domingo, 14 de marzo de 2010

El Castillo Ambulante

Director: Hayao Miyazaki
Año: 2004 País: Japón Género: Animación Puntaje: 08/10
Productora: Studio Ghibli/Disney Pictures

Sophie, una sencilla joven que trabaja en la tienda de sombreros de su difunto padre y que no se valora lo suficiente. Sin embargo, su vida cambia cuando, primero, conoce a Howl, un misterioso mago que habita en un extraño Castillo que de vez en cuando se puede observar desde la ciudad, y, segundo, en el instante en el que la Bruja de las Landas, una mujer a quien Howl no le cae precisamente muy bien, transforma a Sophie en una anciana. Consternada, ésta se aleja de la gran urbe para encontrar al mago, pues cree que es la única persona que le puede ayudar a romper semejante hechizo. Trémulos palpitaron nuestros corazones cuando se rumoreó que Hayao Miyazaki tenía la intención de abandonar el mundo del cine. Por fortuna, el descomunal éxito que "La Princesa Mononoke" obtuvo en Japón fue la excusa perfecta para que este genial artista continuara deleitándonos con sus trabajos, tal y como sucedió en la deliciosa "El Viaje de Chihiro", cuyos ingresos en la taquilla nipona no sólo fueron estratosféricos, sino que además cosechó premios y reconocimientos por parte de personas que, hasta entonces, miraban con recelo este tipo de obras llegadas desde Oriente. "El Castillo Ambulante", que para no romper la tradición también fue recibida con entusiasmo por los espectadores del país natal de Miyazaki, de ahí que seguramente ahora ya esté en la consolidación de su carrera.

Basada en la obra de Diane Wynne Jones, en un principio iba a ser dirigida por Mamoru Hosoda, pero debido a discrepancias con el estudio acabó haciéndose cargo Hayao Miyazaki el cual, como nos tiene acostumbrados, firma un trabajo más que excelente. “El Castillo Ambulante” es uno de los filmes de Miyazaki que más gana con los revisionados. La primera vez que lo vi me gustó, no obstante me quedó un regusto un tanto amargo, ya que esperaba que me asombrara tanto como lo hizo “El Viaje de Chihiro”; no obstante cuando más tarde la he vuelto a ver en varias ocasiones me he quedado absolutamente embelesado, me ha atrapado la historia, los personajes que pululan por ella, la increíble belleza de las imágenes, he visto más allá de lo que había visto la primera vez, comprendido todo (o casi) lo que no había entendido, o sea, he acabado encantada. Y es que pocos cineastas pueden sacar tanto provecho de una historia y de unos personajes como lo hace Hayao Miyazaki, no hay personajes maniqueos en sus filmes, todos tienen sus motivaciones, sus razones para realizar las acciones que realizan, ninguno es absolutamente malvado ni totalmente bueno, y por lo tanto la profundidad de los mismos dista mucho de la mayoría de los que se puedan ver en el cine de animación, y también en el cine de imagen real. Técnicamente posiblemente estemos ante el filme más logrado de Miyazaki. La animación es perfecta, hay muchos planos en los que hay una cantidad enorme de personajes moviéndose en pantalla (los desfiles militares, las ajetreadas calles, el vuelo de Howl y Sophie sobre una plaza repleta de gente...). El diseño del castillo es simplemente genial, muy original, repleto de detalles, no es lo que sin duda uno se imaginaría al pensar en un castillo, así como su interior, mención especial a la habitación de Howl, repleta de objetos, joyas, juguetes, peluches, trastos de todo tipo agolpados en abigarradas marañas de desorden; desorden que nos aporta mucho sobre cómo es el mago, un tipo inmaduro e infantil, egoísta, pero que va cambiando a medida que un fuerte sentimiento crece en su interior (al igual que también evolucionan el resto de los personajes principales, como Sophie y la Bruja del Páramo). Cálcifer, el demonio del fuego, es sin duda el personaje más simpático, el que logra más sonrisas, y sin embargo también tiene su punto oscuro.

