Año: 1980 País: Francia/Inglaterra Género: Drama Puntaje: 08/10
Interpretes: Nastassja Kinski, Peter Firth, Leigh Lawson, John Collins y Richard Pearson
Distinguido melodrama de Polanski, adaptación de la novela de Thomas Hardy, la historia se centra en Tess Durbeyfield (Nastassja Kinski) es una jovencita que lleva una vida en apariencia jovial, pese a ser hija de una familia de campesinos en la Inglaterra del siglo XIX. Un día su vida dará un vuelco cuando su padre se entera a través del párroco del lugar de que su familia desciende de la gloriosa estirpe de los d´Urberville, y de que tienen parientes adinerados no muy lejos de donde viven. Por ello, Tess será enviada a casa de estos parientes, para lograr un trato de favor. Será a partir de ahí, cuando conozca a su pérfido primo, cuando su vida se verá afectada irremisiblemente.
"Tess" supuso un cambio total de registro para el realizador polaco Roman Polanski, al ser su primer filme de época, y el primero que hizo tras su huida de Estados Unidos a causa de un escándalo sexual. Acostumbrado a dirigir películas a contracorriente respecto a las convenciones de su época, el firmar un film tan clasicista como lo es este si que resulta novedoso, aunque quizá "Chinatown" como homenaje al cine negro ya planteaba una adopción de formas más convencionales, en las antípodas de películas como "Repulsión" o "El Bebé de Rosemary". La película es una adaptación de la novela homónima de Thomas Hardy, escritor británico de la época victoriana, que ha conocido en la década de los 90 otras adaptaciones de obras suyas en cintas como "Jude" o "El perdón". Las novelas de Hardy suelen denotar críticas a la sociedad de su tiempo, pero eso es algo que Polanski deja de lado en esta ocasión.
Al director polaco le interesa más el narrar las aventuras y desventuras de una serie de personajes que luchan por su supervivencia, tanto a un nivel físico como emocional. La protagonista es una joven sin grandes pretensiones en la vida, que más de una vez deja patentes sus deseos de morir, que confía en el amor como redentor, pero sin mucha convicción. El amante de Tess (Peter Firth) es un pobre diablo que pasa de las convenciones sociales, pero que repudia a la chica cuando descubre su pasado, en el que tiene mucho que ver el infame Alec (Leigh Lawson), un ricote con pretensiones de señor. De este modo, Polanski nos ofrece un mosaico de pasiones contenidas, rodado con gran exquisitez y sensibilidad, sin caer en lo zalamero y pasteloso.
A ello ayuda que el director capta las tonalidades de la naturaleza según la estación, así como el compositor, autor de una lírica partitura, para nada barroca y recargada. Polanski narra con sencillez y ritmo pausado, para poco a poco ir desgranando los sucesos, que curiosamente se desencadenan a través de coincidencias poco afortunadas. Así pues, el autor de "La Danza de los Vampiros" nos brinda todo un tratado sobre la predestinación y el fatalismo, en el que brilla con luz propia su protagonista, la actriz alemana Nastassja Kinski. Pocas veces lució la teutona tan bella en una pantalla, dotando de humanidad a su personaje por medio de una gran economía gestual, ya que por su expresión o las variaciones en la caída de sus ojos adivinamos sus estados de ánimo. En el apartado de defectos hay que reprocharle un final algo artificioso y teatral, que rompe algo con el tono más realista del resto de la cinta.
Roman Polanski abordó esta romántica historia como homenaje a su esposa Sharon Tate, asesinada en 1969 por Charles Manson: en efecto, ella le dejó a leer esta novela poco antes de morir. La película está exquisitamente rodada: la cámara de Polanski se mueve con una sutilidad desacostumbrada, de una elegancia majestuosa, absolutamente perfecta para narrar este intenso drama de época, con ese tono trágico característico del escritor inglés. La fotografía es primorosa, increíble, tanto que el espectador tiene la sensación de que cobran vida las pinturas campestres de Constable. Polanski respetó mucho la esencia del drama de esta chica inocente e íntegra condenada a la destrucción pero que brilla con la suave luz de su espíritu, que se eleva por encima de las miserias y cuya alma nunca llega a ensuciarse con la crueldad y las mentes sucias de las personas que la rodean. Nastassja Kinski nunca ha estado tan bella ni tan magnífica como en este delicado papel. Película inmensamente triste, melancólica y hermosa, no apta para quienes se aburran con dramas de ritmo pausado.
Deslumbrante ejercicio artístico el que hace Roman Polanski en esta película.Visualmente cautivadora, llena de una belleza inusual y de una crudeza interior sobrecogedora. Polanski convierte los maravillosos paisajes en los que transcurre la historia en un motor más de la narración, en un componente cambiante que ejemplifica la simetría de la obra.Así pues, nos hallamos ante un producto muy recomendable, que quizá no haga las delicias de los seguidores del Polanski más bizarro, pero que resulta ser una de sus mejores películas. En su momento, el film obtuvo tres Oscar en premios menores, quedándose sin galardón en las categorías de mejor película o mejor director, siendo la vencedora la inferior "Kramer contra Kramer", pero ya se sabe que la distribución de los eunucos dorados no siempre es la más merecida.
“Un intenso drama con aires de clásico, que solo Polanski nos puede dar”
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