miércoles, 5 de enero de 2011

Después de Hora

Director: Martin Scorsese
Año: 1985 País: EE.UU. Género: Comedia/Intriga Puntaje: 8.5/10
Interpretes: Griffin Dunne, Rosanna Arquette, Linda Fiorentino, Bronson Pinchot, John Heard, Verna Bloom, Teri Garr, Cheech Marin y Tommy Chong

“After Hours” en Latinoamérica titulada como “Después de Hora” es quizá una de las películas menos conocidas del gran Scorsese debido seguramente a que se trata de una comedia, algo extraño en la filmografía del director cuyos trabajos mas reconocidos se suelen centrar en historias mas duras y en ocasiones relacionadas con el mundo de la mafia. Estamos ante una de las pocas comedias que se pueden contar en la filmografía de este director, aunque si nos fijamos su fondo no es tan distinto al resto de sus películas, un retrato de la noche en los bajos suburbios, solo que esta vez el tono y las intenciones sean bastante diferentes. La película nos sitúa en Nueva York en una zona acomodada donde nuestro protagonista Paul Hackett (Griffin Dunne) esta terminando su jornada laboral como "administrativo" de una gran empresa en lo que parece ser un trabajo anodino y rutinario. Mientras Paul disfruta de un descanso tras su jornada conoce fortuitamente a Marcy (Rosanna Arquette), una joven misteriosa por la que se siente atraído y que será el detonante para que este emprenda su viaje hacía el Neoyorquino barrio del Soho buscando un poco de emoción y aventuras, pero lo que encontrará será una noche de autentica pesadilla...Scorsese ya había utilizado a "Taxi Driver" (1976) como vehículo para presentar el Nueva York oscuro, en todos los sentidos y repitió años más tarde con "Vidas Al limite" (2000), otra pesadilla de medianoche, "Después de Hora" es la parte más divertida de ese retrato nocturno que tanto le gusta al director, pero no menos caótica, angustiosa o peligrosa y sobre todo, cargada de mucha negrura.

Tras esta introducción, pasemos a hablar de un filme como dije anteriormente es una verdadera rareza dentro de la filmografía de su director, pero finalmente es una cinta terriblemente scorsesiana, si es que es posible conciliar ambas ideas. Lo cierto es que a finales de los ochenta, el cine se encontraba en el seno de Hollywood y no se daba mucha oportunidad al “cine de autor”, no se puede decir que Scorsese tuviera las cosas fáciles. Había tallado a sangre y fuego una serie de películas de gran vuelo estético, pero aparte de “Taxi Driver”, no había conocido ningún éxito en taquilla, más bien todo lo contrario. Pero Scorsese se mantuvo fiel a sí mismo, entre otras cosas porque es un verdadero gran artista ajeno al canto de sirena del cine industrial, y siguió adelante. El fracaso del proyecto inicial de “La Última Tentación de Cristo” (que iba a ser su siguiente película, pero que aún tendría que esperar algunos años para hacerse realidad), desembocó en varios meses en dique seco que terminaron con la lectura del guión de Joseph Minion. Uno de los aspectos del trabajo creativo de Scorsese que de alguna forma le hermana con sus anhelados maestros (Ford, Hawks…) es su consabida necesidad de retocar los guiones ajenos que le puedan proponer, o incluso los proyectos personales, hasta quedar satisfecho, pero sin sentir la necesidad imprescindible de figurar en los créditos. Así, sus créditos como guionista no son tan numerosos como los de realizador, aunque, salvo excepciones, los ha retocado todos, o directamente los ha transformado.

El guión de Minion, titulado inicialmente “Lies”, no fue una excepción a esta norma. Scorsese admiró desde un principio la brillantez de los diálogos de Minion, pero necesitaba transformar una escritura demasiado literaria a una expresión más audiovisual. Con todo, y sin saber qué mérito del guión pertenece a quién, no hay duda de que se trata de un guión notable, tanto en la misma idea o concepto que lo origina, como en las múltiples ramificaciones que se desprenden de su peripecia narrativa, tanto psicológicas como emocionales. Si con la muy poco conocida “El Rey de la Comedia” (1982), Scorsese había indagado con sorna y perspicacia en los impulsos casi esquizofrénicos de un sujeto adicto a la fama, con bastante negrura, en “Después de Hora” esa negrura se vuelve mucho más densa, y el humor mucho más salvaje. Desmoralizado después de que su proyecto sobre Cristo se viniera abajo, Scorsese se traslada, de forma muy sintomática, de Los Ángeles a Nueva York. Ese regreso a su ciudad natal, a sus raíces, se traduce también en un regreso fílmico, pues “Después de Hora” es un relato sobre una absurda y rocambolesca noche neoyorquina, que quizá hubiera resultado menos interesante si no la hubiese filmado el director de “Calles Peligrosas” (1973). Los guiños cinéfilos a “El Proceso” (1962) de Orson Welles son obvios y numerosos, y hasta la presencia del actor Griffin Dunne, quien había comprado los derechos del guión en un principio, nos recuerda un poco a la personalidad de Anthony Perkins.

