jueves, 20 de enero de 2011

PI

Director: Darren Aronofsky
Año: 1998 País: EE.UU. Género: Intriga Puntaje: 08/10
Interpretes: Sean Gullette, Mark Margolis, Ben Shenkman, Samia Shoaib, Pamela Hart, Ajay Naiou, Joanne Gordon y Stephen Pearlman

Max Cohen (Sean Gullette) es un brillante matemático que está a punto de dar con el descubrimiento más importante de su vida: la decodificación del sistema numérico que rige el aparente caos del mercado bursátil. Pero primero ha de encontrar el valor del número PI. Mientras se acerca a la verdad, y afectado periódicamente por unas brutales jaquecas, Max es acosado por una agresiva firma de Wall Street y una secta judía que pretende descifrar los secretos ocultos tras los textos sagrados. Todos ansían apropiarse del inminente hallazgo de Max. Muchos años han pasado ya desde que el cine independiente americano abandonó sus fuentes, trasladándose a un camino mucho más cómodo en el que priman los cánones por encima de la originalidad. Pero siempre hay algún nuevo género que recoge el testigo, nos referimos a este nuevo cine, el “underground”, cuyas películas se producen con unos presupuestos mínimos, con actores semiprofesionales, rodadas en tiempo record y sin ningún fin lucrativo. Pues bien, es en este tipo de cine donde se sitúa “PI”. Después de rodar varios cortos, el talentoso y uno de los mejores realizadores del cine independiente actual Darren Aronofsky debutó como director de largometrajes con esta cinta, una interesante película que toma del surrealismo, del impresionismo y del existencialismo.

Oír hablar de matemáticas puede asustar a mucha gente y si a eso acompañamos la palabra cine puede que se creen muchos prejuicios hacia una obra cinematográfica. No obstante, hay películas que saben incorporar perfectamente las matemáticas en la trama y convertirlas en un personaje más, con vida propia y protagonismo visible. “Pi”, es una de estas películas. La enigmática magia y atracción del número Pi (3,14...), del que todos hemos oído hablar, rodea toda la película y la envuelve en un halo de misteriosas coincidencias. Huellas kafkianas, influencias de David Lynch y música con ascendencias del “krautrock” para este drama psicológico sometido en ocasiones a su naturaleza experimental (todavía estaba pensando Aronofsky en “corto”) sobre paranoia matemática y progresiva locura alucinatoria con granulosa estética, ansiosa voz en off y contrastes lumínicos, alternancias de claustrofobia mental con primeros planos en rostro, cámara en mano, cámara montada en personaje y planos detalle, y perspectivas generales de alienación urbana con algún tramo de “fast motion”. El tono es compacto, se redunda un poco en los motivos, le sobra cierto esteticismo y algún efectismo, pero la historia resulta intensa e inventiva, con un estupendo retrato de personaje central inadaptado y ensimismado, solitario y extraño, en un conflicto intelectual-espiritual-material.

El filme es oscuro, truculento y pone de manifiesto el conformismo humano a la hora de intentar descifrar el sentido de nuestra propia existencia. El esquizofrénico y atormentado protagonista, Max, vive exclusivamente para las matemáticas, centrando estas en el origen de toda materia. Sus fehacientes investigaciones sobre él numeral PI, le enrolan en una truculenta conspiración en donde no se aprecia salida alguna. Aunque el presupuesto del filme fue bajísimo, el director fue capaz de crear una atmósfera asfixiante y enfermiza mostrando con todo realismo la enfermedad mental del protagonista, pero manteniendo en todo momento un alto grado de dignificación de esta. La cadencia de cámaras y la filmación al completo de esta en blanco y negro (granulado), dan una sensación de ser más un corto o medio metraje, que un largometraje, destacando, en gran medida, el impresionante juego de cámara que realiza, observándose con mayor intensidad en su posterior filme “Réquiem por un Sueño”, llegando a ser en algunos momentos demasiado abusiva y reiterativa. También a de destacar la banda sonora, donde mezcla música electrónica (Orbital, Clint Mansell, y Massive Attack), y efectos sonoros que crean una atmósfera trepidante y asfixiante.

