Año: 2000 País: Dinamarca Género: Drama/Musical Puntaje: 10/10
Interpretes: Björk, Catherine Deneuve, David Morse, Peter Stormare y Jean-Marc Barr
Simplemente una obra maestra, no hay más que decir, Selma (Björk), inmigrante checa y madre soltera, trabaja en una fábrica situada en un pueblo de los Estados Unidos. Su única vía de escape a tan rutinaria vida es su pasión por la música, especialmente las canciones y los números de baile basados en los musicales clásicos de Hollywood. Selma esconde un triste secreto: está perdiendo la vista y su hijo padecerá el mismo mal si ella no puede conseguir el suficiente dinero para asegurarle una operación.
Atmósferas turbulentas desde donde nace el milagro de la imágen: Bailando en la oscuridad es un arrebatador poema visual, una delirante cacofonía iconográfica donde importa menos el trayecto de los personajes que las sensaciones que sienten y cómo las explicitan, de qué forma capturan la atención del espectador y lo embaucan ( eso debe ser el cine puro o la literatura pura: embaucamiento, prestidigitación, fantasía ensamblada con la cordura ) hasta que, al final, extasiado por el caudal de emociones, lo dejan arrumbado en la butaca, noqueado.
Lars Von Trier cierra la Trilogía del Corazón de Oro ( Rompiendo las olas, Los idiotas y ahora esta Bailando en la oscuridad ) con este melodrama con ribetes de musical o este musical melodramático, vehículo fascinante para una actriz novata, aunque sobrada en un papel pensado para su histriónico y desvergonzado divismo. Björk es Selma, la inmigrante checoslovaca que se esta quedando ciega que se rompe en dolor para que su hijo no padezca su misma minusvalía. Para ello VonTrier utiliza en los momentos musicales colores vivos, quiriendo decirnos que su personaje es feliz en esos lapsos en donde escapa de la cruda realidad y se hunde en esas melancolicas melodias.
Lo que fascina de esta cinta es su premeditado despojamiento de todo artificio escénico (despues visto con más enfasis en su genial "Dogville". Las heroínas trágicas de Von Trier son ángeles que aspiran al cielo y deben recorrer un cierto recorrido en la tierra para merecer ese galardón. Selma seduce por su carácter épico: Björk recurre a lo que mejor sabe hacer (componer, cantar) para condimentar la dramaturgia del film con aderezos de poesía. El propio rostro de la cantante islandesa es el mejor reclamo de la inocencia, de la bondad y de la ingenuidad de Selma.
No entenderíamos la cinta sin la presencia alada, fluida, mística casi de esta actriz no explotada, que no ha vuelto al cine y que quizá estaba únicamente destinada a representar a su Selma, al alter-ego que vive su felicidad a su modo, de ojos para adentro, en la fantasía y en su amor puro de madre-coraje que pugna por vencer los convencionalismos, la severidad de la sociedad y la injusticia del sistema. A pesar de todo, no hay ningún ribete político. Esto es un musical: uno original hasta el cansancio.
“Bailando en la oscuridad” son palabras mayores: Una de las obras maestras del último cine, y, para el que esto escribe, una de las mejores películas de todos los tiempos. Como lo oyen. El guión, no muy diferente del de los peores telefilmes sobre enfermos terminales, se convierte en las manos de Von Trier en una deslumbrante obra que desborda todos los límites. Reinventa dos géneros, al fundir los edulcorados musicales de la Edad de Oro de Hollywood con el más puro melodrama, salpicado con destellos de tragedia griega; pone el estilo documental al servicio de una ficción que camina peligrosamente por el delgado filo que separa lo sublime de lo irreal; saca oro, sudor y lágrimas de la ¿interpretación? más creíble de las últimas décadas; crea unos números musicales absolutamente originales y arrebatadores; y, sobre todo, tiene el final más desolador y brutal que se ha visto jamás en el cine. Aviso: deja en estado de shock. Aquie el trailer, que en españa se titulo "Bailar en la Oscuridad".
"Extraordinaria, aterradora y genial película”
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