Año: 2006 País: Japón Género: Animación/Fantasía Puntaje: 09/10
Productora: Madhouse / Sony Pictures Entertainment Japan
El psiquiatra Atsuko Chiba ha desarrollado un método de terapia revolucionario denominado "PT", un prototipo de máquina experimental gracias a la cual es posible introducirse en la mente de los pacientes para tratar sus ansiedades. Pero uno de los modelos de “PT” es robado del laboratorio y comienzan a utilizarlo para invadir las mentes de sus creadores, destruyendo sus personalidades mientras duermen. Kon nos muestra a toda una galería de personajes que protagonizarán esta función, todos ellos estereotipos del anime que por primera vez en muchos años en el género, consiguen con una personalidad tremendamente definida ser más que meros dibujos animados. Tenemos a un científico bastante alocado e infantil, un anciano que resulta ser la voz de la conciencia aún con sus idas mentales, a un detective, e incluso a la mujer que es fría pero que se descubre interiormente como una joven alocada. Pero lo importante aquí no es la presentación de personajes, sino el viaje onírico al que nos somete Satoshi Kon, un viaje por las profundidades de la mente, de los sueños y las pesadillas y que copa todo el protagonismo. Este viaje para muchos podría tornarse denso, por eso, ante todo hay que ver esta película con la mente clara y despejada, porque la complejidad de los hechos que desencadenan la catástrofe final es tal, que para llegar a comprender bien del todo este filme seria incluso aconsejable verlo una o dos veces.
En “Paprika” (escrita por Kon junto a Seishi Minakami) la excusa argumental es la creación de una máquina que permite a alguien introducirse en la mente de otras personas, provocando cambios que pueden llegar a ser desastrosos. Kon nos sumerge en una serie de espectaculares fantasías que llegan a confundirse con la situación “real” de los personajes que llevan la investigación. Desde la escena inicial, donde vemos un vibrante y confuso sueño que contiene claves de lo que ocurrirá a continuación (otra seña de identidad en la obra del director), la película es un continuo viaje donde las diferentes subtramas se van entrelazando y los diferentes personajes van descubriendo el sentido de lo que pasa a su alrededor e incluso dentro de sí mismos. La resolución de una trama misteriosa que resulta ser mucho más compleja y peligrosa de lo que parecía en un primer momento es otro de los habituales recursos del director, muy efectiva para mantener al espectador pegado a la pantalla. La banda sonora de Susumu Hirasawa es otro elemento sobresaliente, se acopla estupendamente al carrusel de emociones planteado por Kon. Lo cierto es que siempre he admirado al director Satoshi Kon, es bueno saber que hay alguien con una mente creativa e ideas excelentes. Y es que desde su ópera prima “Perfect Blue”, Satoshi Kon ha ido madurando y madurando, demostrando en el 2004 con "Paranoia Agent" que es capaz de llevar su imaginación hasta límites incluso algo difíciles de seguir (aunque todo es cuestión de estar atento y ver la serie sin ideas preconcebidas).
Kon nos sorprende con nuevas dosis de extrema imaginación, sin romper en ningún momento la lógica ilógica que tienen los sueños, es decir, sin salirse de lo absurdo y enredado que puede llegar a ser un sueño (o una pesadilla, claro está), Kon nos expone una historia ya de por sí originalísima, y atrevida en el sentido de que se arriesga con el tema de los sueños, uno de los hechos más difíciles de explicar para el ser humano. Kon no se limita a añadir elementos inexplicables y situaciones mareantes, sino que nos expone una nueva manera de entender el mundo de los sueños, de una incredibilidad absolutamente creíble. Los personajes y su caracterización son más que satisfactorios, ya que vemos en cada uno de ellos una personalidad propia y absolutamente definida. Destacamos a Paprika, que no es sino la "versión" sueño de la doctora At-Chan, un personaje frío poseedor del papel más importante el cual se va desarrollando poco a poco en una historia aparentemente sin un sentido específico a medida que avanza, pero nadie dijo que no había que estar al 100% pendiente de la película para entenderlo todo. No es una película para niños, ya que cuenta con varias escenas que llegan incluso a ser desagradables, y otras pocas rozando el cine de terror, pero todo ello dentro de una maestría visual impresionante, sobretodo en el momento de la representación de los sueños, lleno todo de objetos protagonizando un desfile, robots gigantes y cambios de cuerpo y espacio repentinos (¡como en los sueños mismos!).
