domingo, 7 de agosto de 2011

Epidemic

Director: Lars Von Trier
Año: 1987 País: Dinamarca Género: Thriller Puntaje: 07/10
Interpretes: Lars Von Trier, Niels Vørsel, Udo Kier, Allan De Waal y Ole Ernst



“Epidemic” se centra en el proceso de escritura de guiones. En ella Lars Von Trier y Niels Vørsel hacen de un director y guionista de cine respectivamente, por encargo de un productor ellos elaboran una historia sobre la expansión de una letal epidemia, mientras trabaja no se dan cuenta de que una epidemia real se está propagando a su alrededor, este acontecimiento se intercalan con escenas de la película que escriben, en el que Von Trier juega a ser un médico renegado que trata de descubrir un antídoto para acabar el mal. Lars Von Trier es un genio. O quizás no. Espera un segundo que me lo piense. Uhmmm... no, mejor no, Lars von Trier es un farsante, un encantador de serpientes que pretende vender como arte su ego en algo más que 35mm. Interesante, mejor dicho, apasionante encrucijada, la que plantea este hombre cuya personalidad, a simple golpe de vista, puede crear reticencias (u odios) y que con una mirada un poco más aviesa, puede dejar desnudo a un hombre frágil, casi quebradizo (sino ya quebrado). Al menos hay algo seguro: su cine es apasionante, tanto cuando es (aparentemente) rígido como cuando es (falsamente) anárquico. Sin duda, merece un análisis en profundidad, un mínimo viaje, para así poder descifrar el enigma que se haya tras un cineasta tan dado a la altanería y a los dogmatismos, cuya obra, sin embargo, eso sí he de reconocerlo, me fascina de principio a fin, esta vez hablaremos de uno de sus filmes poco comentado como es “Epidemic”, que además conforma junto a “El Elemento del Crimen” (1984) y “Europa” (1991) su “Trilogía Europea”.



La película escrita por Von Trier y Vørsel se divide en cinco días. En el primer día los protagonistas, Lars y Niels pierden la única copia del guión de una película titulada "EL Policía y La Puta" (Una referencia a “El Elemento del Crimen”). Entonces empiezan a escribir un nuevo guión al que titulan "Epidemic", que va sobre el brote de una enfermedad como la peste. El protagonista es un médico, Mesmer, que contra la voluntad de la Facultad de Medicina de una ciudad desconocida, va al campo para ayudar a la gente. Durante los próximos días, los hechos de la escritura se unen a los eventos de la vida real, ya que una enfermedad similar comienza a extenderse. Después de ello Niels va a un hospital donde es sometido a un procedimiento quirúrgico menor, y le dice a Lars que vaya a ver a Palle, un patólogo que está llevando a cabo una autopsia a un hombre que ha muerto recientemente de una enfermedad desconocida. El último día, Lars y Niels tienen una cena con su productor, al que revelan el final de la película, pero al productor no le gusta el resumen de 12 páginas guión, que no tiene violencia, muertes y pocos argumentos secundarios (que son comunes en el cine danés). Después de esa reunión un hipnotizador y una mujer llegan a la casa de Lars, para "ayudar" a escribir el guión, pero la mujer es dominada por la visión de la escritura que se esta convirtiendo real. Este es a gran rasgo la estructura de la película, que sin tener una fenomenal historia, la atmosfera y la potencia visual que la rodea la hace atractiva.



