Año: 2002 País: EE.UU. Género: Thriller/Policial Puntaje: 8.5/10
Interpretes: Al Pacino, Robin Williams, Hilary Swank, Maura Tierney, Martin Donovan, Nicky Katt, Paul Dooley y Jonathan Jackson
Will Dormer (Al Pacino) es un veterano detective de la policía de Los Ángeles que viaja con su compañero Hap (Martin Donovan) a un pequeño pueblo de Alaska para investigar el inquietante asesinato de una adolescente. Bajo la luz perpetua de la región, Dormer y Hap se van acercando al principal sospechoso, el novelista Walter Finch (Robin Williams), que vive apartado del pueblo. Durante una tensa operación de vigilancia en una playa rocosa ocurre un hecho lamentable, Dormer se ve obligado a entrar en un juego psicológico dirigido por el brillante y malvado Finch. También tiene que colaborar con la agente de la policía local (Hilary Swank), que no tiene gran experiencia pero sí mucha intuición. Suben las apuestas del juego y Dormer se enreda cada vez más en la telaraña tejida por Finch. Incapaz de descansar por el implacable sol de medianoche el juicio del detective se distorsiona y al final peligra su estabilidad mental. La sensación de que Nolan se va a convertir en uno de los grandes referentes del cine actual, ya es un hecho, incluso en un trabajo como este, más convencional y que se acerca también a una línea más comercial se pueden observar las virtudes de este gran director. Su manera de construir thrillers creando una atmósfera absorbente y tensa ya se ha convertido en su seña de identidad, se maneja a la perfección a la hora de dibujar y perfilar personajes con un componente oscuro y atormentado y en todas sus películas consigue atrapar al espectador y mantenerlo en un interés creciente y una tensión constante que hace que incluso en una obra que terminará considerándose menor dentro de su filmografía esté muy por encima de la media habitual.
La carrera artística no ha hecho más que empezar, y ya comienzan a flaquear las ideas... ¿Cual podría ser la mejor solución? ¿Un thriller producido por los grandes estudios? ¿Alguna adaptación novelesca? ¿Un remake? Y, como nunca se sabe, en ocasiones la opción más descabellada es también la más acertada. Así lo demostró Nolan tras rodar "Memento" con su "Insomnia", remake de la homónima noruega que se había rodado tan sólo 5 años antes. Y, tras ese tiempo, cayo en las manos de Nolan, que decidió arriesgar como muy pocos lo han hecho, pues no sólo añadió secuencias y recompuso muchas de las situaciones que se daban en la cinta presentada por Skjoldbjaerg de modo inverosímil o descuidado, sino que además, se atrevió a añadir casi 30 min. Adicionales a una historia que, si bien en su formato original, resultaba curiosa y fallida, no parecía dar los alicientes suficientes como para sacarle mucho más partido. Pero el inglés puso todo de sí y en "Insomnia" habla sobre el sentimiento de culpa y el remordimiento, sobre todo aquello que nos hace vulnerables ante las decisiones que hemos tomado pero no hemos decidido acatar ante los demás, sean accidentales o no. La obsesión siempre está presente en el género policiaco y aquí rodea a los tres personajes principales. Dormer busca atrapar a Finch a pesar de que este le hace un chantaje. Finch está obsesionado con culpar a otro del asesinato y así demostrar ser tan inteligente como los personajes de sus novelas detectivescas. Pero también habla de otra obsesión, la de la agente Burr por convertirse en una buena agente de policía en un mundo de hombres.
Cabe recordar que para esta cinta dispuso de un gran presupuesto y con un elenco de renombre: Un soberbio Al Pacino que descompuso un personaje tan duro como agotado a lo largo que avanzaba la trama, un Williams conciso pero brutalmente sagaz y una Swank que recogía el testimonio de un papel sin tanta importancia, y le daba una vuelta de tuerca de lo más idónea. Tras ellos, inteligentísimos diálogos que desbordaban la trama minuto tras minuto y ofrecían una espiral de situaciones hábiles, pensadas y palpitantes, dando así al espectador un cabo de la cuerda, y ofreciéndole el resto para que tirase hasta llegar a un tramo final brutal y sobrecogedor, donde no sabes como va a concluir verdaderamente hasta que no tienes todas las cartas sobre la mesa. Y es que, pocas veces obtendrá uno comodines como el de Nolan o Al Pacino para acertar realizando uno de los remakes más sorprendentes y extraordinarios de cuantos haya visto este servidor en muchos años. Condenada a ser la película menos apreciada de su filmografía, nadie debería pasar por alto esta valiente propuesta a la que el éxito de “Memento” perjudicó enormemente, al esperar público y crítica algo al estilo de la anterior. Y Nolan lo dio, pero con un envoltorio distinto. El virtuosismo de guión y montaje que mostraba Nolan en su anterior película aquí parece desaparecer en favor de una estructura aparentemente más convencional, pero en realidad mas compleja, densa y sutil que la anterior.
