miércoles, 23 de febrero de 2011

Réquiem por un Sueño

Director: Darren Aronofsky
Año: 2000 País: EE.UU. Género: Drama Puntaje: 10/10
Interpretes: Jared Leto, Jennifer Connelly, Ellen Burstyn, Marlon Wayans, Christopher McDonald, Louise Lasser, Marcia Jean Kurtz, Janet Sarno, Suzanne Shepherd y Dylan Baker

Contrastando con las playas solitarias y los desgastados apartamentos de ladrillo de Coney Island, “Réquiem por un Sueño” narra sendas historias paralelas que acaban vinculadas por la relación entre la solitaria viuda Sara Goldfarb (Ellen Burstyn) y su tierno pero desorientado hijo Harry (Jared Leto). La gruesa Sara, estimulada con la posibilidad de aparecer en un concurso televisivo, ha iniciado una peligrosa dieta de adelgazamiento para aparecer más bella en público. Mientras tanto, Harry y su reciente novia, Marion Silver (Jennifer Connelly), han empezado lentamente a sincerar su amor mutuamente, recurriendo uno al otro para redimir años de aislamiento y dolor. Después que Harry y su mejor amigo Tyrone (Marlon Wayans) se lancen con éxito como vendedores de droga, los tres jóvenes comienzan a creerse invencibles, sin saber que depara un cruel destino. Segundo gran trabajo del ingenioso Darren Aronofsky, la cinta esta cargada de una enorme potencia visual, y prodigiosa originalidad en el montaje. Resulta una descorazonadora historia de los estragos que puede llegar a hacer la adicción y la ambición en el alma y el cuerpo de las personas. Durante toda la película Aronofsky nos dirige sutilmente hacia un clímax final que desemboca en un torbellino de imágenes desgarradoras que nos muestran el punto más álgido de la degradación humana. La cinta es una parábola de la felicidad hallada en un momento glorioso y perdido en otro trágico.

Basada en la novela de Hubert Selby, la película expone una visión impresionantemente cruda y probablemente parcial del uso y abuso de las drogas. Para lograr tal cometido, el jonven y notable director norteamericano no escatima en el dolor y trauma con el que resultarán envueltos sus protagonistas. Aronofsky nos presenta la vida y la historia cuatro individuos, tres de ellos con características equivalentes y uno totalmente disímil. Cada uno tiene ambiciones y aspiraciones propias pero la manera a través de la cual quieren obtenerlas es heterodoxa, simplista y burda. Sin embargo, y a pesar de la banalidad que rodea su existencia, es relativamente fácil identificarse con ellos porque en el fondo son afables. Al final del largometraje las circunstancias los obligan a abandonar tal calificativo porque la negra espiral a la que son arrastrados hace cambiar profundamente su naturaleza poco malintencionada. La perspectiva con la que es armada la cinta da a entender que la construcción de los sueños personales sobre cimientos torcidos no es una idea adecuada y, concretamente, vincular el futuro al consumo y reventa de estupefacientes pareciera ser un suicidio. La idea principal podría resumirse en un mensaje sobre las consecuencias que irremediablemente atraen las acciones cometidas, sean éstas para bien o para mal. El fin no justifica los medios y eso resulta demasiado claro; a veces el camino corto es el más catastrófico.

Por ello la película de Aronofsky es eventualmente atacada. Su visión moralista sobre el uso de los estupefacientes no es bien vista por todo el mundo, pareciera que los cineastas encargados tratan de asustar al espectador mostrándole el peor de los escenarios posibles. Al igual que en su ópera prima, “Pi” (1998), existen imágenes recurrentes a lo largo de toda la cinta; además, la música juega un rol importante al enfatizar las emociones de paranoia en el espectador y al condicionar las expectativas sobre lo que acontecerá en la trama. A veces juega con paisajes llenos de tranquilidad cuando el alrededor es una auténtica tempestad, también utiliza la fotografía para hacer participe al observador en los procesos psicológicos o fisiológicos que viven los intérpretes. El tema, como se ve, no es nada nuevo; el enfoque objetivo, en virtud del cual meramente se presentan los hechos, tampoco es inusual. Pero la brutal intensidad de la cinta y el modo en que visual y auditivamente retrata la compulsión generadora de adicciones es realmente innovadora. Darren Aronofsky, sorprendió al presentarnos la gran cantidad de herramientas técnicas para mostrarnos los vulnerables personajes en sus peores momentos, pero nunca deja que el medio o el estilo tengan precedencia sobre las emociones que genera la historia. Aronofsky sabe perfectamente que el éxito de la película reside en la resonancia que las experiencias de los protagonistas tengan con la audiencia, y para ello ha reclutado un excelente ensamble de actores y actrices.