No hay duda que la trama es bastante interesante, todo gira entorno al complejo mundo de las matemáticas, de los números, las ecuaciones, los cuadrantes, las grandes cifras que evidencian el caos en que los seres humanos convivimos, como en todo gran genio se esconde un demente potencial, esta no es la excepción, Sean Gullete interpreta de manera muy convincente a este triste y solitario ser de vida social nula pero con ganas de sobra por encontrar la verdad detrás de los interrogantes de la vida diaria, interrogantes que jamás tendrán una respuesta concreta. Es muy interesante la evolución interior y la caracterización de Max, el personaje principal. Cuando cree haber reconocido el nombre de Dios y haberlo visto tal como es se debate entre hacerlo público o guardárselo para el, ser el único que conoce la verdad. Por otra parte, este reconocer el nombre de Dios, que le encomendó la cábala, puede entenderse con la idea de descubrir a PI tal como es, es decir, descubrir el sistema que rige esa maraña de números sin orden aparente y que constituye uno de los mayores enigmas de las matemáticas. La dirección de Aronofsky es el verdadero punto de discusión aquí. Realizada en tan solo un mes y con un precario presupuesto de sesenta mil dólares, fue capaz de lograr lo que los maestros anteriormente citados se tomaron mas tiempo, dinero y esfuerzo en lograr, toda una proeza del séptimo arte.

En cuanto a la temática, los números son un tema difícil de abordar, pues como dije mucha gente siente rechazo a estos símbolos, pero en esta ocasión el director nos muestra la maravilla del lenguaje de los números, sus aplicaciones, su transparencia y esas maravillosas coincidencias que muestran que Dios firmó cada creación con su nombre, al igual que un pintor lo hace con el suyo en un cuadro y ojo sobre lo del nombre de Dios, pues el verdadero es desconocido, y ¿qué puede ocurrir si se descubre? ¿esa persona se vería ante el verdadero conocimiento de estar de pie frente al rostro del creador? o ¿simplemente la mente humana no está construida para entender tal conocimiento así como la mente de un insecto no está preparada para saber que nosotros somos Dioses entre ellos?. Un hombre envuelto en tintes blancos y negros, y en la paranoica idea de hallar un número fundamental en la vida de varios "enfermos numéricos", una ciencia detestada por mi persona, un vuelo fiel al estilo de Darren Aronofsky. Un director que me fascinó. Con su corta filmografía en su haber, demostró que para ser un buen director no se necesita de una cuantiosa cantidad de largometrajes, ni de ser un hombre entrado en años con el don de la experiencia cinematográfica. Pues no entiendo qué tiene de malo trasladar al Cine lo que muchos genios, intelectuales y estudiosos han planteado durante siglos como hipótesis explicativa a la lógica en la existencia. A ver si vamos a tener que hacer el idiota porque a un par de analfabetos le resulte suntuoso todo esto.

El tema de la película no aporta nada a la ciencia entre otras cosas porque no es ésa la intención de Aronofsky, sino que se basa en ella para crear un relato harto interesante acerca de la dimensión que puede adoptar la disciplina matemática en nuestra vida cotidiana y no tan cotidiana. Otro tema es de qué modo traslada el director esta idea a la gran pantalla. Huelga decir que si no se tiene un mínimo de interés y algo de conocimiento sobre Álgebra, Geometría y estas cosas el seguimiento del filme se va a hacer más dificultoso, ya que no se emplea mucho tiempo para explicaciones iníciales y el ritmo de estas es ciertamente acelerado La verdadera valía de este filme es la capacidad de mantenernos al tanto de la paranoia de Max Cohen, el genio matemático neoyorquino no cansare de brindarnos pequeñas pero muy valiosas lecturas pseudo filosóficas que terminaran por fascinarnos y adentrarnos en esta red de pesimismo existencialista y conspiraciones corporativo-religiosas."PI" es una cinta muy recomendable para todo simpatizante de la ciencia ficción, la fantasía o el thriller, o simplemente del buen cine independiente americano, no decepcionara a estos, tal vez si a quienes pretenden encontrar el sentido de sus vidas en una obra de arte, no sueñen, ilusos o como destacaría alguien al final de todo este recorrido, la ignorancia es una dicha.

"Esforzado y complejo. Una recomendación segura"

No hay comentarios:

Publicar un comentario