Interpretes: Sterling Hayden, Coleen Gray, Vince Edwards, Jay C. Flippen, Marie Windsor y Ted DeCorsia
Un ex convicto llamado Johnny Clay (Sterling Hayden) ha salido de la cárcel después de cinco años entre rejas. Su nuevo intento de hacerse millonario será robando, junto a varios compinches, el dinero de un concurrido hipódromo. Stanley Kubrick debutó con “Fear and Desire” y “El Beso del Asesino”, prometedoras, y visualmente impecables, pero aún muy alejadas de sus grandes obras maestras. Su primer trabajo redondo fue esta excelente muestra de cine negro, con muchos elementos en común con La jungla de asfalto, el clásico de John Huston. Probablemente se trate de uno de los mejores trabajos del autor de “2001: Odisea en el Espacio”, “La Naranja Mecánica” y sobre todo la excelente "Senderos de Gloria". Aunque tenía sólo 26 años cuando la rodó, obtuvo una hondura dramática propia de las grandes obras del celuloide.
El filme se basa en la novela de Lionel White “Clean Break”. Varias de las obras de White han sido adaptadas al cine de entre las que destaca “Pierrot el loco” de Jean-Luc Godard. Lionel White también aparece como agradecimiento en los títulos de crédito de “Reservoir Dogs” dirigida por Quentin Tarantino que guarda cierta similitud en la estructura argumental con “Casta de Malditos”. Lo más destacable de la película es su peculiar narrativa. Más allá de la historia de un atraco a un hipódromo “Casta de Malditos” es una película de personajes. El espectador conoce los motivos que han llevado a cada uno de los integrantes de la banda a querer cometer ese atraco, el policía endeudado con un gangster, el marido que cuida de su esposa enferma y el títere de una mujer enferma, pero en el sentido más retorcido de la palabra, y enamorada del dinero que conseguirá con el atraco. Todas estas situaciones inmortalizados por un inigualable tratamiento de la imagen, con una primorosa fotografía de Lucien Ballard, el estilizado trabajo de cámara, el vigor narrativo que dota a la acción de gran lucidez rítmica y exaltado sentido del suspense, además de un sobresaliente proceso en el devenir de los personajes, hacen de esta película un título redondo, auténtica obra maestra del cine protagonizada por ese minusvalorado actor llamado Sterling Hayden.
El espectador siente a la vez simpatía y compasión por estos delincuentes. Sus problemas son algo que no le resulta extraño al espectador y en el fondo se espera que consigan el dinero que les facilitará la vida. Pero por otro lado en el fondo no son más que un puñado de rateros que quieren conseguir lo que buscan sin importarles quien caiga por el camino, ni el caballo, ni el luchador ruso ni el tirador son imprescindibles en su elaborado plan. Al empezar la película las imágenes son acompañadas por una voz en off que describe el lugar y la hora exacta en la que está transcurriendo esa acción. En un primer instante la locución del narrador parece innecesaria, pero se vuelve una pieza fundamental en la narración a lo largo de la película. Bill Krohn, crítico de la respetadísima revista cinematográfica “Cahiers du Cinema”, considera que la voz en off de la película se contradice y resulta “demasiado obsesiva al permitirse una precisión insignificante sobre el tiempo”. Según Bill Krohn esto se debe a que Kubrick quiere parodiar de manera sutil la utilización de la voz en off como elemento narrativo. Kubrick hace un uso muy acertado del montaje presentando acciones paralelas una detrás de otra que ocurren en distintos lugares al mismo tiempo. Es una técnica de montaje que en la actualidad está muy desgastada pero que siempre sorprende ya sea en el interesante remake de “La Cuadrilla de los Once” o “Ocean’s Eleven” o en la lamentable excusa para hacer una película violenta “Reservoir Dogs”.
Kubrick juega con el tiempo a su antojo ralentizándolo, acelerándolo y parándolo por completo para estructurar a la perfección su relato. Y ¿cómo hace todos esos malabarismos con el tiempo sin marear al espectador? Pues mediante el inteligente uso de la misma escena cada vez que quiere trasportar al espectador a un momento concreto de la historia. Kubrick no teme resultar simple ni redundante con el uso de la escena de los caballos de carreras colocándose en la línea de salida. Así ayuda al espectador a situarse en el momento antes de empezar la carrera en la que todas las piezas, encajadas por el exconvicto Johnny Clay, deben cumplir su función para que tenga lugar el atraco perfecto. En este aspecto no se escatiman recursos para asegurarse de que todo aquel que vea la película sepa que está ocurriendo, al antes mencionado truco de repetir escenas se suma la voz del comentarista de las carreras que puede oírse de fondo diciendo lo mismo en dos lugares diferentes antes de que la primera ficha de dominó caiga y empiece el espectáculo. Stanley Kubrick consiguió con “Casta de Malditos” construir una historia, no sobre un atraco, sino sobre personas que cometen un atraco. Es un juego cinematográfico, idea que se ve reforzada con las constantes referencias al juego del ajedrez que aparecen a lo largo de la película.
Johnny Clay busca al luchador Maurice en un club de ajedrez en dónde está dando consejos a un jugador sobre cómo debería haber movido ficha para hacer un jaque mate. Johnny es en el fondo un jugador que mueve las fichas a su antojo después de haber trazado una estrategia y ya conociendo el tablero de juego, para poder ganar la partida. En este sentido la secuencia de presentación de Maurice, un peón en el juego de Johnny, en el local de ajedrez no está puesta arbitrariamente, hay que tener en cuenta que Maurice podría haber estado en cualquier sitio y de hecho, debido a su aspecto, presentarlo en un gimnasio o en un combate de boxeo hubiese servido para que el espectador conociese más cosas sobre este personaje. Pero es que no es un simple bruto sin cerebro, es aficionado al ajedrez, y conoce varias estrategias para poder llegar al rey con el mínimo esfuerzo. Al final, cuando Johnny cree que la partida ha terminado, un desafortunado y estúpido accidente (ocasionado por la impaciencia, las prisas y un perro maleducado) hace que pierda la partida y que no vaya a volver a jugar en mucho tiempo. Y que remite al consejo que Maurice da al jugador en el salón de ajedrez “has movido mal, debiste mover el caballo”.
Uno de esos finales que son todo lo opuesto al final feliz que unos años más tarde volvió a hacer aparición en una película de atracos en “La Cuadrilla de los Once” dirigida por Lewis Milestone en 1960. En dónde la banda de atracadores de casinos veía arder el dinero que habían robado en el interior de un cadáver que pensaba que sería enterrado y no incinerado. En definitiva “Casta de Malditos” es una película sobresaliente. Una historia fascinante muy bien contada, acompañada de un montaje que se ha convertido en el paradigma de las películas de atracos y un filme en definitiva, que anticipó lo que sería la brillante carrera como director de Stanley Kubrick, famoso por su minuciosidad y el cuidado con el que trataba todos y cada uno de los planos de las películas que dirigía.
“Un thriller perfectamente hecho”
Una gran peli, la primera gran obra maestra de Stanley Kubrick, muy buena crítica, saludos desde Uruguay (Andres Estalvi)
ResponderEliminarComo tu dices mi querido Andres, la primera gran película del genial Stanley Kubrick, no te pierdas que siguire con más de su filmografía.
ResponderEliminaresta película es muy buena, pero está tan subvalorada por la misma gente que le gusta Kubrick
ResponderEliminar