domingo, 13 de febrero de 2011

Escuela de Rock

Director: Richard Linklater
Año: 2003 País: EE.UU. Género: Comedia/Musical Puntaje: 08/10
Interpretes: Jack Black, Joan Cusack, Mike White, Sarah Silverman, Joey Gaydos, Miranda Cosgrove, Maryam Hassan, Kevin Alexander Clark, Rebecca Brown, Robert Tsai y Caitlin Hale

Dewey Finn (Jack Black), es un apasionado músico de rock que es despedido de su banda, y para conseguir dinero se hace pasar por su compañero de cuarto, aceptando un trabajo como profesor temporal en una prestigiosa escuela primaria. Desde luego Finn no está capacitado para dar clases, y sus alumnos empiezan a sospechar el fraude, pero en un arranque de inspiración, él decide crear un grupo de rock con los niños, para participar en un concurso de bandas en el que podría ganar un jugoso premio. Los niños resultan ser buenos músicos, e inspirados por Finn descubren la rebelión y la exultación de la libertad que forman el auténtico espíritu del rock. Sé que hay mucha gente que crítica a Black diciendo que sólo puede interpretar un papel: el de él mismo. Y tal vez tienen razón, se sabe que sobreactúa mucho en los filmes donde participa, pero creo que con eso basta para convertirlo en uno de los mayores talentos cómicos de la actualidad. Igual que Jim Carrey, la comedia que Jack Black interpreta no se basa tanto en los chistes que proporcione el guión, sino en el modo como los ejecuta, integrándolos a su excéntrica personalidad y presencia física. Ahora, con todas esas advertencias fuera del camino, puedo decir que "Escuela de Rock" es la mejor película en la que Black ha participado, y que, además, fue una de las comedias más divertidas que se ha podido ver en el año 2003.

En manos de un equipo creativo menos hábil, esta simple historia podría haber sido una intolerable y empalagosa película que explotara la fiebre musical de moda. Pero en manos de un director y escritor reconocidos por su trabajo en el cine independiente, ha resultado ser una cinta muy graciosa y entretenida, que a la vez rinde tributo al legado musical de décadas pasadas y que inspira a las nuevas generaciones a rechazar lo que las empresas multinacionales les quieren vender como música. El director Richard Linklater recibió algunas críticas cuando decidió hacer "Escuela de Rock". Sus obras previas (como "Slacker", "Despertando a la Vida” y la extraordinaria "Antes del Amanecer") lo habían elevado a la categoría de genio independiente, y el aceptar hacer una comedia familiar para uno de los grandes estudios (Paramount) significó para muchos que Linklater estaba traicionando sus raíces. Lo mismo se podría decir del excelente guionista Mike White, que con "Chuck and Buck", "Orange County" y "The Good Girl" demostró tener una sensibilidad inteligente pero accesible, creando personajes a la vez únicos y familiares, con los que la audiencia se puede identificar. Sin embargo, estas acusaciones de encasillamiento no tienen fundamento. "Escuela de Rock" es ciertamente una amable comedia familiar, pero se distingue por una sutil veta subversiva que caerá muy bien a niños y adultos cansados del condescendiente producto fílmico que por lo general se produce para este mercado.

En realidad, se puede decir que "Escuela de Rock" es una película algo gamberra que desarrolla su argumento con una comicidad más propia de "Los Simpson" que de la saga de "Mi Pobre Angelito". Sus creadores van directos al grano y no pierden el tiempo en inútiles presentaciones, por lo que transcurridos diez minutos de su metraje ya nos encontramos al protagonista en plena faena y dispuesto a llevar a cabo sus planes: adoctrinar a una serie de niños de una escuela para gente de clase alta en aquello que es su verdadera pasión, esto es, el rock. Por supuesto, este filme precisa de cierta complicidad con el espectador, y desde luego lo disfrutarán mucho más aquellos que tengan cierta pasión por este tipo de música. Sin embargo, el resto de los mortales, entre los que me incluyo, encontrarán en "Escuela de Rock" un sano divertimento que, además, incorpora una solapada crítica a ciertos modelos de educación excesivamente formalistas y que tienden a humillar al alumno y a despreciarlo si éste no consigue buenas notas, en vez de intentar apoyarlo para que consiga sacar adelante aquella asignatura en la que no destaca. En este sentido está bastante bien reflejado cómo Dewey Finn se va ganando la confianza de la clase, conociendo para ello la personalidad y las aptitudes de cada uno de sus integrantes y generando así en su carácter una seguridad que muchos antes no tenían (es el caso de una niña que en principio se muestra tímida de participar en el "proyecto" de su alocado profesor).