Me confieso como admiradora de Lars Von Trier, sin embargo, tardíamente me acerque a esta película, la cual, sabiendo que era uno de sus primeros trabajos, empecé a ver con mucha atención, pues esperaba encontrar esos típicos tropiezos y malos tragos de los inicios de carrera de quienes se convierten con la experiencia en grandes en su arte. Sin embargo mi proceso y gozo como espectadora ha sido equiparable al arco de desarrollo de la película misma; gigantesca. Algo llamativo, teniendo en cuenta que desde su primer largometraje, “El Elemento del Crimen”, cada proyecto ha significado para Von Trier un nuevo desafío para la su concepción filosófica y estética del cine. Al final el equilibrio es altamente inestable y sin una solución fácil a la vista. Por eso lo mejor es asumir el precepto de que estamos siendo manipulados, y dejarnos llevar por las trampas de Von Trier, que al fin y al cabo, están haciendo el mundo del cine mucho más interesante. Ni siquiera hace falta creerse el manifiesto “Dogma 95”, cuya lectura sensata y reflexionada parece evidenciar que es más que el fruto entre dos amigos con ganas de llamar la atención. Lo que nos quiere decir Von Trier con “Epidemic” es que vivimos en un mundo horrible, donde no hay lugar para la piedad y la compasión, donde el amor ha pasado a ser algo molesto, algo digno de aniquilación. ¿Cómo sino explicar los genocidios, las violaciones infantiles, las torturas y vejaciones, todas esas montañas de dolor? ¿Cómo el creador del siglo XX puede escribir historias sin verse arrollado por la extrema violencia de alrededor? Un continente como Europa, donde se ha cometido una de las más llamativas barbaries de la historia.



Europa era el terreno perfecto para que el cineasta danés recreara toda su fascinación/temor por la capacidad del ser humano de arrasar contra todo principio moral. Europa, para von Trier es un paraje fantasmal, un territorio de demonios escondidos, resentimientos y olor a carne quemada, él buscó su inspiración allí donde los demás únicamente veían motivo para la vergüenza y el escándalo. La innata capacidad del ser humano para destruir y destruirse ha marcado toda la obra del cineasta danés. Con el tiempo Von Trier ha ido estilizando su particular concepción genérica, su visión sobre el mundo ya no está tan contaminada por la acumulación de imágenes y sistemas narrativos. La perversión genérica lo convertía en un cineasta postmoderno en 1984, cuando rodaba “El Elemento del Crimen”, aunque su primer encuentro real con el metacine vendría con “Epidemic”, que muchos se preguntan si es ¿Un drama? ¿Un fake? ¿Un filme de terror? ¿Ciencia-ficción quizás? ¿Comedia negra? Preguntas retóricas que servirían, pero en si fue un elemento que abrió las puertas de su cine hacia un territorio por encima de la narrativa convencional. Y no es porque sea una obra de una plástica matemática o de una contextualización asfixiante en formato de pesadilla; tampoco por el hecho de regurgitar a Tarkovski mezclando imagen de archivo documental y ficción. Von Trier así mismo se puso obstrucciones, quiso recrear una Europa en decadencia, una verdadera cloaca en ocre y barro, que mucho debe de su atmósfera a sus colaboradores por entonces. El contexto es el protagonista, Europa no es un territorio, es un tumor maligno, donde el pasado y el presente se funden en un vagón de tren, bajo una capa de agua infectada o arrasada por una epidemia.



Lars Von Trier opta en “Epidemic” por una estética posmoderna y rupturista, acomodadamente manierista, en la que también influye un intento de presentarse como el último de los “niños terribles” de la vieja Europa; algo que, desgraciadamente, sigue intentando en cada uno de sus filmes. Cabe resaltar la excelente fotografía a blanco y negro que tiene la cinta, que la hace más claustrofóbica y terrorífica, además de la presencia intrigante del nombre la cinta en forma de logo, que esta a lo largo del metraje. Cualquiera esperaría que tan brillante obra de metatextualidad fuese un producto maduro, o de ser joven, fuera desafortunado, pero en este caso tenemos una obra impecable, llena de todo el humor negro que es connatural a este creador. Desde el uso de diferentes calidades de imagen que se terminan confundiendo, hasta el proceso creativo que termina sobrepasando las barreras de su género, como sobrepasa la criatura a su creador, al mejor estilo de Milton o Shelley, la película muestra con muy buen gusto cómo transgredir las normas genéricas sin atentar absurdamente contra el espectador. Y ya que nos mencionamos, es de aplauso cómo se anticipa permanentemente a las expectativas del lector, pues zigzaguea de tal manera en la línea de la tradición metatextual que cuando llegas al final, lo que sabes obvio, te logra sorprender. De verdad los invito a ver esta película, con la que descubrirán el germen, brillante desde la siembra, de este gran cineasta.



“Una pesadillesca obra menor de Lars Von Trier”

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