, Ann Collette, Lennard Kuras, Michael Scala y Harry Northup
Cuenta la historia de J.R. (encarnado por el entonces debutante Harvey Keitel), un joven ítaloamericano, que junto a sus amigos deambulan por “La Pequeña Italia”. Paralelamente vamos conociendo como el protagonista va estableciendo una relación con una chica (Zina Bethune), de origen distinto, que vive independiente y posee una distinta moral. Él se siente muy atraído por ella, pero rehúye al sexo, al que sólo concibe dentro de un posible matrimonio, hasta que ella le cuenta que fue violada lo que echa al traste su concepción de ella. Entonces J.R. se echa a la depresión y al abandono. En líneas básicas esta es la línea argumental final, pero no fue así concebida en un principio, ya que el guión tuvo bastantes peripecias. Fantástico debut de Martin Scorsese, precedente claro de gran parte de la filmografía del director. Estilísticamente inspirada en la “nouvelle vague”, con una radiante fotografía en blanco y negro.
¿Quién Llama a mi Puerta? es el primer largometraje que hizo Martin Scorsese. Ya había realizado tres cortos, dos de ellos de gran factura y uno de ellos pues nada del otro mundo. El que no es nada del otro mundo es “What´s a Nice Girls Like you Doing in a Place Like This” (1963), que es la historia de un hombre que se obsesiona con un cuadro y termina metido en él. Después hizo “It´s Not Just You, Murray” (1964), en el que ya vemos a un Scorsese que experimenta y busca un estilo propio. Primer obra donde explora temas personales como son la vida en “La Pequeña Italia”, la significación del catolicismo y esa obsesión de algunos con los bienes materiales, por los que harían lo que fuese. En el año 1967 vendría una obra maestra, el cortometraje pacifista “The Big Shave”, en el que vemos a un hombre que entra a un baño blanco inmaculado, desnudo pero con una toalla blanca en la cintura y comienza a afeitarse. Una vez que termina sigue afeitándose y afeitándose hasta que se corta la cara, pero esto no lo detiene y sigue y sigue hasta que termina cortándose el cuello. Visualmente es tan poderosa y su trama es tan impactante en su sencillez que de verdad la considero una de sus mejores trabajos.
La película, a pesar de no ser una obra mayor, sí que tiene elementos técnicos muy destacables como son un manejo virtuoso de la cámara, el uso de imágenes congeladas, un montaje innovador que roza lo experimental, además de una sobresaliente puesta en escena. Todo ello teniendo en cuenta el escaso presupuesto que impidió rodar más escenas en exteriores. La escena más sobresaliente, quizás la más cuidada y que evidencia un notable dominio en la dirección es en la que el protagonista J.R. conoce a la chica (a secas, no tiene nombre alguno en el guión) en la estación del ferry que cruza a Staten Island. Allí se establece un primer contacto, contado con especial cuidado, con unos diálogos magistralmente rodados, en un espacio reducido (ambos sentados en un banco) pero que está resuelto con una enorme variedad de planos y ángulos que acompañan la conversación. También podemos destacar la de una fiesta que hay en cada de uno de los amigos donde todos los hombres se encuentran tomando, fumando y echando broma. Un largo paneo de derecha a izquierda que se repite en distintos lugares de la casa, siempre con el mismo paneo es algo impresionante. Otra ocasión es la escena final en la Iglesia, donde vemos las imágenes de lo santos con una música de rock and roll que inmediatamente nos hace sentir incómodos. Los eternos temas de Scorsese ya están aquí presentes: la culpa, la redención, el hombre que quiere ser bueno pero no sabe cómo hacerlo, los amigos y el barrio que ha marcado a cada uno de tal manera que no pueden separarlo de sus vidas diarias.
Con una inusitada, nostálgica y represora simbología religiosa y como un descarado homenaje al mundo del cine (y del western en particular) y de la radio... la introducción de la música como potenciador de relieve (influencia clave en las generaciones venideras), Scorsese debuta detrás de las cámaras con la ilusión vital del becario en busca de autosatisfacción y condescendencia y con el ánimo de aquel que se sabe tiene un diferente distinto al del resto de los mortales...Como una expresión minimalista, aún lejos en las formas de sus majestuosas, sobrecargadas y barrocas producciones posteriores, Scorsese, director y guionista de esta cinta, nos introduce en su particular universo de desorientación, violencia y desesperanza, con una ambientación y actuaciones que por momentos recuerdan el neorrealismo italiano, así como un ligero regusto a sabor Kubrickiano en alguna de sus escenas... La primera escena rinde homenaje al estilo clásico mientras inyecta un aire de renovación mediante dos pilares del realizador: el montaje y la música, fuerza impalpable que empuja la nueva oleada juvenil como principal valla de ruptura con la generación previa. Un momento familiar, de una mujer preparando la comida, que resume la ascendencia italiana, los símbolos católicos y el anacronismo de un blanco y negro muy granulado que, de una forma un tanto esnob, enarbola sus intenciones independientes.
Todo ello con el transfondo de su querida Nueva York, fotografiada en el citado blanco y negro de la cámara de Michael Wadleigh y con el debut también en los escenarios de dos actores con suerte dispar posterior a esta obra; el reputadísimo y requeridísimo Harvey Keitel, actor fetiche en los comienzos de Scorsese y quien desde entonces el ritmo de su filmografía aumenta cada año con una media de casi dos películas...La otra protagonista, la actriz Zina Bethune, se quedó en su papel de chica sin nombre, pues esta cinta no es una película donde se describa la profundidad psicológica de unos caracteres, sino más bien la proyección de algunas de las inquietudes de juventud del cineasta itlalo-americano... Las cosas cambian a cada momento, lo decía Bob Dylan y , “¿Quién Llama a mi Puerta?” Es el primer paso de una evolución evidente, llamada a la continuidad temática y temporal. Ya se perciben tics formales, la mencionada anteriormente tendencia a la referencia cinéfila y/o musical, y un arrojo narcisista con excelentes resultados de estilo, aunque a veces no casen con la crítica y el público.
Por otro lado, de Scorsese me encantan cuando suenan canciones enteras ilustrando una escena, generalmente son temas que poco tienen que ver con las imágenes, como por ejemplo el tema de los Searchers en la escena de la violación (un tema ligero en una escena trágica), o temas Doo Wop (The Genies) mostrando la desolación de J.R. mientras deambula por la calle. Con el tiempo esto se convirtió en habitual en Scorsese, tambien podemos escuchar el gran tema “The End” (The Doors). La selección musical, es fantástica y ya digo, encaja como la seda en la historia: Cuenta la leyenda que las escenas subiditas de tono Scorsese las metió a propósito y con primeros planos para encontrar rápidamente un distribuidor para la cinta...A Scorsese le debemos muchas horas de entretenimiento y deleite, y sin duda su comienzo es una película que seguro te sorprenderá por su potencia y rabiosa actualidad...Aquí les dejo un trailer de la película, que es muy sugestiva, pero este era el Scorsese de antes.
“Grandioso debut de un grande: Martin Scorsese”
Henry gracias por hacernos acordar quién era Martin Scosese, una gran película con aires "Indie", una pela media caleta, ojala que sigas con más de los primeros trabajos del gran "Marty".
ResponderEliminarNo la he visto pero sería interesante mirar la primera obra de Scorsese, así denotar los rasgos de su filmografía.
ResponderEliminarGracias por los comentarios, y sí seguire repasando los primero trabajos de Scorsese, porque me parece interesante los inicios de su carrera, ya que puede notar algunos aspectos que utilizara en su filmografía porterior.
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