domingo, 8 de mayo de 2011

Recuerdos del Ayer

Director: Isao Takahata
Año: 1991 País: Japón Género: Drama/Animación Puntaje: 08/10
Productora: Studio Ghibli



La protagonista es Taeko Okajima, una joven de veintisiete años que empieza a revivir el pasado; los recuerdos por un lado y las circunstancias por otra, ella esta de vacaciones en el campo, en esa estadía su pasado y presente la conducen a replantearse su vida. Alguna vez hemos tenido recuerdos de nuestra infancia de manera espontanea, ¿a quién no le ha pasado? ¿Alguna vez has recordado un año específico cuando eras niño? ¿Recuerdas como fue tu vida cuando estabas en quinto año de primaria? ¿Por qué precisamente ese año? Quizá no haya una razón alguna y eso mismo le paso a Taeko, quien protagoniza esta cinta, producida por el prestigioso Studio Ghibli; siendo este el segundo largometraje dirigido por Isao Takahata después de su trabajo en la magistral “La Tumba de las Luciérnagas” (1988). “Recuerdos del Ayer” es una cinta realista y evocativa; es una verdadera joya de la mencionada casa de animación, aunque muy poco conocida. Como se dijo, la trama en dos planos: por un lado el presente: la Taeko adulta que para cumplir el sueño infantil de huir de su Tokio natal a pasar las vacaciones en el campo para trabajar en la granja de los cuñados de su hermana, cosechando y aprendiendo algo sobre la naturaleza y la vida campesina. Por otro lado, el pasado: el recuerdo se centra en Taeko a los diez años, y todos los pequeños eventos de aquella época que vuelven involuntariamente a ella cuando emprende el viaje en tren.



Los dos planos, que se alteran a lo largo de la obra, aparecen diferenciados en el dibujo: aunque ambos tienden al realismo, las escenas del pasado tienen una tonalidad más clara y levemente difuminada. En la primera parte de la película predominan las escenas del pasado. En la segunda, toma preponderancia el presente; y gana lugar Toshio, un muchacho campesino que parece discretamente atraído por Taeko. Los hilos se unen en una especie de epílogo, que durante los títulos finales quedan esclarecidos (además constituye el clímax de la obra). El guión, y la caracterización de Taeko niña, están basado en un manga, de tinte adulto intimista, una evocación de los tiempos de infancia. El pasado (Tokio-1966) además de Taeko Okajima, con sus 10 años, tenemos a su familia y sus compañeros de escuela. El padre, distante, al uso de los jefes de familia de aquella cultura; la madre, también típica ama de casa, atenta a los problemas escolares de su hija menor. Taeko tiene dos hermanas mayores: una entrando a la adolescencia Yaeko y otra saliendo Nanako. Taeko tiene una relación más difícil con la menor, como también es típico. También está la abuela, de pocas palabras. Entre sus compañeras de escuela, están: Tsuneko, la alumna modelo y de carácter más fuerte; Rie, de cuerpo grande y maduración precoz; Toko y Aiko aparecen menos perfiladas. Entre los varones, están Hirota, el campeón de béisbol de la otra división, el primer amor de Taeko; y Abe, el chico pobre y violento que es transferido temporariamente a la escuela, y que es la tortura de Taeko y motivo de culpa después.



El presente (1982-Yamagata)
Taeko, trabaja en periodismo en Tokio. Aunque su familia está preocupada por su soltería, ella aparece despreocupada al comienzo, sólo interesada en las próximas vacaciones campestres. En el fondo, presiente que tiene que decidir su camino en la vida. Toshio, de parecida edad (quizás algo menor) que Taeko, relacionado con los cuñados de Taeko, ha decidido recientemente abocarse a la agricultura. Afectuoso, sencillo y con sentido común, se lo adivina atraído por la chica de Tokio, pero sabe mantener las distancias. El matrimonio de granjeros, Kazuo y Kioko, son los cuñados de Nanako, la hermana de Taeko. Viven con la madre de él, que ayuda en el trabajo, y con su hija adolescente. En lo visual, es una de las películas más impresionantes y delicadas del Studio Ghibli. Los belleza de los paisajes (rurales y realistas en el presente, urbanos y estilizados en el pasado) es notabilísima, nada convencional y muy integrada con los climas humanos y con la música. El amanecer brumoso en la cosecha, los caminos de tierra sinuosos en la noche lluviosa, el sol que se pone sobre las calles de la ciudad al volver del colegio a casa, y ese atardecer melancólico y multicolor en la calle comercial... la galería de imágenes es un pequeño muestrario. Gran parte de la película se desarrolla en Yamagata y la estación de trenes, gracias al éxito de la película la estación se reconstruyo, además los visitantes recorren los lugares que inspiraron la cinta, por lo que hasta cierto punto sirvió para promover el lugar.



