domingo, 28 de noviembre de 2010

Batman Inicia

Director: Christopher Nolan
Año: 2005 País: EE.UU. Género: Cómic/Acción Puntaje: 8.5/10
Interpretes: Christian Bale, Liam Neeson, Katie Holmes, Cillian Murphy, Michael Caine, Morgan Freeman, Gary Oldman, Ken Watanabe, Tom Wilkinson, Rutger Hauer, Mark Boone Junior y Christine Adams

En el 2005 Christopher Nolan se embarco a revivir a Batman, por ello se centro en los orígenes del superhéroe y en los motivos que hicieron al caballero de la noche emerger como la fuerza del bien, en la Ciudad Gótica. ¿Cómo cambia un hombre el mundo? Es una pregunta que obsesiona a Bruce Wayne (Christian Bale) al igual que el fantasma de sus padres, muertos a tiros ante sus ojos en las calles de Ciudad Gótica, una noche que cambió su vida para siempre. Atormentado por la culpa y la ira, el desilusionado heredero industrial desaparece y viaja en secreto por el mundo, buscando los medios de luchar contra la injusticia y utilizar el miedo contra los que se aprovechan de los más débiles. En su búsqueda, Bruce es adiestrado por un misterioso hombre llamado Ducard (Liam Neeson) en el dominio de las disciplinas físicas y mentales que le otorgarán el poder para combatir el mal que ha jurado destruir. Pronto se ve convertido en el objetivo de los intentos de reclutamiento de la Liga de las Sombras, un poderoso y subversivo grupo de vigilantes dirigido por el enigmático líder Ra's Al Ghul (Ken Watanabe). Cuando Bruce vuelve a la Ciudad Gótica la encuentra devorada por una delincuencia y una corrupción desenfrenadas. Con la ayuda de su leal mayordomo Alfred (Michael Caine), el detective Jim Gordon (Gary Oldman), uno de los pocos buenos policías de las fuerzas del orden público de Ciudad Gótica y Lucius Fox (Morgan Freeman), su aliado en la división de Ciencias Aplicadas de “Wayne Enterprises”, Bruce Wayne libera a su imponente alter ego: Batman, un justiciero enmascarado que utiliza la fuerza, la inteligencia y un despliegue de artefactos de alta tecnología para combatir las fuerzas siniestras que amenazan con destruir la ciudad.

Después de la euforia de “Batman” (1989) y “Batman Regresa” (1992) ambas dirigidas por Tim Burton, la serie comenzó a desbarrancarse cuando el diseñador de modas y pseudo director Joel Schumacher se hizo cargo, primero con una mediocre “Batman Eternamente” (1995), y la universalmente repudiada “Batman y Robin” (1997), donde el personaje volvía a tocar la cuerda y la personalidad de la serie televisiva de 1966. El público se había acostumbrado a una nueva faceta del personaje y repudiaron el regreso a sus fuentes (o a la idea generalizada que existía previamente sobre el personaje). Si “Batman y Robin” hubiera sido el primer filme de 1989, quizás no hubiera generado tanto rechazo (era más acorde con lo que uno recordaba de la serie de Adam West). Pero ya acostumbrados y fascinados con la visión oscura de Burton, simplemente se transformó en el peor sacrilegio que se le podía hacer al personaje, y la saga entró en un freezer del que demoraría años en salir. Tras varias tentativas fue Christopher Nolan el elegido en sacar de las cenizas a Batman, para ello contó con la ayuda de David S. Goyer en guión de la cinta. Sin duda la conjunción es más que interesante. En primer lugar, Goyer y Nolan deciden contar desde cero la historia del encapotado, incluso con elementos descolgados de la continuidad con los filmes de Burton. Por ejemplo, el asesino de los padres de Bruce es un matón callejero y no Jack Napier / El Guasón; Batman conoce a Gordon desde antes de ser comisionado, en una bella vuelta de tuerca, es el oficial de policía que consuela al joven Bruce tras el asesinato de sus padres; Ciudad Gótica ya no es el bizarro laberinto arquitectónico de los cómics o de las cintas de Burton sino que semeja una urbe cualquiera; e incluso El Guasón es un criminal en actividad al final del filme.

Al igual que otras exitosas películas recientes basadas en superhéroes, "Batman Inicia" pone más atención en la persona detrás de la máscara. Y en el caso de Batman, quien no tiene poderes especiales ni un origen fantasioso, es especialmente importante entender las causas por las que una persona "normal" (aunque sea millonario e increíblemente adepto a las artes marciales) puede considerar el ponerse un disfraz de murciélago y salir a enfrentarse a los más duros criminales de la decadente ciudad. En el mundo policromático del cómic tal vez funciona mejor el concepto tradicional de establecer a Batman como la persona "real", y a Bruce Wayne como la "máscara" que debe usar en sociedad, para ocultar sus actividades. Sin embargo, en el mundo semi-realista de una película, es más conveniente hacer lo opuesto, y por eso transcurre más de una hora de la cinta antes de que por primera vez veamos la famosa máscara y capa del héroe. Pero esta es la mejor decisión del director, pues al establecer bases sólidas para el crecimiento del personaje, seguimos concientes de su humanidad, incluso cuando sólo vemos el mencionado disfraz. Igualmente, esto hace más relevante su causa y lo convierte en un ser torturado y falible. De otro modo, como ocurre en muchas deficientes películas de acción, tendríamos a un invencible superhombre, lo cual siempre destruye la tensión y suspenso de su misión. Pero profundizando podemos ver claramente la complejidad del personaje de Bruce Wayne que en realidad es tres personajes en uno, el verdadero Bruce wayne atormentado por los sucesos que ocurrieron durante su juventud y que marcaron su personalidad, el millonario Bruce Wayne como fachada con el mundo real y Batman su fachada en la lucha contra el crimen. La película presenta con maestría la diferencia entre los tres "personajes", y la razón de ser de cada uno. Batman esta muy lejos de ser un personaje plano.