Además, como mencioné, el trabajo de animación es simplemente asombroso, combinando ingeniosos diseños con un increíble nivel de detalle que hace la cinta muy vívida y energética. Y en los ocasionales momentos cuando se combina la animación tradicional con la digital (como en el caso del epónimo Castillo Ambulante), el resultado es mucho más fluido y armonioso que en cintas de similar ambición, como "Tarzán" (de Disney) o "Titan A.E.". No obstante, en comparación con sus obras anteriores, me parece que Miyazaki perdió a ratos el enfoque narrativo durante "El Castillo Ambulante". La trama sigue tantos caminos que diluye la importancia de la protagonista, sumergiendo al público en demasiados eventos vagos que no aportan mucho al tema central. Sin embargo, las bondades de la cinta son tales que superan esa leve falla dramática la cual, de hecho, sólo es notoria por la calidad de las historias en las películas anteriores de Miyazaki. Poblada por personajes intuitivamente complejos, pero fáciles de asimilar, "El Castillo Ambulante" es una película muy divertida e impredecible, además de ser una excelente opción para el público infantil y para padres de familia hastiados del homogéneo producto mercantilista producido por Hollywood. Y para aficionados a la animación, baste saber que esta es una de esas raras películas que no sólo buscan contar una historia interesante, sino que promueven el uso y desarrollo de una forma de arte cada vez más relegada por los avances tecnológicos, pero al mismo tiempo más valiosa por estar realizada por auténticos artistas, y no sólo por ingenieros y técnicos. Aunque siento que esta no es la mejor obra de Miyazaki, sigue siendo altamente recomen-dable, pues nos ayudará a redescubrir las razones por las que el cine es el "séptimo arte".

Como dije anteriormente la historia no resulta tan consistente como la de "El Viaje de Chihiro" y que incluso cabría la posibilidad de calificarla como de excesivamente abstracta, de tal modo que cobra más importancia la forma que el fondo, mas es imposible no resistir-se a los encantos de una pintura animada en la que sobresale una entrañable reflexión acerca de la vejez. Los personajes devoran con su sola presencia el argumento de la cinta, algo que tiene su explicación en el conocido interés de Hayao Miyazaki por explayarse a la hora de recrear determinadas imágenes que se le vienen a la mente. En todo caso, y a pesar de sus dos horas de duración, "El Castillo Ambulante" no se hace pesada en ningún momento, aunque es justo reconocer que no está hecha para todo tipo de públicos. Así, no existe la simplicidad de producciones como "Chicken Little", "Madagascar" o "Robots", topándonos con unos personajes complejos. La mayoría de ellos desprenden una contagiosa luminosidad, pero no son pocos los pasajes en los que se manifiestan los tormentos que azoran su alma; por el contrario, aquellas personas que a priori se nos mostraban como odiosas y repulsivas no son otra cosa que seres atrapados por sus caprichos, envidias y egoísmos, siendo finalmente capaces de aceptar sus defectos gracias, directa o indirectamente, a la ayuda de Sophie. No obstante, existen criaturas que encandilarán a los espectadores más menudos, caso de Calcifer, el demonio del fuego, o el simpático perrito Hihn.

