domingo, 6 de febrero de 2011

Akira

Director: Katsuhiro Otomo
Año: 1988 País: Japón Género: Animación Puntaje: 09/10
Productora: Akira Committlee

Es el año 2019, Neo-Tokio, es una ciudad construida sobre la antigua capital japonesa destruida tras la Tercera Guerra Mundial. Japón se ha convertido en un país al borde del colapso enfrentado en continuas crisis políticas. En secreto, un equipo de científicos ha reactivado por orden del ejército un experimento para encontrar a sujetos que puedan controlar el arma definitiva: una fuerza denominada "La Energía Absoluta". Pero los habitantes de Neo-Tokio tienen otras cosas de las que preocuparse. Uno de ellos es Kaneda, un joven pandillero líder de una banda de motoristas. Durante una pelea, su mejor amigo, Tetsuo, sufre un extraño accidente y termina ingresado en unas instalaciones militares. Allí los científicos descubrirán que es el poseedor de “La Energía Absoluta”. Pero Tetsuo no se resignará a convertirse en un conejillo de indias...y muy pronto se convertirá en la amenaza más grande que el mundo ha conocido. Cabe destacar que la cinta esta basada en el manga del mismo nombre creada por el propio Otomo. Tan mítica como transgresora “Akira” supuso a finales de los ochenta una revolución en lo que a animación se refiere, así como el reconocimiento a Katsuhiro Otomo que si bien en la película no pudo desarrollar toda la aventura de su manga si pudo al menos capturar esa atmósfera inquietante e incluso claustrofóbica en ocasiones de la que dotó al Best Seller. “Akira” es una película que trata temas que entroncan a la perfección con la mentalidad y la sociedad japonesa, además temas como la delincuencia juvenil, la violencia y la destrucción masiva, son mostrados magistralmente en esta gran cinta de animación.

“Akira” es una película rápida y sorprendente de principio a fin tan recomendable a otakus (aficionados a la animación japonesa) como a cinéfilos, en la que se muestra un Japón post-apocalíptico, donde la sociedad se recupera de las heridas abiertas durante la Tercera Guerra Mundial, en el que la violencia callejera, las crisis políticas y la inseguridad en general son comunes; en lo que al dibujo se refiere se han de destacar dos puntos importantes, el primero de ellos es la tímida tendencia de Otomo a la caricatura y el segundo es la inefable perfección del trazo a la hora de crear los edificios; claro que estos dos aspectos no solo se dan forma a la película, sino en toda la obra del autor, decir también que aunque han pasado casi más de dos décadas, la calidad mostrada en el dibujo de “Akira” nada tiene que envidiar a las nuevas producciones. Como resalte, el guión de la película está sacado del manga homónimo, resumiendo trama y omitiendo personajes (algunos de ellos claves en el cómic) al margen de esto el guión resulta no sólo original sino también profundo llegando incluso a diluirse en la ambigüedad (hecho que ayuda a que el filme sea impactante, ya que hasta entonces ninguna película de animación había tratado temas más allá de la amistad o similares). La música incluye hermosas melodías de percusión, coros polifónicos, armonías de órgano amplificadas, que se acompañan de sonidos ambientales hiperrealistas. La dirección creó un trabajo innovador, sorprendente y conmovedor.

Sin hacer las odiosas comparaciones entre manga y película, me centraré solamente en la cinta de animación sin volver a referirme al cómic japonés. Más que nada porque una película debe ser juzgada por sí sola, sin necesidad de tener que frecuentar la obra literaria, el videojuego o como en este caso, el manga de turno. Además, “Akira”, la película, es un trabajo magnífico que no requiere (al contrario de lo que muchos opinan) conocer el manga, entre otras cosas porque la película fue realizada antes de que el manga finalizara su carrera comercial. Está claro que quien haya podido disfrutar de el manga le sacará más jugo a la película, pero ese no es el tema a tratar aquí. Sin mencionar nada sobre su trama (que en un primer visionado puede parecer compleja y confusa, pero nada más lejos de la realidad) y que seguro cualquier aficionado al género que nos ocupa conocerá, “Akira” se ha convertido en la película de animación japonesa por excelencia, una obra genial que ha creado escuela y que ha inspirado, no sólo multitud de películas de animación, sino también películas de imagen real, videoclips, series, libros, videojuegos...Y no es para menos, tan solo hay que ver los medios con los que contó, un (entonces abultado) presupuesto que se acercó a los 10 millones de dólares (tengamos en cuenta que es una película de animación realizada en el año 1988) y la forma en que se elaboró el proyecto para sacarlo adelante, entre otros aspectos, habría que destacar el proceso de trabajo que se llevó a cabo con las voces, las cuales fueron grabadas antes de dibujar a los personajes, fue la primera vez que se usaba esta técnica.