A Nolan le interesa crear un espacio que refleje adecuadamente las tensiones e inquietudes interiores del atribulado joven, que responda al lado humano del héroe, y que a la vez propicie el dinamismo que la historia encierra. De esta manera, a la trama social se añade el debate moral y personal de Bruce sobre el sentido de la vida, al borde del precipicio oscuro del odio y la violencia. Por eso, elige una ciudad futurista, muy desarrollada tecnológicamente, pero en la que subsisten reductos de hambre, criminalidad e insolidaridad. Es el mismo ambiente urbano de "Blade Runner", donde el progreso material ha venido acompañado de la decadencia moral de la civilización humana. Entonces, los límites entre lo que está bien y lo que reporta ventajas han sido difuminados, y los hombres se mueven por los resortes del propio beneficio, de la venganza o de la afirmación personal. El director hace hincapié en la necesidad de superar ese estado inicial de inmadurez, de dejar de lado los objetivos particulares para poner al servicio de la sociedad los bienes y cualidades personales, y esto aunque parezca que se renuncia a ser uno mismo y se convierta en un individuo sin rostro o una leyenda, o se pierda el amor de su vida y no se reconozca su trabajo. Incide en la necesidad de regenerar la sociedad a partir de la propia dignidad personal, escapando a la atracción del Mal, son evidentes las similitudes temáticas con "El Señor de los Anillos" o “La Guerra de las Galaxias” de Lucas entre otras epopeyas recientes, perdonando y siendo fiel a la misión encomendada en la vida.

La selección del elenco fue de vital importancia para el éxito de "Batman Inicia", y es testimonio de la visión del director el que haya elegido auténticos actores, y no meras estrellas de cine. Christian Bale ha probado en muchas ocasiones su talento para dar vida a personajes extremos (como el cazador de dragones en "Reign of Fire" y el cínico asesino de "American Psycho"), y esta vez no es la excepción. Su respaldo histriónico es igualmente impresionante. Morgan Freeman, en una de sus raras participaciones en "películas evento", tiene la misma credibilidad que no acostumbra tener. El extraordinario Michael Caine realiza también un excelente trabajo, aunque su participación es corta. Cillian Murphy como el enigmático Dr. Jonathan Crane o más conocido como “El Espantapájaros” es simplemente perfecto, apenas ocultando su tremenda amenaza bajo una apariencia frágil. Katie Holmes también resulta muy competente, y hay que agradecer que el guión no la relegue a un papel meramente decorativo. Finalmente, Liam Neeson tiene ya práctica como mentor (alguien recuerda a Qui-Gon Jinn), pero pocas veces lo hemos visto tan creíble y amenazador. En segundo lugar, está el punto de vista épico. No sólo vemos el origen de Bruce Wayne / Batman, sino la evolución del mismo. Debe ser el primer filme en donde Wayne resulta ser tan o más interesante que su alter ego. Es más el tiempo en que Christian Bale se encuentra sin máscara que disfrazado; y aún así, su presencia resulta magnética. La construcción de los hechos más mínimos que comienzan a encajar en el lugar para llegar al concepto de Batman que todos conocemos es fantástica.

Uno no siente que el pasaje de Wayne a la figura del murciélago humano sea forzada, sino que forma parte de una decisión lógica. La complicidad con Alfred, la tarea conjunta con su fiel mayordomo de construir el personaje (y el mito) es brillante. Uno tampoco siente, por ejemplo, que Alfred sea una figura decorativa como en versiones anteriores. Y realmente piensa en Batman como el alter ego de una persona conflictuada, que construye a una figura para saciar su necesidad de justicia, pero en todo momento es Wayne el que lo opera (da la impresión que Wayne construye muchos personajes: el encapotado, el millonario descerebrado...). Es totalmente contrario a los filmes anteriores, donde en realidad parecía que era Batman quien se disfrazaba de Bruce Wayne. Acá vemos a un hombre constantemente en control, planeando inteligentemente cada movida, retomar el poder de la corporación de su padre, obtener los medios para hacer justicia desde las sombras, a la vez que es un ser atormentado por su pasado y por sus fantasmas. La partitura es excelente, pero uno echa de menos las fanfarrias de Danny Elfman; de algún modo, Batman deja su lado científico, relegándolo en un nuevo personaje como Lucius Fox (Causante del genial “Batimovil” que se ve en la cinta); la relación con el amor de la infancia, encarnado por Katie Holmes, resulta tibia; el plan de los villanos es en cierto sentido un reciclado del plan de El Guasón de la primera cinta de Batman. Pero son defectos muy menores en comparación con la densidad, brillantez y excelencia de la película. Y por eso, se erige en uno de los dos mejores filmes sobre superhéroes de todos los tiempos.

"El comienzo de un nuevo y esplendoroso Batman"

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