Año: 1970 País: Italia Género: Drama Puntaje: 08/10
Interpretes: Jean-Louis Trintignant, Stefania Sandrelli, Dominique Sanda, Pierre Clémenti, Gastone Moschin, Enzo Tarascio, Fosco Giachetti y Jose Quaglio
En "El Conformista" se reúnen todas las inquietudes que han hecho indispensable a Bernardo Bertolucci. Filme renovador y moderno, supuso un hito en su estreno por su tremenda complejidad. Adaptación de una novela de Alberto Moravia, cuenta la tragedia de Marcelo Clerici (Jean-Louis Trintignant), un joven profesor de Filosofía adepto al fascismo sufriendo entre las traiciones y la cobardía en medio de un contexto histórico delicado. De fondo, las contradicciones morales de quién ha sufrido abusos sexuales en su infancia, una reprimida homosexualidad y el amor verdadero nunca encontrado. En dicho filme desarrolló una crítica abierta a la ideología fascista, volcando la trama de la cinta en un hecho internacional orquestada por Mussolini para asesinar a un profesor de ciencia política en Paris. Es una excelente película de género dramático aderezado con varios contrastes, como por ejemplo: el de la Italia fascista y el marxismo francés, junto con la sexualidad castrada y el sexo liberal, una película llena pues de miedos y traumas de la infancia.
¿Cómo hilvanar la abstracción de tanta interioridad en una narración de imágenes?. No fue fácil. Y es que Bertolucci apostó para este filme por la grandilocuencia y la megalomanía para representar el totalitarismo en toda su extensión. Cinematográficamente asistimos a un filme virtuoso, resplandeciente por su original y arriesgada puesta en escena (riquísima en recursos narrativos). Tal vez "El conformista" fue un filme moderno, revolucionario, insuperable por su ambición, por ese anhelo de invadir el alma (intelectual y emocional) del cine. No sería justo eludir la importancia de un elenco actoral sobresaliente. Al ya conocido Jean-Louis Trintignant se une la imponente presencia de dos musas del celuloide comprometido de aquel periodo: Stefanía Sandrelli y Dominique Sanda. Dos actrices cuya belleza delató la huella imborrable de la emoción y la sensualidad, aderezado (además) con grandes dosis de neuronas, aunque hay que reconocer que esta película no es de lo mejor del siempre discutido y discutible director italiano, pero que le supuso, como dije un reto creativo, como bien dije al principio, nos narra la historia de forma cronológica, al ir proporcionándonos digamos que los "trozos" de la vida del protagonista, a la vez que desarrolla el presente. Haciéndonos mostrar la cara más cruel del personaje y su distanciamiento no sólo con las personas, sino con el mundo que lo rodea en general.
Rodada en 1970 inaugura la época de mayor esplendor del cineasta, ya que a ésta le seguirán " El Último Tango en París", " Novecento", o, en menor medida, " La Luna", convirtiéndole en uno de los directores más representativos de la década. "El Conformista" aborda como tema central los padecimientos de un hombre durante la dictadura de Mussolini, pero desde una perspectiva inusual: no se convierte en víctima del mismo, sino que por el contrario se ve obligado a convertirse en verdugo. Todo ello porque a pesar de no estar de acuerdo con lo que sucede, es incapaz de rebelarse contra ello. No podemos entender, sin embargo, que se trate de una película política al uso. No es estrictamente una película doctrinal contra el fascismo, sino que usa del fascismo para plasmarlo en una apabullante presencia escénica que empequeñece absolutamente al individuo hasta desproveerlo de su voluntad. No sabemos en qué rostros se encarna el poder político, que apenas aparecen durante la historia, sino que son grandes y desangelados espacios vacíos que desarman al individuo. No observa ni puede dirigirse a nadie, y sin embargo es él el que se siente dirigido y observado por todos. Estas imágenes son las que quizás más perduran de la película una vez vista, y de inmediato uno recuerda el vínculo que las liga con los escritos de Kafka. Es algo más que la protesta contra la dictadura imperante, es la representación del enanismo del hombre frente al estado. Además, ese conformista que se torna en verdugo ha de sacrificar a personas queridas por él, y el espectador apenas tiene esperanzas de que el protagonista vaya a negarse a cumplir su cometido.
