miércoles, 24 de marzo de 2010

Viaje a Darjeeling

Director: Wes Anderson
Año: 2007 País: EE.UU. Género: Comedia/Drama Puntaje: 08/10
Interpretes: Owen Wilson, Adrien Brody, Jason Schwartzman, Anjelica Huston, Bill Murray, Amara Karan, Camilla Rutherford y Natalie Portman

Francis (Owen Wilson), Peter (Adrien Brody) y Jack (Jason Schwartzman) son tres hermanos que se han ido distanciando con el paso del tiempo y ya ni siquiera se hablan. La muerte de su padre los reúne de nuevo y de ese reencuentro surge la necesidad de volver a estrechar sus lazos familiares. Es entonces cuando Francis, el mayor de los hermanos propone un viaje en tren por la India a modo de peregrinaje espiritual. El recorrido lo harán en el “Darjeeling Limited”, la línea ferroviaria que recorre el país de un extremo al otro. Ya en el tren, comienzan las peleas, las disputas verbales y hasta físicas y su comportamiento llega a tal extremo que son obligados a expulsados del tren. A partir de aquí, abandonados a sus propios recursos, comienza un nuevo viaje que no estaba en sus planes...Wes Anderson pertenece a esa rara estirpe de cineastas que se encargan de retratar el nuevo espíritu, y llevar hasta el extremo las modas de la gran pantalla. Una raza de cineastas que representan también el valor de la imagen, y de la propia imagen que se proyecta a su alrededor, el cuidado de las formas, la búsqueda de pequeños placeres y la renuncia a los ideales están en la raíz de esa vuelta a la experiencia vivida. De ahí que el resultado sea una apuesta por la estética, por lo aparente, por lo efímero, del momento. Parece que los autores posmodernos encuentran en el cine el refugio de la satisfacción y el hastío y esto lo podemos ver en esta cinta.

"Hotel Chevalier" es un corto de 12 minutos que dirigió Wes Anderson y que sirve de introducción a “Viaje a Darjeeling”, se centra en una ex pareja que se encuentra en un hotel de Paris para tener sexo. Filmada con una neutralidad cromática irresistiblemente bella no hace más que mostrar la frialdad del encuentro de los dos amantes. Títulos finales y el desconcierto ante lo que acabamos de ver, ¿es la película que empezó de atrás hacia delante o una ruptura narrativa por parte del director? Nada de esto, es simplemente un corto introductorio que servirá para hilar algunas puntas de lo que será el verdadero viaje que empezaremos a transitar. “Viaje a Darjeeling” fascina ya desde su impecable inicio. Si “Vida Acuática” comenzaba con un homenaje (o parodia) de los documentales de Cousteau que se repetía en algunos momentos del filme, el nuevo viaje de Wes Anderson entra con una estética completamente ajena a él, retro, dentro del anunciado homenaje al cine de Satyajit Ray. El estilo ajeno, el homenaje, pronto deja paso a la propia personalidad arrolladora del director, primero por la estética con la cámara lenta, los encuadres geométricos y los colores estruendosos del cartel que da título al tren y a la película; y segundo por lo imaginativo de la propuesta, Bill Murray, la estrella de su anterior filme inicia la película como si fuera el protagonista o, cuando menos, un personaje de peso, y al final de la introducción pierde el tren y con él la película entera, se llaman igual y es adelantado por uno de los nuevos protagonistas, Adrian Brody. Impecable. Sólo por eso ya valía la pena.

“Viaje a Darjeeling” en una road movie raro pero eficiente en donde tres hermanos estadounidenses con problemas de comunicación entre si emprenderán un viaje rumbo a la India, con el propósito no solo de visitar a su madre (Anjelica Houston) sino de limar algunas asperezas entre ellos, en una odisea entre contemplativa y espiritual pero con algunos inconvenientes que no harán más que profundizar las desavenencias entre estos personajes. Lo que hace atractiva a esta historia es, sobre todo, la gran elegancia y eficacia con que su director es capaz de convertirla en imágenes. Huyendo de los empalagos y peligros que en tantas ocasiones acecha tras el exotismo, el marco del tren y el mundo rural indio se convierten en el paisaje adecuado para que los personajes respiren, interactúen y, tras la aparente liviandad de la mayor parte de las cosas que les suceden, se muestre la evolución interna que experimentan, el cambio de la visión que unos tienen de otros y de su lugar en el mundo. Incluso, las licencias estilísticas marca del director están, en este caso, plenamente al servicio de lo que vemos en pantalla, como el caso del extraordinario plano secuencia en el que todos los personajes que hemos ido viendo a lo largo del metraje parecen compartir un metafórico tren cuyos departamentos reproducen los distintos escenarios que han ido desfilando ante nuestros ojos.

