sábado, 24 de octubre de 2009

Chungking Express

Director: Wong Kar-Wai
Año: 1994 País: China Género: Drama/Romántico Puntaje: 09/10
Interpretes: Brigitte Lin, Chin Hsia, Takeshi Kaneshiro, Tony Leung y Faye Wong

Una notable cinta del director chino Wong Kar-Wai, que hace gala de su maestría al contarnos dos historias de amor independientes que se desarrollan en el popular barrio turístico de Tsimhatsui, en Hong Kong. La primera describe el fugaz encuentro entre un joven policía (Takeshi Kaneshiro) en plena crisis amorosa y una misteriosa mujer fatal traficante de drogas (Brigitte Lin). La segunda se centra en el singular romance entre un solitario y sencillo agente de policía (Tony Leung) y la joven camarera del pobre bar donde aquél suele comer (Faye Wong). Con esta película Kar-Wai se dio a conocer a nivel mundial y además fue encumbrada por la prestigiosa revista “Cahiers du Cinéma” y por Quentin Tarantino. Una maravilla más de este genio Wong Kar-Wai. Brillantemente pop y sutilmente naïf (sin empalagar), Kar-Wai se mueve dentro de la comedia romántica sin renunciar a su determinismo romántico, y de esa confrontación sale esta estupenda película.

La gran herramienta y estrategia del director para adentrarnos en las historias son los efectos de la fotografía y la redundancia sonora. Wong Kar Wai maneja de manera genial la ambientación visual y auditiva para llevarnos al interior de sus personajes. Historias de tipo intimista, no pasa mucho fuera, pero la intensidad de lo que pasa al interior de los personajes es potente (y para el espectador si logra entrar en su mundo y su realidad). Personajes comunes y corrientes que viven con total intensidad las trivialidades de la vida; como si esa preocupación insignificante fuera lo único relevante, como si ese amor o desamor fuera lo más importante, como si las cosas de la vida cotidiana fueran lo más importante (situación que uno vive a diario pero que raras veces se representa en el cine). Es poesía y filosofía cinematográfica, tanto en torno al tiempo como al amor o la soledad. Las escenas donde el fondo o el primer plano van a diferentes velocidades que los actores, logra mostrar esa plasticidad del tiempo de fluir según el momento. Los personajes se abstraen en el momento mientras el mundo pasa.

Kar-Wai ya en esta película da muestras de su romanticismo incurable; la ropa que se orea en la ventana intenta enjugarse las lágrimas vertidas por el abandono, al igual que la ropa, el apartamento también llora y Tony Leung tiene que consolarles; los zumos de piña tienen una fecha de caducidad demasiado corta, más largo es el recuerdo; La mejor terapia es correr, así el cuerpo se secará para que no se pueda derramar una sola lágrima ( Kar-wai no presenta nunca la tristeza como un pozo negro desolador, sino como una exótica especia que adereza la personalidad de los personajes de sus películas). Pero la película es una comedia romántica. El género queda bien definido (al menos para mí), y yo animo a verla tanto a los amantes de él, en los cuáles me incluyo. Los objetos adquieren por tanto un valor simbólico muy importante, y son abundantes, hecho reconocido por los personajes, como el caso del apartamento que llora, la canción repetida, el peluche intercambiado, las latas de piña, etc. Más que simples símbolos, en la segunda historia los objetos se convierten en rasgos de la personalidad inseparables de sus dueños, terminan construyendo y definiendo a los individuos, aunque sean mutables, frágiles, perecederos -como las latas de piña-, o simplemente construcciones sociales, como el cumpleaños del policía de la primera historia. En la segunda historia, el personaje de Faye Wong introduce las rupturas en el mundo del policía por medio del cambio de sus posesiones, de la invasión de su apartamento más que la invasión de su ser, a través del diálogo, como suele ocurrir.

El tiempo también es mutable en “Chungking Express” (y es una de las preocupaciones principales de Wong Kar-Wai), y puede ser manipulado. Pasado, presente, futuro, y un presente alterno, se entremezclan en las dos historias, y entre las dos también, destruyendo el concepto del tiempo como lineal. En la era de la rapidez, se descubre que la paciencia y la lentitud no han muerto, sino que coexisten con ella, sobreviven en diferentes instancias, y diferentes lugares. Lo hermoso de este filme es que descubre esos momentos que permanecen en la memoria, los hace tangibles a través de los objetos, centro de atención del director. Comida, música, ropa: destruyen lo linear y crean nuevas dimensiones de la percepción del mundo que gritan que el ser humano sigue siendo hermoso, sigue siendo humano, debajo de todas las luces de neón y la bulla del ambiente. Si hay algo que tiene este director hongkones, es la capacidad que tiene para dejar sus filmes impregnadas en nuestra memoria, es la magia que tiene de hacerte llegar historias, es su gran capacidad que lo dota de cargarlo de una hermosa banda sonora.

En éste film Kar-Wai nos da un filme cargado de una gran dualidad (en parte por las dos historias que se cuentan, aunque va muchas más allá), pero también, lo es de desamor (ese estado es el fetiche de este director, un director con un millón de dudas, al igual que nosotros), de desesperanza (irónico resulta cuando oímos “California Dreamin”, presten atención a esas escenas), y de objetos de deseo, resulta increíble la manera en como el director tiene la sutileza para ser cuidadoso y preciso con los movimientos de la cámara, estas a su vez, forman parte vital de lo que estamos viendo, y copian a la perfección el pasar del tiempo. Esta película es muy buena tanto como su “Con Animo de Amar”, ese determinismo del desamor (siempre bajo mirada masculina) se lleva casi como marca de clase, de perfume siempre adherido a la piel de Tony Leung (brillante una vez más, y demostrando en esta película también que es, a día de hoy, el mejor galán del panorama cinematográfico mundial). Por tanto, el “amor imposible” es glamour cuando lo cuenta Wong Kar-Wai; y la figura del perdedor, es triste pero muy carismática.

Por último, comentar que en esta película se vive el Hong kong más occidental que he visto en el cine. Kar-Wai condimenta también esta película con música de “Cramberries” y “Mamas and the Papas”. Sus personajes pueden vivir en Madrid, Londres o New York. Y esta comedia romántica sería el sueño de cualquier veinteañera de estas ciudades. Así, por las motivaciones de los personajes y la estructura de la narración, “Chungking Express” podría ser europea o independiente americana; simplemente imperdible.

"Una película llena de explosiones de emociones"

1 comentario:

  1. hola mabel, tus criticas son muy buenas, sigue adelante, suerte.

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