Como dije anteriormente “Akira” se ha constituido como el referente del animé japonés con el paso de los años. No tiene demasiadas cosas diferentes de otras obras “cyberpunk” que han venido de la tierra del sol naciente. Hay un holocausto, hay una ciudad reconstruida, un estado de fuerte presencia policial, una guerra civil en ciernes enarbolada por la juventud disconforme. Hasta allí, la trama es similar a bastantes productos post “Akira” (que posiblemente hayan tomado de este filme las ideas básicas del escenario) como Evangelion (1995) o Cowboy Bebop (1998). Donde la cinta empieza a distanciarse y tomar vuelo propio, es en lo que los militares se encuentran buscando tras los experimentos genéticos. Comenzando por la excusa principal de la historia, que todos llaman Akira y que recién se explica tibiamente hacia el final de la película. Al principio Akira parece ser una presencia divina que se encuentra en todas las cosas (¿la fuerza?), después resulta ser una fuente de energía alimentada por el conocimiento y la vida de las generaciones pasadas, pasando por ser una especie de mesías que la gente espera para acabar con el estado policial, y resultando que es el ser primigenio que llamó la atención a las fuerzas militares sobre la potencia de los poderes psíquicos. Si es esta última la explicación definitiva, no queda claro como el nombre de un chico sujeto a experimentación secreta pasó al conocimiento público (en muchos pasajes del filme, la gente viva a Akira).

Es cierto que la obra cumbre de Otomo cuenta con un guión confuso y poco explicativo. Que entender cada una de las circunstancias que rodean al filme es una ardua tarea que solo puede llevarse a cabo con más de una visión de la película. Es cierto también, que muchas cuestiones se presentan sueltas, con cabos demasiado libres, no encadenados, que navegan por esos 124 minutos ofreciéndonos indicios como un rompecabezas al que le faltan un par de piezas y cuyo paisaje final nunca vamos a terminar de armar, sino que por el contrario, con lo que tenemos, que no es poco, debemos imaginar. Pero es justamente en esa instancia donde la obra de Otomo se vuelve deliciosa, única, simplemente bella: En el momento en que ese argumento tan difusamente presentado entra en nuestra psiquis y comienza una reacción en cadena que llevan a nuestra imaginación a puertas insospechados cuando comenzamos a ver el filme (sobre todo para los que no leímos el comic). Y es que las justificaciones de todo lo que sucede en su transcurrir también son difusas, es decir, ni los propios protagonistas tienen en claro porque sucede lo que sucede, porque Tetsuo tiene los poderes que tiene de la noche a la mañana, porque “Akira” es lo que es, porque su inmenso poder desató la tercera guerra mundial 31 años atrás arrasando con toda la vieja ciudad de Tokio, o si realmente la causa de este nuevo holocausto fue otra. “Akira” no abandono las historietas y se hizo celuloide para explicarnos cada uno de las situaciones que plantea sino para que entremos en un viaje espiritual que pocas veces se puede observar en una cinta de dibujos animados.

El principal hilo conductor de la cinta es la “Energía Absoluta”, la que contiene Akira, la que contiene Tetsuo, la que contenemos todos en nuestro interior dormida y que en algún momento de la vida se revela, o no, como una erupción indetenible en el seno del volcán inactivo que cada ser humano es. Esa energía que junto a los recuerdo del mismísimo inicio del Universo descansan en nuestra esencia, en nuestra misma genética esperando el tiempo y el momento apropiados para ser manifestados, es a partir de esa deducción que el filme se lanza a una interpretación metafísica, si se quiere, al estilo “2001: Odisea en el Espacio”. El súper ser transformándose en un ente orgánico gigantesco; y Akira renaciendo como una fuente de energía que devora todo, incluso a la masa orgánica y a los chicos mutantes, tragándose media ciudad hasta convertirse en una mini nova (¿un mini universo?) donde todos se fusionan en uno solo. Se podría interpretar que Akira ha recuperado todas sus partes para culminar con su tarea de evolución y elevación. O, cínicamente, que el director tomó un atajo para intentar poner algún tipo de final, la otra opción era dejar a unos dioses antagónicos reglando la Tierra, en cuanto a los personajes están bien escritos, y las situaciones bien desarrolladas. Ciertamente el futuro descripto en el filme es algo conservador, lo cual no es demasiado desacertado, si analizamos como ha evolucionado la tecnología desde 1987 hasta hoy, pero cumple con su cometido. Sin duda alguna “Akira” es toda una obra maestra llevada a cabo por el incombustible Katshuiro Otomo, que creado una cinta que ha perdurado y perdurará eternamente.



“Una cinta enigmáticamente filosófica"

2 comentarios:

  1. gracias por una sentida critica, comentar, que akira simplemente es un grito artístico con tanto poder que desperto el imaginario de occidente para siempre. y que los que tuvimos la gloriosa oportunidad de leer el manga que el espiritu de la obra es el mismo salvo que con un cuerpo totalmente diferente, aun asi los ultimos minutos de la pelicula son en ESCENCIA iguales a cuando fueron paridos como ideas en el manga por otomo

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  2. Genial entrada, mil gracias. Akira es una obra maestra en todos sus aspectos, desde su aparicion a la fecha sigue y seguira siendo el titulo de anime por excelencia, genial y perturbadora a la vez, si marca un antes y un despues en la vida de una persona como en mi caso.
    SALUDOS.

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