Año: 1995 País: EE.UU Género: Thriller/Policial Puntaje: 09/10
Interpretes: Robert De Niro, Al Pacino, Val Kilmer, Jon Voight, Tom Sizemore, Ashley Judd, Diane Venora, Amy Brenneman y Natalie Portman
Espectacular película policiaca y con dos monstruos de la actuación, Neil McCauley (Robert De Niro) es un experto ladrón, uno de los mejores. Su filosofía de vida: no atarse en la vida a nada de lo que no te puedas desprender si las cosas se ponen al rojo vivo. Su banda de criminales es un grupo de profesionales muy cualificados que llegan a impresionar incluso al detective Vincent Hanna (Al Pacino). Pero Hannah, un hombre cuyo trabajo es el centro de su vida, se obsesiona con ello, poniendo su relación sentimental al borde del desastre. Cuando la banda de McCauley prepara el golpe definitivo y el equipo de Hannah intenta evitarlo, ambos comprenden que se encuentran ante las mentes más brillantes a las que se han enfrentado.
Posiblemente sea esta una de las cintas más interesantes en el panorama cinematográfico contemporáneo de los 90, y es que el realizador Michael Mann (Collateral y Enemigos Públicos) literalmente se luce en éste, un trabajo impecable de puesta en escena y ritmo narrativo, en donde se establece una original relación entre ladrón y policía, al margen de cualquier patrón impuesto en anteriores películas del mismo género. Los defectos, las miserias, los temores de los componentes de ambos bandos se ven sutilmente reflejados a través de los protagonistas y, desde el primero al último, ese reparto de lujo borda sus interpretaciones.
La escena del robo al banco con tiroteo en una calle de Los Ángeles es "la escena de acción más impactante de los últimos años" según reflejó el USA Today en sus páginas. Mientras la angustia de ese momento me embarga, soy capaz de discernir que, en realidad, esta no es una película de enfrentamientos entre buenos y malos, entre policías y ladrones al uso, sino entre dos formas de entender la supervivencia a uno y a otro lado de la ley. Los perseguidos no son una banda de asesinos, tienen sus principios ético-profesionales y, especialmente, una vida familiar que les aguarda. Mientras tanto, el perseguidor se halla sumido en una profunda crisis personal que no se merece y que acrecentará su ansia por imponerse frente a la deshonra y la indignidad.
El gran acierto de esta película estriba en mi opinión en el cuidado tratamiento que hace Mann de los personajes, creando seres de carne y hueso, con sus problemas y cuitas personales, pese a ser hombres de acción, no meras marionetas que se mueven por la pantalla sin más. Aunque nos hallemos ante un Thriller, no todo es explosiones y pirotecnia. Mann se preocupa por crear una historia fuerte y unos caracteres bien dibujados, al estilo de los años 70, y algo que ha puesto en práctica en otras películas ya mencionadas. Pese a que seamos testigos a lo largo de su metraje de algunas escenas explosivas, como el vibrante asalto al banco o la persecución final, los momentos más memorables creo que se hallan en su parte más intimista. El primer encuentro en una cafetería entre Vincent y Neil representa claramente el espíritu del filme.
Nos hallamos ante dos personas abnegadas y metódicas en lo suyo, que se respetan, pero que no dudarán en matarse si uno se interpone en el camino del otro. Otro exponente es el espléndido final en el aeropuerto, con un emocionante último plano, que cala en el corazón de uno. Aunque no todo son flores para Mann, pues se le puede reprochar cierta dejadez en algunos asuntos de la cinta, como la subtrama de la hijastra de Vincent (interpretada por una joven Natalie Portman), o la difícil relación entre el compinche de Neil y su mujer, expuestas pero no muy explotadas. Asimismo se podría haber cortado metraje en ciertas ocasiones, en situaciones que poco aportan pero que pueden desvirtuar el resultado final, pero de todas maneras al final el filme sale airoso de esas dificultades y comete su objetivo: acaparar la atención del público.
Michael Mann dirige su mejor película; una grandiosa entrega de acción y drama, con momentos más que logrados, realmente tan dramáticos como espectaculares y una tensión y un sentido del nervio y de la incertidumbre que se mantiene en toda su duración, que en ningún momento se nota. Al Pacino y Robert De Niro protagonizan uno de los duelos interpretativos más interesantes y recordados del cine, manteniéndose a raya el uno al otro (interpretativamente hablando) durante todo el metraje, un filme de todas maneras recomendado.
“Atractiva y notable cinta muy lograda, con un conseguido duelo de actores"
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