Jared Leto como Harry muestra la inteligencia necesaria para meterse en problemas, pero no para salir de ellos. Su optimismo en la cara misma de la tragedia resulta conmovedor. Marlon Wayans como Tyrone, el amigo de Harry, es una revelación, dejando su carrera como actor cómico, resulta ser un actor muy competente en el género dramático. Pero la que definitivamente se lleva las palmas es Ellen Burstyn. El descenso de su personaje es horriblemente realista y todo momento convincente. Este es un trabajo extraordinario, y el que la Academia haya otorgado el Óscar a Julia Roberts por su burda actuación en "Erin Brockovick" (2000) en vez de a Burstyn (que también estaba nominada ese año) representa un insulto para la actriz, y una muestra más de los ridículos criterios que dan forma a esos prestigiados premios. La solidez literaria de la historia permite a Aronofsky sumergirse hasta las entrañas en la adicción, el verdadero hilo conductor de la película. "Réquiem por un Sueño" desgrana los motivos de este tortuoso asunto a través de una madre y un hijo, que ven cómo las plácidas playas y los solitarios paseos de Coney Island se convierten para ellos en un infierno. Probablemente el secreto de la película, además de su particular estilo narrativo, es esa manera de empatizar con el espectador. Cualquiera de nosotros en busca de nuestros sueños podemos equivocarnos y tomar el camino inadecuado, un camino que nos enganchara haciéndonos creer que alcanzaremos nuestro objetivo.

“Réquiem por un Sueño”. Revisándola (por quinta, y última vez, espero) he de admitir, sin ambages, la genialidad de este cineasta. No tengo más remedio. Genialidad porque, habiendo construido un ambiente de sordidez tan notable (responsabilidad del operador Matthew Libatique y del diseñador de producción James Chinlund), con una profundidad emocional y tenebrosa tan enorme, Aronofsky, con su genio, sea capaz de convertir el relato en una historia moralista, en un sucio cuento de hadas, en el que quizá es el relato más moralista en torno a las drogas jamás filmado. Genialidad también, cómo no, por dirigir de manera tan epidérmica a la bellísima y excelente actriz Jennifer Connelly. Actriz que ya había ofrecido desnudos, muy elegantes por cierto, en varias películas, y a la que él por fin desnuda en una fealdad indecible, y a la que somete al martirio de un espectáculo de sexo homosexual, una escena realmente fuerte y cruda que termina “vomitando” a la cámara (literalmente…). Sin duda, debemos agradecer a Aronofsky el haber puesto tanto empeño en ello. Pero hay una buena colección de imágenes “vomitivas” en esta película, que certifican la genialidad y la extrema sensibilidad de este artista, pues más que profundizar en el estado anímico de sus personajes, procura masacrarlos bien, sin escatimarnos la destrucción física de sus protagonistas, con todo lujo de detalles, para que lleguemos asqueados (pero contentos por su genialidad visual) a casa.

Darren Aronofsky deposita todo el peso de la narración en un vibrante montaje paralelo y en recursos fílmicos arriesgados (división de la pantalla, alteraciones del ritmo dentro de un mismo plano...) que funcionan a la perfección para ilustrar el descenso a los infiernos, sin posibilidad de escape, de un grupo de personajes sin voluntad y paradigmáticos de los tiempos que corren. El director culmina su obra con un golpe contundente, un gancho directo al mentón del espectador, que se convierte en diez minutos agobiantes, inteligentemente suavizados por la música de cuerda de Kronos Quartet, que ejerce de perfecto contrapunto para el trabajo tecnológico de Clint Mansell para el resto de la película. Sin concesiones, Aronofsky plantea el mensaje de “no hay salida” hasta sus últimas consecuencias y consigue una obra sórdida y de difícil, aunque muy recomendable, digestión. A la vista de estas credenciales se pueda esperar con avidez su próximo trabajo. Tanto por su aspecto estilístico y visual como por sus actuaciones, es imprescindible ver "Réquiem por un Sueño". Con su segunda obra, Aronofsky demuestra que el éxito de "Pi" no fue casualidad, sino el resultado de la visión de uno de los más prometedores talentos de la cinematografía contemporánea. Como dije, esta película es bastante dura, pero indispensable para el auténtico aficionado al cine de vanguardia, qué mas puedo decir de una película en la que se sobrepasa la frontera humana para convertirse en presos de uno mismo, con la demencia en sus cabezas intentando completar ese círculo vicioso que poco a poco acaba nuestras almas.



“Cuando nuestros sueños se vuelven horribles pesadillas”

3 comentarios:

  1. Vamos a ver. A mí me dicen que esto es un peliculón. Yo lo veo, pensando que cuando termine voy a hacer como en otras pelis, levantarme corriendo del sofá hacia el ordenador, para navegar por internet, para saber más y más de la peli. Pero no me ha pasado con ésta. Es mas. Ha habido momentos en los que no me he creído cosas que han sucedido en la peli. Muy bueno tu blog.

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  2. Me ha encantado, la tenía en DVD desde hace tiempo y no sé porqué no la había visto antes, mi imagen preferida del film: el rostro de Jennifer Connely sonriendo con un fardo de heroina en su mano, teniendo en cuenta lo que acaba de vivir durante las horas anteriores, me dibuja en toda su crudeza el mundo de la droga, eso y solo eso es realmente la dependencia, el mono, la droga. Bien, bien y bien por la película de Aronofsky.

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  3. Sin lugar a duda gran film de dramática, de toda la década, donde trata a mi punto de vista sobre el sueño de cada uno que según como lo aplicas para llegar hasta él y cumplirlo, te puede resultar fatal y convertirse en un final terrible... Hay que saber escoger.

    Escoge esta peli, pero no escojas su destino...

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