miércoles, 27 de octubre de 2010

Toro Salvaje

Director: Martin Scorsese
Año: 1980 País: EE.UU. Género: Biopic/Drama Puntaje: 10/10
Interpretes: Robert De Niro, Joe Pesci, Cathy Moriarty, Frank Vincent, Nicholas Colasanto, Theresa Saldana, Mario Gallo y John Turturro

Tras un período oscuro en la vida de Martin Scorsese, dominado por la enfermedad y el vicio (crisis por agotamiento mental y físico, agraviada por el asma que padecía y por algún que otro exceso con las drogas), Scorsese emprendió el que sería el proyecto que lo catapultaría definitivamente como uno de los mejores directores americanos de los últimos tiempos. Animado fervientemente por un Robert de Niro que veía en “Toro Salvaje” una oportunidad de oro para explotar al máximo sus cualidades interpretativas. La trama le la cinta se centra en Jake La Motta (Robert De Niro) un joven boxeador que entrena duramente, ayudado por su hermano y manager Joey (Un maravilloso Joe Pesci), para convertirse en el número uno de los pesos medios. Pero sus complejos psicológicos y sexuales le llevan a manifestar su agresividad tanto dentro como fuera del ring. En medio de esta tormenta interior se encuentra su hermano, convertido en víctima de la enfermiza paranoia y los celos de Jake. Pronto consigue ver hecho realidad tan ansiado sueño, pero el triunfo y el éxito convierten su vida en una pesadilla. Por un lado, su matrimonio cada vez marcha peor debido a sus salidas nocturnas con otras mujeres; por otro, la mafia le presiona para que amañe algunos combates. La cinta contó con un guión férreo que finalmente elaboró nada menos que Paul Schrader, Scorsese vio en esta realización la oportunidad de volver a demostrar su valía, pese a haber caído en un pozo profundo del que otros seguramente nunca hubieran salido.

La historia está basada en el libro que sobre la vida del boxeador Jake La Motta que escribieron Joseph Carter y Peter Savage. El guión que finalmente escribiría Schrader (después de haber pasado por las manos y la pluma de Mardik Martin) trataba de huir de la visión suavizada que Carter y Savage habían elaborado sobre una figura que, bien se sabe, no se caracterizaba precisamente por su carácter angelical y ejemplar. En el guión de Schrader, la figura de La Motta aparece como un personaje débil, pese a su fuerza, crueldad y violencia. La Motta es un ser inseguro de sí mismo, y por este motivo es del todo “scorsesiano”. El sentido de culpabilidad, de autocastigo y de penitencia personal impuesta por los errores cometidos, lo resuelve Jake en el ring. Éste es el único lugar donde La Motta puede descargar sus rabias y pagar sus deudas para consigo mismo. Así, los combates se convierten en realidad en enfrentamientos de Jake con su propio yo. La Motta se odia a sí mismo, o al menos se castiga no aceptando una personalidad falta de seguridad y de amor propio. Joey le describe como una persona introvertida y difícil de tratar, que siempre hace lo que quiere y cuando quiere, pero lo cierto es que Jake se hunde en la nada cuando le faltan las personas que ama, o mejor dicho, la única persona a quien él verdaderamente quiere, su hermano. Joey le conoce, ante él no puede ocultar nada, y por eso le necesita, pues con él se siente seguro, y sólo en él confía. Su hermano le protege y aleja del fantasma de su voz interior que constantemente le recrimina sus acciones.