Algunos han querido ver alguna simbología o doble sentido al hecho de que Scorsese dirigiera esta frenética historia, pero es muy posible que se tratara de un simple divertimento, aunque muy abstracto por momentos, con el que el cineasta retrata una Nueva York casi de pesadilla, pero sin llevar a cabo ninguna crítica social ni nada por el estilo. Su dinámica cámara se pone al servicio de las situaciones más extrañas con el espíritu subversivo de un niño curioso y algo cruel, de un demiurgo caprichoso que sometiera a su atormentada criatura a una noche inolvidable. Que Paul Hackett pierda el dinero de vuelta de la manera más tonta posible, es el verdadero comienzo de una aventura a ratos desternillante y a ratos hasta surrealista. Y en esta aventura se nota, y de qué manera, la rapidez e inmediatez del rodaje y lo exiguo del presupuesto, pero en el sentido en que se trata de uno de los filmes más enérgicos, más frescos, de su director. Los cuarenta días de rodaje fueron viables gracias a que Scorsese contó por primera vez con el sensacional director de fotografía Michael Ballhaus, que desde entonces sería un colaborador bastante habitual en sus películas, y que aportó su enorme experiencia y capacidad de trabajo para iluminar y crear la imagen de la película. Sobrino del mismísimo, y legendario, director Max Ophüls, Ballhaus debe gran parte de su fama y su prestigio a sus trabajos con el cineasta italoamericano, y aquí empezó a ganárselos.

Director y operador se alían a la perfección a la hora de narrar las vicisitudes de este pobre desgraciado cuyo único objetivo, esa noche, era llevarse a la cama a la misteriosa Marcy, y que no imagina la cantidad de hechos extraños que va a experimentar. Creo que Dunne, un cómico algo limitado, está aquí bastante bien, aunque sin grandes alardes. Cumple en su rol de este hombre abrumado y acosado por una realidad que le supera a todas luces, y cuya única salida es correr y sobrevivir, mientras nosotros, espectadores, sufrimos con él y nos reímos de lo absurda que puede ser la vida, también es destacable la presencia de Rosanna Arquette, una mujer cuyo atractivo explotó a tope Scorsese tanto en esta película como en el episodio “Lecciones de Vida” del filme conjunto “Historias de Nueva York” (1989). “Después de Hora” tiene un tono de comedia, a veces incluso de “cartoon”, pues contiene diversos sketches visuales, y también cuenta con el humor que propician las situaciones extrañas, Además, acoge la participación de cómicos como Catherine O’Hara, muy bien en su papel de (psicópata) vendedora de helados, o los mismos Cheech Marin y Thomas Chong, que formaron pareja cinematográfica a finales de los setenta (y el primero, además, actor de telecomedias y de varias películas de Robert Rodriguez), los cuales serán, además, quienes devuelvan finalmente al pobre Paul a su oficina, ya por la mañana, completando la estructura circular del filme. Como curiosidad indicar que el propio Scorsese (muy gustoso de las apariciones a lo Alfred Hitchcock) aparece en el club punk iluminando al personal con unos focos y que la artista compañera de piso de Rosanna Arquette es la después popular Linda Fiorentino.

El tono de comedia se ajusta bien a una película que, en ocasiones, rebasa los límites de lo verosímil. Pero Scorsese nunca parece buscar el realismo. La textura de sus imágenes es pesadillesca, aunque tampoco hay demasiados elementos estrictamente surreales, y los que hay pueden considerarse como fruto de la mente de Paul, habiéndolos también ambiguos (cese plano en el que el vecindario entero, cochecito de los helados inclusive, rastrea las calles en busca del protagonista). La pesadilla a la que cualquiera podría tener que enfrentarse (a una versión atenuada de la misma, se entiende) cada vez que se propone pasar la noche de juerga. Una idea que inquieta y seduce a partes iguales. Sin embargo es imposible, al menos para el autor de estas líneas, no considerar a “Después de Hora”, aún constatando su brillantez, una de las obras menores, como se suele decir, de la trayectoria de Scorsese. Carece de la pasión y el riesgo de proyectos posteriores y anteriores de este superdotado cineasta, que se llevó con ella el premio al mejor director en el Festival de Cannes. Este buen guión no es más que un juego de niños para él, al que se entrega con todo su desparpajo narrativo, pero que da la impresión que no le mueve ni le importa demasiado, en el fondo. Al menos con él salía de un parón profesional que empezaba a afectarle anímicamente, y sería el prólogo al inicio de una plenitud que empezaba a asomar por el horizonte. Puede que conocer al representante de Paul Newman tuviera buena culpa de ello.

"Comedia sofisticada y enloquecida, llena de fuerza”

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