La invitación es tal vez menos anunciada y de acceso más dificultoso. La obra de Miyazaki puede ser tomada aunque esto no sea lo más probable como una sencilla película animada para chicos, también para grandes, si se toma en cuenta la originalidad y simpatía de los dibujos y la calidad de los procesos de elaboración que ellos portan. Pero detrás de la exuberancia cautivante de sus atractivos visuales, el filme está proponiendo una invitación a un viaje oscuro y excitante que tiene como objetivo, sin pecar de pretencioso, la exploración misma del alma humana. Con sencillez y sutileza, la película desliza una historia épica, de magos, fantasmas y hechizos a través de la cual se permite posar la mirada en los miedos más profundos y aterradores que puede afrontar un hombre a la hora de vivir un gran amor. Para hacerlo no necesita estar permanentemente haciendo hincapié en la historia que quiere contar. Miyakazi toma siempre el tiempo exacto para distanciarse y acercarse al relato, entretener la mayoría del tiempo, hacer reír también, y después sí, en el momento más oportuno y tal vez menos esperado, inmiscuirse en la trama esencial de la película, que es la que no deja tan a la vista. En el permanente diálogo entre lo que se ve y lo que no, y en la capacidad para entretener y a la vez servir como disparador de preguntas y pensamientos se halla una de las principales fuentes de la magia que irradia la película. "El Castillo Ambulante" se convierte en una muestra de la maestría de Hayao Miyazaki a la hora de mezclar su desbordante fantasía con una realidad inspirada en sociedades de diversos períodos históricos (cabe recordar que no es una novedad en la filmografía de este artista, pues son recursos que, por ejemplo, ya empleó en "Porco Rosso" y "El Castillo en el Cielo"). Otra vez nos hallamos ante una película animosa y esperanzadora en la que tan pronto nuestros pies se mantienen pegados en el suelo como nuestra imaginación se eleva hacia el firmamento gracias al vasto universo de ensoñaciones ideado por los responsables de este largometraje de los estudios Ghibli.

Pero donde en verdad triunfa "El castillo ambulante" es en su deslumbrante preciosismo técnico, apabullándonos con un gran detalle en el grafismo y en la animación. Paredes desvencijadas, estancias repletas de objetos, calles atestadas de gente por las que circulan auténticas antiguallas o hermosos campos en los que los cielos se fusionan con los lagos que los reflejan son un ejemplo de la fuerza visual de este tradicional largometraje de dibujos animados, una prueba más de que las compañías cinematográficas no deberían dejar de lado sus obras más artesanales, pudiendo convivir a la perfección con las producciones generadas por ordenador. No quisiera olvidarme de la maravillosa plasmación de Sophie una vez se ha convertido en una anciana, adivinándose en su arrugado rostro las facciones de la joven, como tampoco de la hermosa partitura de Joe Hisaishi, quien no obstante ha compuesto mejores bandas sonoras para otros filmes de Miyazaki. “El Castillo Ambulante” es puro ingenio y fascinación, de principio a fin, y cuenta con la infrecuente virtud de convertirse en la película que el espectador decida y desee que sea. Ampliamente recomendada.

"Otra joya repleta de alma del inigualable animador japonés Miyazaki"

3 comentarios:

  1. Otra genialidad de Miyazaki, aunque no deslumbra como "el viaje de chihiro", te impresiona por su belleza y el mundo magico en que te mete, muy buena crítica Mabel.

    Andrés Estalvi

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  2. Los estudios ghibli y miyazaki en concreto son los nuevos herederos del imperio Disney en cuanto a animacion se refieren... y vaya herederos. No hay pelicula que no merezca un notable como minimo...desde las bandas sonoras, a las historias, peliculas en las que hasta los malos son buenos...en fin. Tras dos años de espera parece que vamos a poder disfrutarla en cine y espero, que en version original.

    Otra pelicula muy interesante en cuanto a las historias de espiritus y que ademas es un canto a la naturaleza y al ecologismo es POM POKO la guerra de los tanookis (Heisei tanuki gassen pompoko) de ISAO TAKAHATA... no la he visto en castellano a la venta por ningun lado pero en las redes de pares la teneis con subs. Recomendada cien por cien,y si habeis jugado alguna vez al SupermarioBros3 entendereis el porque se podia convertir en ocasiones en una estatua.. ;)

    Estebán Baltazar

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  3. Gracias por los comentarios chicos, Estebán estoy deacuerdo con todo lo que dices, y si no te preocupes si voy a critiicar esta hermosa pelicula que se tituls Pompoko y sobre tu pregunta de Mariobros, lamentablemente no lo sé.

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