Año: 1953 País: Italia Género: Drama Puntaje: 9.5/10
Interpretes: Franco Fabrizi, Franco Interlenghi, Alberto Sordi, Leopoldo Trieste, Leonora Ruffo y Lida Baarova
Ambientada en Rimini, ciudad natal de Federico Fellini, “Los Inútiles” se centra en las historias y aventuras de un pequeño grupo de amigos (Alberto, Moraldo, Fausto, Leopoldo y Ricardo) que pertenecen al género de los “buenos para nada”, que habitan en un pueblo italiano y que se dedican a hacer lo menos posible a pesar de ya rondar los 30 años de edad. Mientras algunos anhelan escapar de esa vida para buscar una mejor oportunidad en alguna otra ciudad, otros intentan sobrevivir a pesar de sus errores y compromisos adquiridos inintencionadamente, todos sumergidos en una mediocridad que se solapan los unos a los otros. A ver, antes que nada aclaro que es una película con la que uno se encuentra, por lo menos en mi caso, me sentí muy identificado y por eso la recomiendo mucho; no me atrevería a decir que es un filme al que hay que ver obligatoriamente, como suele decirse, pero sí que todo buen amante del cine va a saborear y a degustar como toda gran película. Me fascina el hecho de que Fellini haya filmado la vida de unos cuantos “inútiles” y que le haya agregado esa pizca sutil de ironía que envuelve a todos, todos, y cada uno de los personajes. En especial a Fausto. Sin el tono burlón que recorre a la hora y media que dura esta película, no sería entonces lo que es: una de las primeras grandes obras de este director.
Antes de meterse en sus personalísimos relatos oníricos, que despertaban tanta admiración como odio hacía él, Federico Fellini empezó su carrera con películas con tono amargo de melodrama a la italiana, mitad estilo neorrealista y mitad también "toque Fellini", pues el maestro italiano siempre tuvo ese "toque" personal e intransferible, como demostró en su primera película en solitario y anterior a la que comento aquí, me refiero a "El Jeque Blanco" (1952), con inteligentes toques de humor absurdo. Aquí también mete esos toques, aunque menos, al adoptar un tono más melodramático y amargo, en una dura y a la vez tierna visión de un grupo de amigos residentes en un pueblo cualquiera de la Italia de posguerra, que prefieren pasar el tiempo haciendo el gamberro que en vez de hacer algo más útil. Uno de ellos deja embarazada a la hermana de otro, y aunque intenta huir, es obligado a casarse por su iracundo padre. Aunque luego nace el hijo y parece volverse más sensato, no es así: en su trabajo en una tienda de antigüedades, acaba liándose con la esposa del dueño, es despedido, y la esposa del chico, harta, se marcha... Es uno de los varios argumentos de la película, lúcida muestra de la Italia de la época: un hijo con una madre posesiva, un escritor frustrado que quiere conocer a un famoso actor para mostrarle sus obras teatrales, y otros.
Fellini retrata la Italia de la posguerra, un país en plena recuperación, pero con miseria y necesidad, el director nos pasea entre unos jóvenes que nunca han conocido el hambre o el sufrimiento. Mirémonos al espejo, pues casi todos nosotros somos como ellos. Su vida consiste en salir de fiesta por la noche, al bar o el billar, intentar ligar con alguna de las chicas del lugar, llegar tarde por la noche, dormir hasta el mediodía, y repetir la misma rutina día tras día. Los personajes comparten el aburrimiento, sinónimo de desánimo, la ociosidad que provoca la falta de expectativas. La misma actitud de falta de respeto por los demás, que no es otra cosa que falta de respeto por ellos mismos. Inconscientes de su propia impotencia y falta de genio para ello, se engañan a sí mismos asegurando que cualquier día tomarán una determinación y se irán a buscarse la vida, ignorantes de su inutilidad. Ese carácter de la alta burguesía mediterránea que contrasta con el espíritu emprendedor nórdico, y por eso el turismo es tanta bendición. La película fue homenajeada en "Cinema Paradiso" (1988), ya que es una de las que se proyectan en aquel cine siciliano de los años 1950. El reparto de "Los Inútiles" tiene a Leopoldo Trieste (Quien casualmente también trabajó en "Cinema Paradiso" como el irritable Padre Adelfio).
