miércoles, 10 de agosto de 2011

Rebeldes

Director: Francis Ford Coppola
Año: 1983 País: EE.UU. Género: Drama Juvenil Puntaje: 8.5/10
Interpretes: Matt Dillon, Rob Lowe, C. Thomas Howell, Tom Cruise, Patrick Swayze, Ralph Macchio, Emilio Estevez, Diane Lane, Glenn Withrow, Leif Garrett y Tom Waits



En 1983 Francis Ford Coppola se metió de lleno en esta sencilla historia que lo situaba en la década de los 50, la historia se centra en dos adolescentes, amigos del alma y pertenecientes a la clase trabajadora, ellos son Ponyboy Curtis (C. Thomas Howell) y Johnny (Ralph Macchio), que pertenecen a una banda llamada los “Greasers”, junto con otros jóvenes como Dallas (Matt Dillon), con los que se juntan y se dedican a vagar y hacer fechorías por las calles. En el otro lado, tenemos a los “Dandys”, los niños bien, cuyo personaje más representativo es el de Cherry Valence (Diane Lane), una chica de clase media-alta con la que Ponyboy tendrá un acercamiento. Pero su amistad con ella desemboca en una pelea entre Dandys y Greasers, es así que en una de la peleas Johnny asesina a uno de los Dandys. Muertos de miedo y con la ayuda de Dallas y los hermanos de Ponyboy, Sodapop (Rob Lowe) y Darrel (Patrick Swayze), Johnny y Ponyboy se ocultan del crimen en una iglesia abandonada, pero una serie de acontecimientos les cambiara la vida. Tras el estrepitoso e injusto fracaso de su anterior obra, "Golpe al Corazón" (1982), sobre un desencuentro matrimonial, Coppola se vio obligado a resarcirse de tamaña afrenta valiéndose para ello de una exitosa obra titulada "The Outsiders", traducida al castellano como "Rebeldes", de una precoz autora norteamericana, Susan E. Hinton, que con tan sólo 17 años escribía esta historia en 1967, y que serviría a Coppola como esqueleto para el desquite.



La precoz Hinton, caracterizó muy bien el desarraigo de una juventud, hablándonos de la siempre eterna lucha de clases, de la búsqueda del asentamiento en la vida, del vínculo inquebrantable de la amistad, y de la maldad intrínseca del ser humano. Además le sirvió también de manual para una obra coetánea aunque superior desde mi punta de vista, titulada "La Ley de la Calle" (1983), pues Coppola se basó para ella en el libro epónimo de la escritora en su titulación original en inglés "Rumble Fish”. Coppola, que recién entraba al cine de los 80 decide arriesgar por unos jóvenes actores y dar más importancia a las fastuosas ambientaciones, combinando una sucesión de planos y secuencias oscuras, no negras, sino otoñales. El pelo teñido de Poniboy, la cara sucia de Johnny, las puestas de sol, el oscuro bermejo del bar donde se esconde Dallas, la fuente del homicidio, el color de la sangre espesa, el humo tiznando los cuerpos de los grasientos, el color del fango en el que se embarran en una pelea entre bandas rivales están estéticamente logradísimas. Coppola montó una película aparentemente sencilla, incluso barata, sin gran innovación en su hilo argumental que, sin embargo se convirtió en obra de culto por alumbrar además a toda una generación de actores que barrieron durante los 80, los 90 y aún hoy. Las imágenes del comienzo y las del final con esas puestas de sol, los minutos que transcurren con los dos amigos fugitivos en la iglesia abandonada son cine con mayúsculas, es un deleite contemplarlos, el final no es mas que la única salida posible, no importa demasiado la forma en que sucede, lo que ocurre es inevitable.



Salgo en defensa de “Rebeldes” porque algunos la catalogan como un aobra menor, sorprendentemente es una película memorable. Porque lo tengo claro. Sabemos que se trata de la historia interminable: la lucha por la supervivencia en un entorno hostil donde matan, es el tiempo las bandas callejeras. Además e una historia adaptable a cada nueva generación de jóvenes, por ser jóvenes, por la inercia del choque generacional y por su propio desencuentro en el mundo que les rodea. Antes de verla tenía curiosidad y ganas por ver el trabajo de translación que había hecho Coppola. Esta peli causó furor y marcó en su época. Y más ganas me dieron teniendo la novela tan fresca en la memoria. El resultado fue más que satisfactorio y cumplió mis expectativas. No sólo eso, además me llego a emocionar. No tanto como la novela pero emociona. Además, cuenta con una preciosa fotografía y una banda sonora repleta de canciones inolvidables, un punto a su favor es la extraordinaria canción "Stay Gold" con música de Stevie Wonder y letra de Carmine Coppola, padre del cineasta. Lo único que se interpone en la enorme fidelidad con la que trata al libro (algunos diálogos y situaciones son idénticos a como te los habías imaginado) son la falta de presentación de personajes, el expresar algo más de las motivaciones de Ponyboy (en el libro es mucho más reflexivo, aquí actúa un poco "porque sí") y una sucesión de hechos algo precipitada. Por lo demás es una muy buena película, una excelente adaptación de formidable ritmo y una muestra realista (a veces hasta nostálgica) de la vida de estos jóvenes con esperanzas por cambiar su modo de vida.