El personaje de Vicky (Cathy Moriarty), la mujer de Jake, actúa como otra de las causas generadoras de su debilidad. Ella, siempre altiva y distante, mucho más fuerte que él, aparece como una especie de femme fatale en la vida de Jake, pues por ella perderá a su hermano, aunque de hecho sea sólo la imaginación de Jake la que, demasiado suspicazmente, crea que ella le engaña. Rodada en un espléndido blanco y negro, pese a las reticencias iniciales del mismo Scorsese, que por aquella época estaba realizando paradójicamente una campaña en favor de la mejor conservación de las películas en color, “Toro Salvaje” puede ser considerada sin dudarlo como una de las pocas obras de la historia del cine que más ha revolucionado la utilización del lenguaje audiovisual. Colaborando de nuevo con su montadora Thelma Shoonmaker, Scorsese demostró con este filme no sólo su perfecto conocimiento y utilización de los recursos visuales y sonoros que el medio ponía a su alcance, sino que además dio una lección inolvidable de innovación formal sin precedentes. Scorsese decidió hacer una película sobre boxeo cuando este tema estaba bastante en boga en el mundo del cine “Rocky II” (1973) y la sensiblera “Campeón” (1979) de Zeffirelli estaban arrasando en taquilla), pero él decidió tratar el tema de una manera que nada tenía que ver con las producciones anteriores. Scorsese decidió introducir la cámara en el mismo centro de la lucha. Lejos de la visión habitual del ring desde fuera de las cuerdas, el director acercó la cámara a los personajes, utilizando a menudo el plano subjetivo y un ritmo aceleradísimo de planos muy cerrados que enfatizaban la violencia de una manera terriblemente cruel.

Los momentos más brutales son montados con un ritmo externo trepidante y con movimientos de cámara bruscos, contrastaban con la ralentización de imágenes, utilizada siempre para mostrar la percepción subjetiva del personaje. Esta ralentización, que aparece en todos los planos en los que Jake observa su entorno de manera reflexiva, como cuando ve por vez primera a Vicky en la piscina, o cuando observa sus movimientos y sus conversaciones con los mafiosos, también es usada para enfatizar el dolor y pérdida de contacto con la realidad exterior que Jake vive en el ring. La última pelea mostrada, en la que Jake se dejará castigar como si de una penitencia se tratase, para purgar la culpa por la pérdida de su hermano, es de una violencia aún más salvaje por el formal de las imágenes. La sangre salpicando al jurado, la repetición estilizado ralentizada de los golpes y los flashes de los fotógrafos inmiscuyéndose en la bochornosa derrota de Jake, conforman una escena que por su estilo visual ha pasado a la historia del cine como una de las más bellas y a la vez más violentas jamás filmadas. “Toro Salvaje” supondría un punto de inflexión en la carrera del director. Sus búsquedas formales anteriores, más de acuerdo con una utilización de los recursos ópticos y de montaje apropiados a su visión de las cosas, se convertirán a partir de este filme en una reinvención formal de estos recursos, recreando a su manera un lenguaje visual envidiado por sucesivos realizadores. Scorsese se entromete en el espacio de los personajes y se acerca a ellos de una manera atrevida y sin contemplaciones, acompañándoles por todos los rincones y siguiendo sus pasos como en el plano secuencia de acompañamiento, rodado con steady-cam, de Jake, antes de que destroce literalmente la cara de un rival que a su mujer le resulta atractivo.

El tiempo cinematográfico es también bien utilizado por el director. La película narra la historia de La Motta durante más de quince años, y para ello Scorsese decide condensar los hechos dando protagonismo absoluto a los combates, y dejando ver la progresión de su vida personal intercalada entre ellos, como pinceladas de adorno a una vida que encuentra su verdadera explicación existencial en el ring. Como muestra, uno de los mejores ejemplos de montaje elíptico jamás rodado, el que resume la carrera ascendente del boxeador hasta el éxito intercalando imágenes congeladas y ralentizadas de las peleas, rodadas en el mismo blanco y negro estilizado y perfecto de todo el filme, con otras imágenes en color que sintetizan los hechos acaecidos en su vida personal: su matrimonio con Vicky, la boda de su hermano, el nacimiento de los hijos, etc. El tratamiento documental (emulando la textura de las películas familiares amateurs en 8mm) que Scorsese da a estas imágenes en color, junto a la expresividad de la música de Pietro Mascagni, “leit motiv” sonoro que se repetirá en diversos pasajes a lo largo del filme, y los títulos que fechan las peleas, conforma una secuencia perfecta de una carga expresiva y emotiva pocas veces igualada. Pero para explicar mejor el fondo real de esta película, nadie mejor que Scorsese: “Es realmente la historia directa, simple, casi lineal de un tipo que llega a algo, que lo pierde todo y que luego se recupera. Pero se recupera espiritualmente. No lo logra físicamente, materialmente, sino a través de algo que alcanza en su interior. Lo que me fascina a este respecto es ver cómo un boxeador se sitúa, en cierta forma, a un superior nivel espiritual. Él funciona a un nivel primitivo, casi animal. Y es quizá porque se sitúa a este nivel animal que él está más próximo del propio espíritu. Lo que quiere decir que probablemente los animales están más cerca de Dios de lo que lo estamos nosotros”.