Fellini rueda sin estridencias; de esto ya se encargan algunos de los actores, que en la línea habitual de la comedia clásica italiana, son bastante histriónicos, aunque aquí no se trate de una comedia precisamente. En cualquier caso, no va mal con los papeles que interpretan. Aun no era el tiempo de los excesos formales del director de “Amacord” (1973). La música corre a cargo del siempre competente Nino Rota, que junto con una fotografía muy lograda (la película se nota que está rodada con muchos medios para lo que se estilaba en la época, prueba de la confianza que ofrecía el guión y el casi novel director) la dotan de un aspecto visual muy conseguido, sin nada que envidiar a las producciones americanas del momento (salvo quizá el color). En plena época neorrealista en el cine italiano, Fellini, co-inventor del movimiento, se decantó por una cinta bastante alejada de las que se realizaron bajo esta premisa, aunque no por ello deja de tener algunas influencias de dicho movimiento, como ese niño que se levanta para ir a trabajar a la hora a la que vuelven de sus fiestas los inútiles. El guionista de “Roma, Ciudad Abierta” (1945) y “Paisà” (1946) cambia de ambiente aunque no de registro, manteniendo ese estudio casi entomológico de sus personajes, a los cuales se puede aplicar que miseria no es sólo sinónimo de pobreza.
Los jóvenes que aparecen en la película no están tratados con desprecio por Fellini, más bien con cierto cariño, quizás sean los espectadores quienes más les critican. Yo no les veo como un cáncer de la sociedad ni nada parecido, en muchas cosas me veo afín a ellos, y no pienso que sean infelices, al contrario, pienso que algunos de ellos intentan ser más felices que la gente que vive en su pueblo, y por eso intentan huir a Roma para poder disfrutar. Está claro que huyen de sus responsabilidades, pero ¿porqué no hacerlo?, no critico ni alabo esa actitud, sólo que me parece una actitud lógica el querer vivir como cuando se es un niño o un adolescente, haciendo en todo momento lo que quieren. Tampoco veo más digna la actitud de muchas personas que no se preguntan que piensan de la vida, simplemente llegan a cierta edad en la que sin preguntárselo actúan como autómatas y afirman que el trabajo es algo que dignifica a las personas, y no es algo con lo que esté del todo de acuerdo, pienso que depende de muchos factores, desde el trabajo, la persona, etc. Esa postura quizás sea más cómoda, y desde ella se pueda criticar con facilidad a personajes como los de esta película, porque en cierta manera pueden sentir envidia de personas que no eligieron el mismo camino de ellos, sin su misma visión del mundo, equivocada o no, pero seguramente en muchos casos menos impuesta y no pensada como la de ellos.
Está claro que algunos de los amigos se llevan algún golpe, pero no necesariamente por la vida que llevan, quitando el caso de Fausto; en el caso de los demás pienso que es algo natural, a cualquier persona le ocurren estas cosas, cualquiera se desilusiona, se lleva golpes en la vida. "Los Inútiles" es un filme que por su temática y época hay que enmarcarlo dentro del neorrealismo italiano de posguerra. Aún así se desmarca del sentido más profundamente humano e incluso trágico de otras películas coetáneas ("Ladrón de Bicicletas”, " Umberto D ", por citar dos ejemplos). En esta diferenciación entra en juego el guión y la dirección de Fellini que hacen que la película transcurra por derroteros tragicómicos y un tanto irónicos. De entre todos los actores sobresale la grata presencia de Alberto Sordi que dota de mayor sarcasmo y gracia al filme. Teniendo en cuenta que el cine más personal y profuso de Fellini se caracteriza por el uso de tramas oníricas y turbadoras, esta película se desmarca en buena parte de dichas características. Estamos, pues, ante una película realista o más bien costumbrista, atendiendo al tiempo en que fue realizada y a tono con el estilo imperante italiano de aquella época. Pero narrado en forma de recuerdos autobiográficos que la convierten en la obra más sobria y más poética del autor, trascendiendo con mucho el simple retrato descriptivo. Además, en la realización, especialmente en las varias secuencias corales, se esboza ya la maestría del Fellini posterior. Una descomunal película de un director que quizás llegó a la maestría demasiado pronto.
"La primera gran obra de Fellini"
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