sábado, 12 de diciembre de 2009

El Club de los Poetas Muertos

Director: Peter Weir
Año: 1989 País: EE.UU. Género: Drama Puntaje: 09/10
Interpretes: Robin Williams, Robert Sean Leonard, Ethan Hawke, Josh Charles, Dylan Kussman y Gale Hansen

Excelente guión, espléndidamente interpretada por Robin Williams, en donde para mi hace uno de sus mejores papeles, A finales de la década de los 50 en un conservador colegio aristócrata para varones de Nueva Inglaterra, ante el retiro del antiguo profesor de ingles, Jonh Keating (Robin Williams) un moderno y enérgico profesor amante de la poesía, ex estudiante de este colegio sera el elegido para sustituirlo. Debido a sus métodos nada ortodoxos pero efectivos de enseñanza y a su filosofía de vida que impartirá a sus alumnos, no tardara en ganárselos y causar una fuerte influencia en ellos, especialmente en el joven y soñador Neil Perry (Robert Sean Leonard). Al buscar en un viejo anuario perteneciente a la institución los alumnos descubren que Keating había sido estudiante de este colegio y que era el presidente de una sociedad secreta conocida como los "Poetas Muertos". Alentados por el propio Keating estos deciden continuar y retomar el camino de esta particular sociedad.

Extraordinaria y emotiva película del director ingles Peter Weir que hace una fuerte critica a la sociedad aristocrática y a los métodos rígidos y ortodoxos impartidos en los colegios de pupilo de ese tiempo. Este largometraje, magistralmente actuada por el polifacético Robin Williams, por un desaparecido Robert Sean Leonard, y por un muy joven pero correctísimo Ethan Hawke, nos presenta la relación y la química que se ira formando entre el profesor Keating y los alumnos. Poco a poco este les ira abriendo la mente a estos jóvenes, les enseñara a ver la vida desde otra perspectiva y los encorajara a tomar decisiones por ellos mismos. En “El club de los Poetas Muertos”, se ponen en cuestión todos los rituales tradicionales de las aulas. Bandas, ritos, campos deportivos, sombreros al aire, becas de fin de curso, orlas, actos académicos formales estilo norteamericano, van entrado en una sociedad escolar o universitaria como la nuestra, en la que habíamos eliminado los ritos de la escuela franquista. La ritualización en que se mueve el mundo de la educación reproduce una continuidad entre una generación y otra.

Evidentemente en una sociedad tan conservadora y estructurada como en la que viven donde el papel de los jóvenes estaba muy limitado, y que se esperaba de ellos una actitud pasiva donde debían callar y tolerar mientras recibían su educación para un mañana, esto trajo grandes conflictos no solo con sus colegas y superiores sino con los padres de los alumnos que se sentían intimidados por los métodos tan "revolucionarios" del nuevo educador. Paradójicamente en un colegio donde se formaban los "lideres" del mañana como es expresado en la película, no se promueve el desarrollo de la personalidad ni se permite esa sana rebeldía esencial en todo buen líder. Por el contrario solo se esperaba de ellos que estudiaran, cumplieran con sus tareas y sobresalieran en todas las materias pero sin ninguna reflexión ni critica alguna al conocimiento que recibían.

El filme conmueve, por las historias de los chicos y las relaciones personales que se entretejen entre ellos y sus progenitores respiran verosimilitud. Los versos de Walt Whitman, el escritor que más desoladoramente ha cantado a su propio ser y a su vulnerabilidad, vertebran la trama. En especial el poema “¡Oh, capitán!, ¡Mi capitán!”, dedicado al malogrado presidente de EEUU Abraham Lincoln. Al profesor Keating le cuesta más responder cuando pronuncian su apellido que cuando se refieren a él como ¡Oh, capitán!, ¡Mi capitán! Aunque ésa es únicamente la punta del iceberg. Bajo su excentricidad se esconde un valiente pedagogo, que inculca a sus estudiantes el amor a la Literatura y transforma sus vidas en algo extraordinario. "Carpe diem, muchachos, aprovechad el momento", les susurra. Extraerle todo su jugo a la existencia. Ése ha de ser el fin último de la pedregosa vereda que conducirá a unos y a otros, más tarde o más temprano, a un lugar sin vuelta atrás: la muerte.

Con este filme Peter Weir nos invita a reflexionar acerca del ambiente y los métodos en donde era impartida la educación en los colegios burgueses hace 50 años, el dilema de la libertad en un entorno poco propicio, las relaciones entre profesor-alumno y padre-hijo y de como a veces el exceso de autoridad y el cortarle las alas a los jóvenes puede traer graves consecuencias. Así también esta película nos muestra el poder de la poesía a través de autores tales como como Whitman, Thoreau y Horacio. Por ultimo es importante destacar el magnífico guión de Tom Schulman, que nos presenta personajes muy humanos, con los que fácilmente nos podemos identificar y que traza un argumento y un tema muy interesante y perdurable. La habilidosa narración de Weir logra, junto al admirable guión de Tom Schulman, una más que placentera plasmación de perfiles, emociones y situaciones en el reducido espacio educativo, contando además con un admirable diseño de producción de Wendy Stites, la sutil fotografía de John Seale, la inocente y encantadora partitura de Maurice Jarre, y el siempre importante y atmosférico diseño de sonido de Alan Splet.

La fuerza principal detrás del filme recae en el maravilloso trabajo interpretativo de todo el reparto, en especial de Robert Sean Leonard, Ethan Hawke y Robin Williams, el famoso comediante, que en esta ocasión despliega una sutil e inolvidable encarnación de un maestro poco ortodoxo y que despertará mas tarde el hambre de sus estudiantes por conocer más allá de los tediosos libros y las insoportables jornadas académicas. Personalmente recomiendo a toda persona de cualquier edad que no haya visto esta película a que le de una oportunidad y a que opinen si las cosas realmente han cambiado tanto de ayer a hoy o si algunos aspectos arbitrarios y totalmente contraproducentes en la educación todavía perduran en la actualidad. Una infravalorada obra maestra del cine americano, sensible y persuasiva en su enfoque por la camaradería, las pasiones juveniles, y la búsqueda de la identidad; sublimadas en su fervoroso y apabullante epilogo.

“Película que nos regala un intenso y melancólico melodrama"

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