Con total seguridad, al menos para quien firma estas líneas, “Toro Salvaje” es el mejor filme de Scorsese desde “Taxi Driver”. Estas dos cumbres de su carrera fueron protagonizadas por un De Niro indescriptible lleno de energía y talento (muy diferente al de ahora mismo) también cabe destacar a Schrader en el guión, pero esta cinta también fue fundamental para su director, porque Scorsese recuperó la fe en sí mismo, y aunque fue una etapa muy dura para él, consiguió salir más fuerte y más sabio. “Toro Salvaje” fue nominada a ocho Oscar, y aunque se alzó, de manera incontestable, con el de mejor actor y mejor montaje, perdió en la categoría principal frente a la muy inferior “Gente Como Uno” de Robert Redford, que también venció nada menos que a “El Hombre Elefante” de David Lynch y “Tess” de Roman Polanski, en un disparate difícil de asimilar. Poco importa, en definitiva, como poco importa su casi nula repercusión en taquilla en la época, porque “Toro salvaje” queda como uno de los más estremecedores relatos que se conocen acerca de la soledad y la autodestrucción. “Toro Salvaje” es una historia triste, terriblemente amarga, sobre la figura de un hombre vencido por su propia inseguridad. Es otro personaje inquietante dentro de la filmografía de Scorsese. Lejos de intentar llevar a la pantalla a héroes estereotipados y convencionales, Scorsese retrata el alma humana tal como es, desnudando su cruel naturaleza y mostrando con ello la faceta más autodestructiva de la psicología humana. Dedicada a Haig Manoogian, su primer profesor en la universidad de Nueva York, a quien Scorsese ha responsabilizado siempre de ser el causante de su amor por el cine, “Toro Salvaje” es para muchos de nosotros una de las mejores muestras de lo que el cine puede llegar a ser si cae en manos adecuadas, y las de Scorsese por supuesto lo son.

“Una desbordante obra maestra”

4 comentarios:

  1. Elegante y perfectamente rodada mezcla de crudeza y sensilbilidad. Un elenco inmejorablemente escogido para una obra clásica desde el día mismo de su estreno. Conmovedora sobretodo en sus últimos minutos, donde queda patente cuan bajo puede caer un personaje tan célebre como lo fué Jake LaMotta.

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  2. Todo en esta película es memorable. Los créditos del principio, la escena final de De Niro, las interpretaciones, el blanco y negro, los combates, el guión, la decadencia del campeón... lo mejor es callarse y disfrutar con éste perdedor entrañable; de ésta película el verdadero Jake la Motta ha dicho que la ve dos o tres veces todos los años, así que ante éso lo mejor es callarse y disfrutar.

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  3. Sin duda una de las películas más singulares de Scorsese, quizás por la crisis en la que estaba inmerso cuando la rodó o porqué en primera instancia el tema no le atraía.

    Sea como fuere la dirección es magnífica, todos los planos cuidados al detalle, cada ángulo, cada fotograma...

    Todo encaja perfectamente desde la música escogida por Scorsese al particular sonido de las peleas, las improvisaciones en el guión o los actores inexpertos.

    Harina de otro costal es la soberbia interpretación de De Niro, en uno de los personajes más atractivos que se han hecho.

    Obra maestra de Scorsese que con el tiempo ha alcanzado el lugar que le correspondía.

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  4. Juro que cuando la vi hace ya años fue de casualidad y debo decir que me impactó. No sólo la historia, como está contada o los actores - vaya hablamos de De Niro!- sino además por la cadencia estética que tiene. La he vuelto a ver y rever miles de veces!!

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