Aún así, la historia se sigue con interés y aprueba para mi gusto, sobre todo porque cuenta con un trío protagonista que está simplemente soberbio. Para mí este trío lo forman el independiente Matt Dillon, que parece estar como pez en el agua con su personaje de Dallas, el más rebelde de todos y a la vez el más leal a sus amigos, bravo por Dillon, actor que no se casa con las grandes superproducciones. El segundo a nombrar es el prácticamente desaparecido C. Thomas Howell, una verdadera pena de actor desaprovechado porque aquí demostró con creces que es más que bueno. Su personaje es uno de los más importantes en la trama y el narrador de la misma. Howell está perfecto. Pero el que se lleva el número uno sorprendentemente es Ralph Macchio, el eternamente recordado “Karate Kid” que aquí se come la pantalla. Macchio contaba con 20 años cuando rodó esta película y para mí en esta cinta se destapo como un maravilloso actor que podría haber dado mucho más de sí posteriormente, cosa que no ha sido así. Junto a ellos, ya en menos medida, aparecen un Emilio Estévez que está últimamente dedicado a su faceta de director de cine, espero que con suerte, un rebosante de vitalidad Patrick Swayze preparándonos para su posterior papel de Johnny en "Dirty Dancing" (1987), y unos jovencísimos Rob Lowe en su primer papel en el cine y Tom Cruise que al mismo tiempo estaría metido en el rodaje de su famosa "Risky Business" (1983). Como única acompañante femenina de peso en la historia tenemos a la bella Diane Lane, francamente bien en su corto personaje de Sherry.



Con reminiscencias y notas al pie de página como el famoso "Gone With The Wind" de Margaret Mitchell, o la obra del excelente poeta norteamericano Robert Frost, en particular aquel poema suyo “The Gold Hesperidee", nacen intensos diálogos, como cuando Ponyboy le decía a su amigo Johnny aquello de; "El día esta precioso ¿verdad? Igual que cuando hay niebla…parece oro y plata... Qué pena que no esté así siempre... El oro no permanece. La naturaleza verde es como el oro, es difícil retener su color, su primer brote es una flor pero sólo dura un instante... luego una hoja sustituye a otra y el edén se torna melancólico... así le ocurre al amanecer...", es por eso que “Rebeldes” es por lejos una película de envase chico con momentos dulces, una cinta simpática a la que no le interesa poner en cuestión ciertos códigos que avalan la violencia, tan solo reflejarlos en la mente de un espectador que debe sentirse "parte de" para poder disfrutarla. Lo que se desprende como organismo independiente de estas pandillas, determinadas actitudes individualistas bien marcadas, terminan por chirriar dentro del contexto global y desbaratar esa unión de lazos superficiales pero fuertes que dominan a ambos grupos. En otras palabras: en “Rebeldes” hacer algo por amistad propia lleva al desastre, por más buena y digna que sea la acción (incendio). En esta cinta Coppola nos muestra su gran talento, algunos pasajes y diálogos como la que extrajimos están cargados de intensidad, son poesía pura, la mirada de algunos de estos muchachos reflejan con reveladora calma, menuda paradoja, la inquietud e inseguridad que les asola.



Dentro de un marco excelente a la hora de montar y dirigir el guión, la película curiosamente peca de ciertas tibiezas cuando se encarga de representar los hechos verdaderamente serios, que los tiene: opta por generar una atmósfera desenfadada, quizás la peor opción, o bien generar la escena desde un humor negro, morboso y grotesco, pero eso no la deslumbra para nada, ya que el sello de Coppola esta impregnada en ella, ejemplo perfecto de un director de superproducciones como “Apocalipsis Ahora” (1979) y obras míticas como la trilogía de “El Padrino”, nos demuestra que también sabe enfrentarse a historias más sencillas, Francis Ford Coppola nos regaló con “Rebeldes” uno de los más desgarradores retratos de la juventud jamás hechos. La película es una tragedia de principio a fin, incluso cuando todo parece normal, como en las escenas iníciales en el auto-cine. Así, la historia de Ponyboy Curtis y sus amigos se nos presenta como una especie de versión no musical y más adulta de “Amor Sin Barreras” (1961), con dos bandas rivales enfrentadas casi a muerte y una historia de amor entre dos personas pertenecientes a colectivos diferentes. Y por encima de todo, se trata de una película acerca de una amistad preciosa, que sirve a los personajes de tabla de salvación para sus problemas familiares. Me encanta esta película, por su suciedad, su decadencia, su lentitud, su desesperanza. Qué bien supo captar y reflejar todas esas sensaciones Coppola. Imperdible joya de los 80.



“Rebeldes soñadores”

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