Es magistral el modo en cómo lo cuenta Bertolucci: sin estridencias emocionales, casi borrando cualquier conato de expresividad, dos personas son asesinadas por alguien que no hace más que un trámite engorroso y necesario. Sabemos que el dolor le atenaza, pero ni siquiera tiene sentido mostrarlo. Cuenta pues, con escenas bastante interesantes y algunas digamos de verdadera obra maestra, la gran escena que transcurre en el restaurante, donde cara a cara bailan dos mujeres tanto opuestas como complementarias, es verdaderamente extraordinaria. Y en donde de verdad se ve la obsesión de Bertolucci con el cine clásico, ya que hasta incluso se puede ver una fotografía de Stan Lauren y Oliver Hardy, sin que nos explique los motivos. Fabulosa la fotografía a cargo de uno de los directores más influyentes y originales de la historia del cine, estoy hablando del romano Vittorio Storaro "El Último Emperador" también de Bertolucci, un hombre que durante 35 años de carrera se ha dedicado a la investigación para reinventar la fotografía cinematográfica desde distintas disciplinas, y aquí usando una gama de colores verdaderamente fabulosas, puesto que nadie como él nos ha enseñado tanto Paris, como Roma con ese misterio tanto profundo como desgarrador. Estupenda, como tiene que ser, y para no desentonar con la fotografía, la banda sonora, llevada a las órdenes de uno de los compositores que llegó a convertirse en uno de los preferidos de la "nouvelle vague", y uno de los favoritos del director François Truffaut.
En esta adaptación literaria, el filme aborda el concepto de traición y su correspondencia con la identidad moral de la lealtad. La influencia paterna y la facción psicoanalítica de la memoria están presentes en el retrato de un personaje principal que actúa desde el resentimiento. Guiado por un afán conformista, que desemboca en un comportamiento apoyado en la comodidad y en la falta de iniciativa, Clerici se convierte en la transfiguración del estado de ánimo reinante en la sociedad italiana. Bertolucci crea escuela con sus planos secuencia, con la composición de encuadres de una riqueza narrativa al alcance de muy pocos cineastas contemporáneos. Muy bien, si muy bien los actores aquí contratados por Bertolucci y encabezado por un impecable Jean-Louis Trintignant metido en el atormentado cuerpo de Marcello Clerici, ese intelectual que mantiene una "decorosa" vida social y se aviene al nuevo orden fascista sin saber muy bien cuales son sus motivaciones. Pero por dentro, su conciencia es un infierno que le hace cometer actos de indiferencia absoluta, reflejados en el personaje de su madre o, en el de su mujer, extraordinario Trintignant, y con él la bellísima italiana Stefanía Sandrelli como Giulia la esposa de Marcello, una mujer que solamente mantiene su matrimonio por la intensa relación sexual, y no por una verdadera comunicación personal entre ambos. Y junto a ellos, unos secundarios de campanillas, como por ejemplo: la francesa Dominique Sanda, la "veterana" griega y excepcional actriz, aunque quizá algo olvidada Yvonne Sanson, esta metida en el personaje de la madre de Giulia.
A pesar de no ser muy aficionada a los productos " de autor" de los 60 y 70, esta película es una de las pocas que me gustan de aquel periodo. Su enorme fuerza visual, su espléndida fotografía, su sensualidad y complejidad narrativa son imprescindibles para el acabado de la película y no meros alardes. Una obra densa, trágica, sensual, esteticista, pero que revela a un director indiscutible. Quizás como único defecto sería el encuentro homosexual que sufre el protagonista en su adolescencia, toda vez que puede diluir el verdadero sentido de la película y darle una torpe explicación psicoanalítica al comportamiento del personaje. Quizás también el único momento en que el erotismo entra de forma burda (algo que ocurriría recurrentemente en películas posteriores), pero no mitiga el brillante valor de la película. En definitiva, una estupenda película, no es de las mejores de Bertolucci como digo, pero es un filme con el que el director creó una escuela, puesto que logró gracias a sus planos y a sus encuadres, una historia que para si la quisieran muchos directores de la actualidad. Notable.
“Una verdadera obra original con delirios artísticos”
El film es desencantador, sobre un hombre serio que en lugar de tener sentido de humor, como por lo general lo tienen los hombres serios, resulta ser serio-serio, en el sentido patético del concepto seriedad. No es de las mejores películas de Bernando Bertolucci; es de sus obras más regulares tirando a floja, al menos para mí.
ResponderEliminarFej Delvahe