Si ya “Perfect Blue” partía de esqueleto novelado, la incidencia en la adaptación convierte a Satoshi Kon en uno de esos directores con enorme personalidad, que tirando de material ajeno, lo transforman en propio: tanto en la enfermiza, malsana y pesimista (aunque excelente) “Perfect Blue”, como en “Paprika”, Kon ha gozado de una libertad plena en la adaptación sólo equiparable a la que tenían directores como Stanley Kubrick. El resultado no puede ser más personal. Siendo tan difícil llegar al terror y clímax final de “Perfect blue”, “Paprika” no desmerece en resultado precisamente por el enfático tratamiento de los mismos temas, obsesiones y paranoias: siendo “Paprika” más floja en soluciones e intriga, es más poderosa en los elementos que Kon ya venía construyendo como propios de su universo; y así confirmándolo. Y es que el universo de este artista atrae; pues en él se percibe como en ningún otro autor, la mezcolanza forzada tan dispar entre el modo de pensar japonés y la invasión de iconos occidentales; siendo casi siempre mal entendidos y produciendo los más inverosímiles contrastes. Kon no sólo lo describe en un desfile surgido de sus sueños, también utilizado por Miyazaki; es más bien en lo urbano, donde sus heroínas son occidentales superlativas e hipertróficas. La imaginación que imprime a sus obras es tremenda, y ese surrealismo tan “Light” es atrayente. Me encanta cómo plasma el mundo de los sueños, cómo trata de interpretarlos pero sin hacer demasiado hincapié, y cómo se hace que cualquier cosa sea posible, desde la desintegración del escenario como si fuera de una obra de teatro, las deformaciones que sufre, la animación de los objetos, la evasión de las leyes de la física... Sin duda, es lo que más me enganchó de "Paprika".
Lo cierto es que lo que mejor se aprecia dentro de esta película es su experimentación en torno al mundo onírico. Lejos de plagiar a David Lynch, Luis Buñuel o Terry Gilliam, Satoshi Kon se ha preocupado sinceramente por tocar de una nueva manera la representación de los sueños, siguiendo con fidelidad extrema la lógica de la realidad onírica, que implica mucho más que "cosas raras": el orden que siguen las transiciones, la naturaleza absurda de la forma de hablar de algunos personajes, la destrucción de la lógica espacial, el cambio constante de aspecto, el teletransporte y demás fenómenos que, normalmente, suelen evitar los directores para mantener una cohesión narrativa dentro del mundo onírico. Y que nadie piense que, por eso, “Paprika” es una película confusa de seguir. Al contrario, no salimos del visionado sin haber entendido nada, la historia tiene pies y cabeza, lo que hace que tenga incluso más mérito el método que usa Kon para presentarla. La bella At-Chan, y su materialización en forma de avatar en los sueños, Paprika, se comen todo el peso de una trama densa y atrayente. Por suerte, partiendo de la base de que todo es surrealista y onírico, tampoco habrá que buscarle lógica científica a todo, siendo primordial dejarse llevar por el poder de las imágenes de Satoshi Kon, quien con esta película atrapa al espectador y no lo suelta hasta pasados los 90 minutos, cortísimos, que dura la cinta. La animación es brutal, brillante, al nivel del mejor Ghibli, y la imaginación que demuestra este genio es casi equiparable a la que Miyazaki demostró en “El Viaje de Chihiro”.
Quizá la primera vez que sea vista la película no se comprenda demasiado bien, como bien he dicho antes...confieso que yo necesité dos veces. Por eso es una de esas películas que me han gustado más la segunda vez que las he visto. Prefiriendo yo, desde siempre, historias realistas y de facil entendimiento, Satoshi Kon es uno de los pocos que ha logrado romper esa idea de mi mente cinéfila. ¿Cómo? No lo sé, pero lo ha hecho hasta el punto de no poder evitar ver esta película como una de las 10 mejores películas de animación jamás hechas. Es, sencillamente, una experiencia más que satisfactoria, una película sorprendente cuyos fotogramas llegan a ser todos completamente inesperados por el espectador mínimamente informado, una experiencia filosófica única. “Paprika” es una película tan rica y fascinante que podría tirar de uno solo de sus hilos y extenderme en halagos durante horas, lo que probablemente les disuadiría de verla, por tanto me abstendré de hacerlo. Pero para mantener el peso de mi ego voy a soltar una pomposa frase de las mías: “Si el cine es un medio de materializar el tejido de los sueños, “Paprika” lo es para hacer de éstos el tejido del propio lenguaje cinematográfico”. En definitiva, “Paprika” es una explosiva montaña rusa de fascinantes imágenes animadas que atrapa al espectador desde el comienzo y no lo suelta hasta que aparecen los títulos de crédito. Una película que no te la puedes perder; otra joya de Satoshi Kon, un realizador que nos dejo un gran legado de buenas películas.
“Un viaje alucinante al mundo de los sueños”
Dibujos animados para adultos. Una historia genial que cada vez que la miro la disfruto de principio a fin!
ResponderEliminarMe la han recomendado muchas veces, pero aún no la he visto. Pronto, pronto. Y lo de los dibujos animados... típica tontería, piensas que si es animación es para niños, reforzada por algunos Miyazakis que vi y no les saqué ningún jugo (Nausicaa y El castillo ambulante).
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