miércoles, 16 de marzo de 2011

Una Mirada a la Oscuridad

Director: Richard Linklater
Año: 2006 País: EE.UU. Género: Animación/Ciencia Ficción Puntaje: 08/10
Interpretes: Keanu Reeves, Robert Downey Jr., Woody Harrelson, Winona Ryder y Rory Cochrane

“Una Mirada a la Oscuridad" se desarrolla en el futuro cercano, cuando la adicción de moda es la “Sustancia D”, una droga psicotrópica con extraños efectos bipolares. Ahí encontramos al agente Fred (Keanu Reeves) y seguimos la investigación que realiza en torno a un traficante de bajo nivel llamado Bob Arctor, quien pasa el día en su escuálida casa, consumiendo drogas y platicando incoherencias con sus amigos. Sin embargo, por trabajar en ese bajo mundo, Fred quizás sea ya adicto a la “Sustancia D”, lo cual hará mucho más difícil su investigación, a pesar de que Bob está más cerca de lo que Fred imagina. En general, lo más destacable de la película es el efecto “rotoscopio”, técnica que ya había sido utilizada por Richard Linklater en la magistral “Despertando a la Vida”, pero esta vez la aplica con una belleza extremada, que hace que te pases la hora y media de película simplemente observando cómo se mueven los dibujos. Algunos planteamientos del filme también son interesantes, y hacia el final de la película nos estaremos preguntando quiénes son los buenos y los malos, qué hay detrás del juego de las apariencias, de las máscaras, de las sombras chinescas, de ése gran teatro del mundo que creo Linklater. Sin embargo, hasta llegar al asunto central y realmente importante de la trama.

Cuando fui a ver por primera vez el filme, fui con cierto temor, pues aun en manos de uno de mis directores favoritos, temí que la legendaria novela de Philip K. Dick no fuera adecuadamente adaptada a la gran pantalla, como ha ocurrido con prácticamente todas las películas basadas en su obra {excepto “Blade Runner” (1982) y “Sentencia Previa” (2002)}. En el caso de “Una Mirada a la Oscuridad", el resultado es fiel al libro, además el director aporta su originalidad al relato. La novela en referencia es uno de mis títulos favoritos de Philip K. Dick, pues no sólo cuenta una historia de inusual fuerza e inteligencia, sino que adoptan un tono delirante que nos envuelve en el inestable estado mental del protagonista. Con esto, simultáneamente experimentamos su "realidad alternativa" y nos sumergimos en el contexto del libro, permitiendo una mayor identificación aun si el personaje es altamente disfuncional o si la situación es increíblemente bizarra. A pesar de mi fanatismo, trataré de ser tan objetivo como sea posible. No esperen mucho. Entiendo la enorme dificultad de llevar a la pantalla los libros de Philip K. Dick. Sus argumentos son brillantes, pero por lo general tan exuberantemente originales que si no fuera por su único estilo narrativo (simultáneamente profundo y prosaico), parecerían ridículos o hasta incomprensibles.

El punto es que esa "voz" del autor es lo primero que se pierde al adaptar una novela a cine, por lo que el director Richard Linklater tuvo que encontrar el balance entre forma y fondo, entre las situaciones que narra el libro y el modo como Dick las cuenta y reinterpreta. Creo que esa es la justificación del estilo visual que Linklater utiliza para esta película. A primera vista parece que el “rotoscopio” (trazar dibujos sobre metraje videograbado) es un simple truco para adornar la cinta, pero en realidad es una emulación de la fracturada percepción del protagonista, donde nunca podemos estar seguros de la supuesta "realidad". Y, claro, la técnica del “rotoscopio” es tan antigua como el cine mismo, pero su interpretación digital se ha vuelto más económica y eficiente, permitiendo a Linklater generar exóticos paisajes e inusuales imágenes que, de otra forma, hubieran costado demasiado para esta experimental producción semiindependiente. No obstante, una consecuencia negativa de esta técnica es que de algún modo atenúa las actuaciones del elenco, y sólo los intérpretes más frenéticos (Robert Downey Jr., desde luego) logran dar vida a sus personajes. Keanu Reeves, Winona Ryder y hasta Woody Harrelson pierden considerable capacidad expresiva (bueno, quizás Keanu no tanto), lo cual definitivamente afecta el nivel emocional de la película. En otras palabras, si no "sentimos" lo mismo que los personajes es difícil compenetrarnos en la trama.

