sábado, 1 de mayo de 2010

La Tumba de las Luciérnagas

Director: Isao Takahata
Año: 1988 País: Japón Género: Animación/Drama Puntaje: 10/10
Productora: Studio Ghibli

Japón, Segunda Guerra Mundial, El joven Seita y su pequeña hermana Setsuko son hijos de un oficial de la marina japonesa. Ambos viven con su madre, pero un día, en un bombardeo, ellos se retrasan y no consiguen llegar al bunker donde ella los espera. Después del bombardeo los dos hermanos buscan a su madre, y Seita la encuentra muy malherida en la escuela que ha sido convertida en un hospital de urgencia. Poco después la madre muere y, tras una breve estancia en casa de su tía, ambos vagarán sin casa y sin rumbo, en una época donde la comida y la ayuda escasean. Todo un clásico de la animación de la factoría japonesa Ghibli. Una historia de supervivencia que obtuvo excelentes críticas en todo el mundo. “La Tumba de las Luciérnagas” es, sin duda alguna, la película que uno debe hacer ver a cualquiera a quien esté intentando convencer de que la animación, en contra de la opinión general por desgracia aún tan arraigada en Occidente, no es sólo cosa de niños pequeños.

Basada en una novela corta semi-autobiográfica del mismo título de Akiyuki Nosaka, se trata de una de las películas de animación más duras, despiadadas, crueles y deprimentes habidas y por haber (junto con la producción británica “Cuando el Viento Sopla”, otra joyita de la que tengo que hablarles algún día, si es que sigo con este especial) y quizás el alegato antibélico más convincente que nos podemos echar a la cara. Y esto resulta más chocante aún cuando descubrimos que es una película del mismísimo Studio Ghibli, los creadores de obras tan llenas de vida y optimismo como “Mi Vecino Totoro” y la más reciente “Ponyo: El Secreto de la Sirenita”. Sin recurrir a escenas de violencia gráfica explícita ni a abusar de las secuencias bélicas (que apenas las hay, ya que NO ES una película bélica, sino un drama) nos muestra con toda su crudeza lo peor de la guerra y cómo inevitablemente los que más afectados resultan por ella son la gente común y corriente, y muy en especial los niños. Vemos cómo el tener que pensar más que nada en la supervivencia propia, sin tener tiempo de preocuparse por los demás ni de mostrar afecto o solidaridad siquiera por alguien de la propia familia, hace que las personas saquen muchas veces lo peor de sí mismas, incluso aunque sea sin verdadera mala intención sino forzadas a ello por las circunstancias (la tía de Setsuko y Seita realmente no puede decirse que actúe así con ellos dos porque sea una mala persona).

Y cómo, análogamente, el hermano mayor se ve forzado a intentar madurar de golpe al haberse quedado los dos prácticamente solos en el mundo y tener que hacerse cargo de su hermana, lo que les lleva a tomar decisiones trágicamente erróneas (por muy mal que les tratara su tía, la decisión de Seita de irse a vivir solo con su hermana al refugio, aunque bienintencionada, es de una irresponsabilidad sin límites y prácticamente supone el camino a la desgracia de ambos). Algo completamente lógico, por otra parte, porque no son más que eso, niños, que sufren las consecuencias de una situación dramática e inhumana de la que ellos no tienen ninguna culpa. Tanto es así que por momentos parece como si Takahata se quisiera cebar con nosotros por el hecho de centrar todo el sufrimiento en dos niños indefensos, pero es que de hecho, insisto, se trata de una visión de la situación completamente lógica y realista y creo que así, y no de otra manera, es como había que mostrarla. Este mensaje llega al espectador de una forma directa, sin andarse con rodeos, pero sin recurrir a la lágrima y la sensiblería fácil. No se escatiman escenas de gran dureza visual (la muerte de la madre de los niños), pero también, entre tanta desgracia, se agradece que nos encontremos con momentos, digamos, de relax, principalmente escenas familiares entre los dos hermanos en las cuales se ve lo mucho que se quieren y cómo, a pesar de todo, siguen siendo niños y no pierden ocasión de demostrarlo en cuanto la guerra les deja un respiro.

Aunque así y todo no deje de recordarles que sigue ahí presente (la escena de la playa, por ejemplo). Como he apuntado anteriormente, la tensión y la sensación de "mal cuerpo" va creciendo exponencialmente a medida que avanza el argumento y vemos cómo los personajes cada vez van sufriendo más, y cómo el estado de Setsuko se va deteriorando por momentos. Y cuando finalmente se produce ese desenlace que todos conocíamos desde el principio, el mazazo es brutal. Nadie que se considere mínimamente sensible puede ver esa escena tan lamentable, probablemente una de las más dramáticas y crueles que se habrán podido ver nunca en una película de animación, sin que se le quede grabada a fuego de por vida y sin estremecerse por las palabras de la pobre niña, ese desgarrador "oniichan, ooki ni" (gracias, hermanito) pronunciado apenas con un hilo de voz. Gráfica y técnicamente la película cumple a la perfección, sin alardes innecesarios. La banda sonora, a cargo de Michio Mamiya, también se integra perfectamente en la historia y el conjunto es verdaderamente sublime. Es una de esas películas cuyo visionado puede decirse que es obligatorio para todo aficionado al cine, con independencia de géneros y que a uno le guste más o menos la animación, ya que verdaderamente trasciende mucho más allá de todo eso.

