miércoles, 2 de junio de 2010

Mystery Train

Director: Jim Jarmusch
Año: 1989 País: EE.UU. Género: Drama/Road Movie Puntaje: 08/10
Interpretes: Masatoshi Nagase, Youki Kudoh, Nicoletta Braschi, Cinqué Lee, Screamin' Jay Hawkins, Elizabeth Bracco, Tom Noonan, Steve Buscemi y Tom Waits

Cuenta la historia de unos adolescentes japoneses en peregrinación a Graceland (casa de Elvis Presley). Si hay una película de este peculiar director que sin miedo pueda ser considerada como un puzzle cinematográfico esa es “Mystery Train”. Mucho más compleja sus tres anteriores filmes, en esta Jarmusch opta por el camino difícil: deconstruir el relato e impregnarlo de la marca de la casa. A pesar de que la cinta esta compuesta por tres historias que componen el mosaico particular, comparten una misma línea temporal y espacial, el director acude al montaje paralelo escapando de los convencionalismos lineales. Una misma noche, una ciudad característica, un disparo y una serie de vínculos que hacen nexo entre las tres historias "Mystery Train” se convertiría así en la película más dinámica de Jarmusch, hasta esa fecha; la más mixta en movilidad de planos, así como la más tensa y activa' de su filmografía.

La cámara fija sigue siendo predominante en aparición, pero los travelings laterales, en esta ocasión, toman mayor importancia, pues como dinámica de tren, los personajes se movilizan de lado a lado demostrando direccionalidad y divagación. Jarmusch, a esas alturas, ya hizo un semidecálogo de su cine, en el cual la errancia y la inactividad dramática son sus más resaltantes leyes expresivas. El por qué del título sólo puede atribuirse a los aires poéticos que alcanza el director en todas sus películas. Jarmusch es un artista indiscutible y no pueden pasarse por alto según qué detalles. La película empieza y acaba de la misma manera; un plano de un tren que, como canta la canción, lleva en él numerosos misterios. Mientras que lo que en “Extraños en el Paraíso” servía de vehículo a los personajes era un coche y al final de la cinta, también un avión y en “Bajo el Peso de la Ley” era una barca, en esta ocasión Jarmusch elige un tren, medio que para Jarmusch queda ligado al misterio y la evolución. El viaje aquí sucede fuera de campo, fuera de lo que abarca la película. Ya partiendo de esto, podemos empezar a tener en cuenta las diferencias formales y estructurales con respecto de las tres anteriores. A continuación la descripción de los tres segmentos que forman la cinta.

“Far from Yokohama”: Es una road-movie, pero hacia atrás. Jarmusch hace que sus viajantes vivan la acción parando su viaje y estacionando su tren. Con la pausa en sus caminos y sin moverse espacialmente, los personajes evolucionan y viven la experiencia de un viaje de estas características. ¿Quién dijo que no había road-movie sin cambio de escenario? Jun y Mitzuko llegan a Memphis desde Yokohama tras la estela del Rey del Rock&Roll. Conformando el modelo que conocemos del típico turista que pretende conocer mucho en pocas horas, se recorren la ciudad en busca de los estudios de grabación de los grandes genios del Rock. Cansados, se alojan en la habitación de un hotel cutre en el que hacen el amor apasionadamente. En una secuencia magníficamente rodada donde la cámara los observa desde el techo en un brillante picado, la luz incide sobre ellos, regenerando su aura. De fondo “Blue Moon” de Elvis Presley por la radio. A la mañana siguiente, unos minutos antes de abandonar el hotel y la ciudad y emprender así un camino hacia otros puntos marcados en sus guías, un disparo suena cerca.