Contar una historia es trazar un mapa mental, inventarse una geografía, blanca o rota en infinitos fragmentos, que dibuje exactamente la angustia de la existencia. Christopher Nolan ha descubierto en los estados de conciencia alterados la perfecta traducción de la angustia del hombre contemporáneo: la necesidad de vivir otras vidas de “Following”, la memoria desaparecida de “Memento” y la falta de sueño de “Insomnia” son traducciones desesperadas de un sentimiento de culpa que modifica nuestra percepción de la realidad. Nolan reduce al mínimo las distracciones tanto en la inclusión de pocos personajes, así como no se explaya ni en la investigación ni en las escenas de acción. Por el contrario resultan impresionantes las remotas localizaciones naturales que sirven como metáfora del aislamiento y hermetismo del personaje, que dejan ver un gran trabajo de fotografía. Aun más sorprendente es el cuidado de Nolan en los pequeños detalles que roza lo obsesivo. Mucho se podría profundizar en este magistral filme, que bajo la apariencia de simple thriller se esconde una oscura y profunda reflexión sobre la soledad. Alaska es un personaje más dentro de la trama y es un ejemplo de cómo sacar partido a un escenario. Si ya es duro quedarse dormido, más duro es hacerlo en un lugar donde nunca anochece. Así Alaska se convierte en el purgatorio de Dormer, el terreno donde sus pecados le persiguen allí donde van y donde el sueño no llegará hasta que haya limpiado su conciencia (maravillosa la escena final con esa inolvidable frase de Pacino que resume todo).
Cierto es que a veces la trama cae en tópicos de este tipo de películas que la lastran, a saber; el papel de la joven policía interpretada por Hilary Swank, el típico policía novato obsesionado por el héroe; la persecución entre los protagonistas, totalmente efectista. A pesar de esos defectos es un thriller psicológico muy recomendable. Nolan es un estilista del dolor narrado en primera persona. La aparente linealidad de “Insomnia” avanza un paso más allá de “Memento” en la construcción subjetiva de la desorientación y la pérdida de referentes morales de un hombre superado por las circunstancias de su entorno, en este caso un paisaje hermoso, congelado. Es impresionante el modo, típicamente hitchcockiano, en que Nolan nos transforma en los ojos, abiertos y culpables, de Will Dormer sin recurrir a la cámara subjetiva. Si “Memento” era un thriller nabokoviano, “Insomnia” es dostoievskiano. El clásico juego del gato y el ratón, que empieza en medio de la niebla, continúa sobre unos troncos giratorios y acaba en un ferry, refleja un espejo de oscuridades, dos agujeros negros observándose desde distintos lados de la ley. Nolan aborda este proceso de identificación, que no es otra cosa que una visita guiada por un purgatorio soleado, con la serenidad y el aplomo de un cineasta que puede estar orgulloso de haber filmado no solo la quebradiza naturaleza de la memoria, sino también la máxima expresión de la redención, una muerte blanca tan poderosa como la de “Crimen y Castigo”.
Christopher Nolan dirige la película de manera sobria y lenta, adentrándonos en los pensamientos de Dormer, y enmarcándola dentro de una atmosfera azulada y fría, acorde con el escenario donde se desarrolla. Nolan se marca grandes secuencias donde el miedo y la inseguridad hacen gala, como es la inolvidable entre la niebla, clímax donde se desatará la tragedia que envolverá a Dormer hasta el intenso final. En su momento, alguna lumbrera culpó a esta cinta de ursulina por su profunda carga moral. Sin embargo, dicen los expertos que es la falta de referentes éticos y este nihilismo que gastamos los occidentales lo que hace que cada vez seamos más infelices. La película, con tener revestimiento de gran thriller, oscila sin embargo durante todo su metraje sobre la gran incógnita de qué es lo moral y qué no lo es. Si aceptar la responsabilidad individual de actuar siempre según la propia conciencia, o respetar escrupulosamente las normas que los hombres se dan como comunidad, con la generalidad que eso implica. El personaje de Pacino optará finalmente por esta segunda posibilidad, no sin dejar al espectador con una terrible sensación de que se ha equivocado. A esto hay que añadirle la magnífica creación de ambientes y atmósferas, un buen guión, y sobre todo la soberbia interpretación de Al Pacino, que nos arrastra a todos por una especie de círculo del infierno en el que poder dormir supondría al menos pasar unas horas en el purgatorio. Para fans de las zonas oscuras del espíritu.
"Un thriller excepcionante"
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