Hablando de la trama, creo que la adaptación del libro es en ocasiones demasiado fiel, dejando intactas escenas que cambian de tono sin la mencionada "voz" omnisciente del escritor. Por ejemplo, la discusión que surge cuando un automóvil se descompone queda como simple comedia, en vez de adquirir la demencial atmósfera de una de esas repetitivas e inescapables pesadillas que la fiebre produce. Quizás Linklater debió impulsar más la creatividad de sus animadores en algunos de esos momentos, para enfatizar con imágenes lo que el guión y las enmudecidas actuaciones no lograron generar, a pesar de eso Linklater nos deja multitud de mensajes camuflados en un argumento de drogas, traiciones, corrupción y que nos hace preguntas del estilo...el fin justifica los medios? cuán manipulados estamos por los gobiernos? en qué tipo de sociedad vivimos? somos una sociedad alienada? o por el contrario somos los "alienadores"? La película es buena incluso dejando a un lado las consideraciones visuales. Hubiera sido difícil incluir en una película normal las alucinaciones y los trajes cambiantes sin que los retoques chirriaran y dieran patadas en los ojos (como a menudo se hace). El “rotoscopio” cumple su función, dar un aire de irrealidad a todo y dar fácil acomodo a los "efectos" entre el resto de la imagen, ni me cansa ni me vuelve loco. “Una Mirada a la Oscuridad” es un filme atrevido con un guión que se va estructurando conforme avanza la película.

Philip K. Dick no fue en vida un autor reconocido en base a sus obras escritas, bien es sabido por todos los que han leído su mencionadas obras que habitualmente consumía todo tipo de sustancias estupefacientes y tenía amistades de dudosa reputación con las cuales compartía toda clase inimaginable de experiencias. Esta película en parte autobiográfica es una parte de esa vida tan intensa como degradante que tuvo, pero que nos otorgó como herencia relatos cortos y novelas de una indudable calidad e imaginación, la película nos sumerge en ese mundo para mostrárnoslo con toda su crueldad y su decadencia personal, el fracaso de un sistema social incapaz de poner solución a todo este caos, excepto si por ello el protagonista ha de convertirse en una especie de espía al servicio del mencionado sistema al que se supone que eres y debe ser fiel para delatar a sus semejantes, con el consiguiente sacrificio que ello conlleva para si mismo. La sensación que supone visionar el filme en cuestión, es de autentico escalofrío e inquietud como si estuviera dentro de un oscuro túnel donde hay una entrada, pero no hay ninguna salida ni luz donde se vea el final de dicha ratonera para nuestro ilustre protagonista. La historia es todo un manifiesto lleno de diálogos filosóficos y decisiones morales que alteran esta imprevisible historia de lealtades y traiciones, donde nadie es lo que parece, ni siquiera el mismo.

“Una Mirada a la Oscuridad” lejos de ser una obra maestra, nos propone ver a un hombre que se enfrenta a sus propios fantasmas personales, teniendo que tomar una decisión sumamente moral. Algunos momentos episódicos son tremendamente divertidos y originales, aunque es en su desenlace donde aparece el drama y la tragedia agravados por la historia anterior. Su giro final da algo de luz a esa oscuridad en la ha estado ahogado su protagonista conduciendo al espectador a analizar ese futuro idílico y nuestro presente real. Me cuesta trabajo hacer una evaluación objetiva de "Una Mirada a la Oscuridad" (¡No! ¿En serio?). Por un lado, es una diestra y fiel adaptación del libro que da vida a los bizarros conceptos de Philip K. Dick y a sus enigmáticos personajes. Por otro lado, tiende a ser tan confusa que no estoy seguro de que transmita el elocuente mensaje de la novela. Como cinta psicodélica seguramente será disfrutada por muchas personas en estados "alternativos" de conciencia, pero como discurso intelectual sobre paranoia, adicción y control gubernamental creo que se quedó un poco corta. Sin embargo, tengo que recomendarla aunque sea tan sólo como un fascinante experimento que cumple parcialmente sus posibles objetivos. Y si uno de ellos fue promover el libro para que más gente lo lea, se puede ya considerar que el experimento tuvo un muy importante éxito. Con sus fallos y sus virtudes, es una película extraña y compleja, pero que si se entiende se disfrutará al máximo y no se olvidará jamás.



"No es un triunfo, pero es una inteligente interpretación del espíritu subversivo”

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