“A Ghost”: Luisa, una italiana desesperada que decide pasar deambulando perdida por la ciudad las horas muertas que le quedan hasta que el avión que les llevará a ella y a su marido (muerto) de vuelta a casa, En un restaurante en el que la italiana busca un poco de tranquilidad, un extraño la aborda contándole una historia peculiar: asegura el buen hombre que ha visto el fantasma de Elvis. Alucinada, acaba compartiendo habitación con una joven a la que acaba de abandonar el novio, Dee Dee. En mitad de la noche, a Luisa le despierta un azote: el fantasma del mismísimo Rey que pasaba por allí y que carece de ningún sentido ni sirve en absoluto para la trama argumental, pero que en cambio, viene a confirmar por si aún quedaba alguna duda, que Jarmusch no se estanca en ningún género concreto. A la mañana siguiente, mientras las dos mujeres se despiden, un disparo suena de fondo. “Lost in space”: Johnny acaba de perder a su novia. Will, su mejor amigo y Charlie, su cuñado, deciden consolar sus penas con el alcohol y el aire fresco de la noche de Memphis. Tras diversos incidentes debido al estado de sobriedad de los tres amigos y acercándose peligrosamente al género policiaco, acaban pasando la noche en la habitación de un hotel. Al despertarse la mañana siguiente, y aún con efectos de la borrachera de la noche anterior, Charlie, en un forcejeo con un arma, acaba hiriéndose en la pierna.

La economía expresiva de las secuencias de los japoneses, donde los diálogos por poco desaparecen, facilita el lucimiento de la narración audiovisual del relato de Jarmusch. Seguramente sea este primer segmento el más logrado de toda la película. Cuarenta minutos le bastan a Jim para sintetizar todas las premisas que trataba de hacernos llegar desde “Extraños en el Paraíso”. Una constante que arrastra desde entonces es la del personaje gracioso que adopta el rol de payaso. Una persona humilde, optimista, alegre, ingenua y vital que nos aparece como la encarnación de la estupidez supina y ridícula. Roberto (Bajo el Peso de la Ley), Mitzuko y Helmut el taxista neoyorquino de “Noche en la Tierra”, perdedores innatos, despiertan la compasión del espectador y crea entre ambos una tensión empática que los une a lo largo del metraje. Y a pesar de esa mirada divertida e irónica a los personajes, por cierto, reparto coral, novedad en el cine del director, esa atención especial y dedicada por definirlos, a Jarmusch no se le olvida lo que le movía la cámara en sus primeras obras. La búsqueda de un tratamiento eficaz para la sociedad Americana que sufre las consecuencias de la década de los 70. La América profunda y enferma que no reconoce como suya la dolencia y por tanto no puede, ni quiere buscar cura.

Todos los personajes de su historia buscan con cierto entusiasmo la plenitud contextual, Jarmusch atribuye a un sitio en especial (Graceland, la tierra del “Rey” Elvis) la calidad de receptor de esas ilusiones, propone un lugar de desencanto, un seudo paraíso tangible desconsolador, y hasta peligroso ¿Qué mejor lugar para pensarlo como mundo ideal que la tierra del Rey? El reino del rock, y el de las euforias desmedidas, asienta con la cabeza en negación para las expectativas infundamentadas de sus visitantes. “Mystery Train” se divide en tres episodios, tres historias que juntas proponen como si de una sola se tratara; pues van anexadas (enganchadas) por la percepción del espectador para con el ambiente retratado, proponiendo integridad al relato dividido con rostros diversos pero contextos compartidos. Todo esto para generalizar la idea de desilusión conjunta, y diversa, con aumento progresivo. Esta cinta es la película más compleja de Jarmusch. Y con ella vuelve al color para decolorarlo, alude a la actividad y dramatismo para desinflarla ante los ojos de todos, apela al movimiento para denotarlo como lineal y soso. Jarmusch hace entrar al tren a su encuadre al principio de su película, asimismo que lo hace salir al final. El tren entró ilusionado, dudo que haya salido con la misma emotividad...

“Una película embriagadora y seductora”

No hay comentarios:

Publicar un comentario