“La Tumba de las Luciérnagas” podría tranquilamente entrar en una de esas listas que tanto nos gustan sobre las películas más tristes que hemos visto. Su historia, sin ningún tipo de concesión, alcanza una dureza que se vuelve insoportable. Y sorprende gratamente el hecho de encontrarnos ante un filme de animación, una animación hoy en día primitiva, pero grandiosa en niveles de perfección, pero que curiosamente y debido a la sobriedad de lo que narra, uno no se la imagina de otra manera. Pienso que si hoy hicieran un remake del filme (y que conste que ya existen dos en imagen real) realizado con las últimas técnicas de animación, sería una equivocación. Porque esta es una película que llega al corazón como pocas, pero que a diferencia de la gran mayoría, ésta tiene la particularidad de desgarrarlo, de dejarlo casi sin vida y totalmente huérfano, como los personajes centrales del filme. Habla de la niñez rota, de la violación de la inocencia, de la crueldad humana, del desinterés y el egoísmo en tiempos de guerra. Se supone que en los momentos más difíciles de una persona, sobre todo si el contexto es una guerra, lo mejor del ser humano tendría que salir a flote. En la película los únicos que parecen seres humanos son los dos hermanos protagonistas, y sólo porque hasta cierto punto no se dan cuenta de la desgracia que les ha tocado vivir. Pero todos aquellos que les rodean parecen pertenecer a otra especie de vida, a una en la que la indiferencia y la insensibilidad son las propiedades reinantes. Y si a ratos, la extrema dureza del filme parece ser un ensañamiento sin compasión con el espectador, por el hecho de que los dos personajes centrales sean dos indefensos niños, ésta tiene su lógica por el hecho de que en toda guerra, las peores víctimas en todos los aspectos son precisamente los niños.

Isao Takahata narra con esa sencillez típica de los grandes clásicos, al más puro estilo de John Ford o de Yasujiro Ozu, sin cargar las tintas en los momentos emotivos, y haciendo grande una historia pequeña. Y hablando de emoción, podríamos decir que todo el filme en sí mismo es un bloque emotivo, angustioso, cruel, en el que no hay ni un sólo punto álgido que destaque por encima de los demás, como suelen hacer en otras películas, una emoción contenida, verdadera, sincera, directa, que viste la narración sin ningún tipo de artificio o filigrana argumental, de esas que engañan al espectador para llevarlo al borde de la lágrima. Aquí se está al borde de la lágrima continuamente, y uno nunca se siente manipulado porque el filme no cae ni un sólo momento en la sensiblería barata, algo en lo que le hubiera resultado muy fácil caer. El visionado de “La Tumba de las Luciérnagas” es algo difícil. Se podría decir que este filme sólo es apto para estómagos fuertes, pero sin embargo pienso que esta película debería ser vista por todo el mundo, por mucho que a algunos les resulte insoportable. Su historia trasciende los límites del propio medio en sí, y aunque enfrentarse a ella más de una vez puede resultar totalmente desesperanzador dada la visión que del ser humano da, creo que es una de esas películas necesarias, de ésas que no saben ni conocen de fronteras, como la naturaleza del verdadero arte, pues en su ilimitada fuerza que hace que sea comprensible para cualquier persona en cualquier parte del mundo, reside todo su encanto y su única razón de existencia.

“Una maravillosa historia que te romperá el corazón"

3 comentarios:

  1. Es lo que más respira esta joya de la animación japonesa. No deja ni siquiera un respiro para disfrutar de momentos simpáticos o amables, cuando parece que la situación de los hermanos mejora vuelve de nuevo el bajón, es una constante de sube y baja de emociones. Película triste donde las halla, te deja una sensación de impotencia respecto a la guerra, culpable de la desesperación de los personajes. Es sin duda la mejor película de Isao Takahata (director de Heidi y Marco) que consigue llegar a la cumbre de la animación y sin duda del cine. Obra maestra.

    Andrés Estalvi

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  2. Magnífica película de animación, que ha callado y seguirá callando, a muchos detractores de éste formato, principalmente por unos medios técnicos sorprendentes que superan ampliamente a cintas más modernas, y sobre todo, por la desgarradora y dura historia que narra. Una historia que desgraciadamente, se repite en el mundo cada vez que hay guerras, que no es otra cosa que el pleno triunfo de la mediocridad humana. Esto lo vemos en como tratan a los pobres niños la gente que los rodea, más interesados en sobrevivir ellos que en ayudar a los demás. Pero no nos equivoquemos. Ni la tía de los pequeños, ni el médico, ni el agricultor son los "malos" de la historia; lo verdaderamente horrible es la situación, que los iguala a todos como víctimas y que en éste caso, se ceba con los más débiles.En definitiva, film indispensable, entrañable y durísimo, que a buen seguro arrancará alguna lágrima al que menos se lo espere. Sobresaliente para Ghibli. Muy buena crítica Mabel.

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  3. Genial, la guerra siempre será la peor estudez del ser humano.

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