Está claro que las comparaciones son odiosas, y cuando uno se planta delante de un nuevo filme de Anderson, al menos cuando me planto yo, se espera lo mejor, y ciertamente, esta obra me parece que llega a los niveles de imaginación y humor de sus dos anteriores trabajos. Quizá por no perder esa condición coral que tan bien le sienta a su cine, donde cada personaje es simplemente brillante. A diferencia de sus otros filmes aquí hay unos cuantos que apenas aparecen y es básicamente en los tres protagonistas en quienes recae toda la responsabilidad. La verdad es que están estupendos los tres, Owen Wilson en su línea de personaje algo irritante y no demasiado avispado, Jason Schwartzman con su tono entre la indiferencia y el enojo interior, y un estupendo nuevo fichaje, el de Brody, que se adapta a la perfección al mundo marciano de Anderson. Quiero destacar el trabajo del revisor del tren y de Brendan, dos de los personajes más desternillantes de la película. Otro recurso utilizado por el director para denotar la frialdad hilarante entre el terceto es el uso del color azul, un color frío que se hace presente en la mayoría de las escenas claves del filme como símbolo de rotura en las relaciones; contraponiéndolo con el amarillo rabioso que simboliza la calidez y la pasión que se ve en el corto antecesor que tendrá mucho que ver con “Viaje a Darjeeling” aunque en un principio parezca lo contrario.

Es cierto que, como comentaba, para mí llega al nivel de humor de las dos anteriores, seguramente por tener esa estética marciana, algunos ejemplos son la espumadera para la serpiente, el tren perdido, el zapato robado, Brendan a quien supuestamente no se vería en todo el viaje, el recuerdo gracioso en el relato corto, salir del baño por separado, espiar en evidencia a través de un cristal… innumerables momentos desternillantes. En lo que sí está a la altura e incluso creo que por encima de las anteriores es a nivel estético. Wes Anderson decide darlo todo aprovechando el ya de por sí estilo colorista de la India. Sus planos se vuelven más implacablemente milimétricos, llenos de simetrías y equilibrios cada movimiento de la cámara nos lleva desde un encuadre fijo bellísimo a otro igual o mejor, y puede continuar regalándonos encuadres sin cortar el plano tanto como le apetezca. Es casi hasta insultante. El plano en el que Schwartzman vuelve a su vagón después de escuchar los mensajes, por citar uno de tantos, es simplemente orgásmico. Además de los derroches imaginativos como el los vagones que contienen diferentes escenas (un avión, un dormitorio… ¡un tigre!) esto solo puede ocurrir en el cine de Andersson y se lo agradecemos muchos, ya que nos propone otro cine.

Bienvenidos al género de la comedia dramática indie sin pretensiones, a ratos desternillante, a ratos excesiva, a ratos conmovedora, y siempre freak y colorista, recargada y entrañable. Circulando entre la sonrisa, la risa, la sorpresa, el absurdo y la ternura, Wes Anderson casi logra un equilibrio extraño marcado en ese itinerario incierto que es la vida misma de tres hermanos que vuelven a unirse tras una prolongada separación. Inundada de una estética profusa en ambientes extravagantes y atestados, paisajes, gentes y pedazos del transcurrir cotidiano plagado de incidentes, envuelta en una música de melodías hindúes y con ese aire a destartalada, y con el buen trabajo de los tres protagonistas que saben dar a sus personajes ese punto simpático de perdedores impenitentes, "Viaje a Darjeeling" se presenta como una comedia agradablemente modesta y personal que posee la rara cualidad de enseñarnos que aún quedan muchos caminos que una comedia puede explorar, y arriesgar para buscar un producto dotado de frescura y de cierta habilidad para transmitir algo más que simple entretenimiento. El director carga la trama constantemente con una ironía sutil y un humor negro pocas veces visto en el cine. La delicadeza de los diálogos crea un antagonismo con la elasticidad de las imágenes confirmando que Wes Anderson dejó de ser una promesa del cine actual para convertirse en un maestro en el uso de la mordaz perfección en el basto y decadente mundo de la comedia cinematográfica.

“Wes Anderson consigue una vez más una emotiva, accesible y brillante comedia”

3 comentarios:

  1. Me encanta Wes Anderson, creo que es un genio incomprendido. O eso, o yo soy muy básico. Cada vez acudo con más ganas al cine para ver una película suya, y tras "Los Tenenbaums" y "The Life Aquatic" esperaba otra pequeña rareza que me asombrara y me hiciera reír a partes iguales y lo consiguio con esta, buen blog, saludos. (tony)

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  2. "The darjeeling limited" es, pues, la perfecta combinación entre el humor andersoniano que tan bien se veía desarrollado en los films antes mentados ("Bottle rocket" y "The life aquatic") y el calado que alcanzaban otras propuestas suyas como la magnífica "Rushmore", haciendo de su última experiencia fílmica una exquisita mezcla que nos otorga señas sobre lo que puede llegar a ofrecer y seguramente ofrecerá este señor, que más allá de la estética y las increibles atmosferas en las que sumerge toda su obra, ha dado un paso más para seguir creciendo.

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  3. Gracias por los comentarios Tony y Romi, si es una cinta genial y sobretodo podemos ver en esplendor la genialidad de Wes Anderson, que para mi es uno de los directores más importantes y fundamentales de la cinematografía mundial.

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