Más aún, el tono travieso y desafiante de la cinta la hace todavía más fresca e innovadora, aún cuando la trama bordee frecuentemente en convencionalismos ideológicos de identidad, autoestima y amistad. Pero no hay que negar que Jack Black es el motor que hace girar y dar vueltas a la cinta al ritmo del rock. Un rock presente por medio de canciones de míticos grupos consolidados (se puede escuchar a The Clash, Metallica, Kiss, Cream, AC/DC, Led Zeppelin, The Who, The Doors, etc.) y de otras compuestas por el mismo Black e interpretadas por su peculiar banda. Black da vida a un adulto venido a menos que de repente se encuentra en la obligación de lidiar con una clase de alumnos a los que inspirará su amor por alguna cosa. Esta premisa se ha utilizado en incontables ocasiones a lo largo de la historia del cine. Normalmente son productos destinados directamente a televisión, dramones de lágrima fácil y redenciones finales. "Escuela de Rock" está cortada por este mismo patrón, pero su puntito gamberro y la sinceridad de su relato hacen que sobresalga por encima de todas ellas. "Escuela de Rock" es una buena comedia, y eso ya es decir mucho, que en ningún momento cae en el sentimentalismo barato tan propio de este tipo de producciones. A través de un metraje muy bien montado, de menos a más (¡y qué más!), la cinta no sólo se limita a divertir al espectador, sino que le hace testigo y, más importante, cómplice de su juego. Y la ferviente pasión que siente y transmite el personaje por el rock es tan sólo una muestra de una entrega y sacrificio encomiables, ejemplo auténtico de amor por la música.

Recordarán este papel que Jack tenía en "Alta Fidelidad" (2000), por su amor a la música y por su personalidad un tanto agitada. Y es que este personaje está construido especialmente para este actor. Vago rockero algo desequilibrado que va pegando gritos y saltos por ahí. Y a todo esto, pues si han seguido su carrera, habrán notado cómo le gusta a Black hacer guiños con los ojos, ese gran clásico. Pero aparte del actor principal, factor a tener muy en cuenta en el conjunto de este filme, la película también se defiende por sí misma. Los niños en general están fenomenales, y la película nos premia con algunos números musicales realmente notables. Los personajes están muy bien construidos, y en caso de odiar con todas nuestras fuerzas a Jack Black, siempre podremos disfrutar con la más que efectiva Joan Cusack, que hace de la directora estricta, esta comedia sin Jack Black no hubiese tenido la gracia que tiene ni a mil años luz de distancia , no me la imagino con ningún otro cómico del macrocosmo Hollywoodense ya que es una historia previsible y se hubiera quedado en simplemente una película más para pasar el rato y punto, pero con Jack Black trasciende ignorando lo típica que pueda ser porque el le da una chispa inigualable. Una comedia que no se debería infravalorar por ser una historia predecible, sino saber detectar en ella una gran interpretación, un gran tributo musical y por supuesto el objetivo que tiene que es hacer reír que lo cumple a las mil maravillas, que más se puede pedir.

"Escuela de rock" es, por tanto, una comedia que sorprende por exhibir un humor que no se basa en la risotada fácil, sino en la sonrisa sutil, algo de agradecer teniendo en cuenta las múltiples cintas que se estrenan hoy en día y que toman al público por tonto con sus vacuidades .Pero que no suene a lección de filosofía "Escuela de Rock" es una carta de amor al rock y al espíritu que aún persiste en quienes se rehúsan a vender sus convicciones y opiniones. Y por si fuera poco, sirve como una fantástica plataforma para dar rienda suelta a Jack Black, consagrándolo como importante figura de la comedia contemporánea. Esta es una de esas películas que será disfrutada tanto por padres e hijos, con el beneficio potencial de servir como punto común para la unión de ambas generaciones. La película es entretenida, aunque tampoco sea ninguna maravilla cumple su función y se ve con una sonrisa de principio a fin. El argumento es bastante predecible y manoseado a estas alturas, pero se agradece que se alejen de sensiblerías varias porque oportunidades tenían. Y sorprendentemente, a pesar de que hay muchos niños en la película, no despiertan furias asesinas como sería lógico pensar, sino que te caen hasta bien. Una estupenda banda sonora y el genial Jack Black hacen que esta película merezca la pena.



“Una comedia sincera y divertida”

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