Y en lo emocional es, para mí, de lo más potente de Ghibli. No sólo por el final; mencionemos dos escenas perfectas y típicas: el primer amor (toda la secuencia, desde las niñas que avergüenzan al chico, hasta el "vuelo" de Taeko, pasando por ese encuentro con el sol al fondo) y la caminata agridulce de Taeko con la madre, por la calle comercial, cuando ella se consuela de sus penas con la canción infantil de TV. Y hay muchas otras. Pero es cierto que, para mí y para muchos, lo más grande es el final. Takahata, queda dicho, sabe redondear sus películas; y este es el mejor ejemplo, no abundaremos en detalles. Pero apuntemos que, acaso, una de las claves de la emoción devastadora que logra infundir la escena reside en la inversión de la mirada: de pronto, y al revés del resto de la película, es la niña la que mira a la adulta. Y, aparte de lo que podríamos llamar el desenlace, la mirada del último segundo deja una impresión tan penetrante como indefinible. Con “Recuerdos del Ayer”, Isao Takahata quería mostrar una similitud con la realidad, por lo cual el diseño de personajes, durante la etapa adulta de Taeko, son más expresivos en los rostros y esto se destaca mucho con las mejillas que se resaltan. Este detalle se logro gracias a que primero se grabaron los diálogos de los actores y posteriormente los animadores hicieron el proceso de animación logrando una sincronización en la voz y los labios. Por este detalle, la película se retrasó un año. El segundo estilo de animación corresponde a la etapa de cuando era niña, que tiene un estilo más apegado al anime, además de que esta animación se hizo primero.



También destaca la madurez de la narración, encaminada hacia un realismo estricto. Takahata, que ya demostró con "La Tumba de las Luciérnagas" que podía crear una historia muy sólida a nivel emocional sin recurrir apenas a los típicos efectismos cinematográficos, elabora aquí el que puede ser su guión más personal y alejado de las tendencias de la animación. Esto se nota en dos puntos que son en mi opinión los que pueden hacer que el espectador dude. El primero son los personajes; si algo destaca en esta película es que las reacciones están completamente sujetas a la realidad. Es fácil pensar en un cierto acercamiento hacia el espectador por medio de actitudes algo exageradas que hagan caer especialmente simpático a un personaje o a otro, pero aquí no se muestra nada de eso. El padre de Taeko, por ejemplo, es estricto, serio y bastante distante respecto a los demás miembros de la familia, sin mostrarse por ello frío en exceso. Su autoridad en la familia es absoluta y está muy marcada; nadie le responde cuando toma una decisión. Pero Takahata no critica eso, a pesar de que tampoco lo ensalza. Muestra ésta como una situación normal en la época en la que se ambienta, y no le imprime ningún tono dramático ni exagera sus efectos. La abuela, al contrario que tantas otras, no tiene un vínculo especial con su nieta ni nada parecido; es más bien fría y tradicional, y suelta ciertos comentarios y reflexiones a destiempo que revelan un tono ligeramente senil.



"Recuerdos del Ayer" es a día de hoy una de las obras más desconocidas de Ghibli y de menor proyección internacional. La causa no ha de buscarse en la calidad (que es excelente), sino en su estilo, que se sale de todos los baremos habituales en el cine animado y la convierte en una obra tan entrañable como "difícil". Es una película nostálgica, que busca sobre todo transmitir sensaciones y no tanto proporcionar un hilo argumental claro, y su fuerza de hecho no reside en la acción sino en las imágenes. Como pueden darse cuenta, no es una película de un guión ambicioso, ni mucho menos intrincado que te de giros inesperados al final o bien que te deje pensando en múltiples posibilidades. Simplemente refleja un poco la cotidianeidad que puede tener una personas así como el lograr que nos identifiquemos con alguno de los personajes, sobre todo cuando éramos niños, y también nos hará recordar esos gratos momentos que bien que mal, siempre nos dará un buen momento. Les recomiendo que le den una oportunidad a esta película, mantiene la calidad de animación que caracteriza al estudio, sobre todo en las locaciones que gozan de una gran riqueza en los detalles. Será inevitable que te identifiques con alguna de las anécdotas de Taeko y que quieras por un breve momento regresar a tu vida cuando tenías 10 años. De esta manera termino un post más dedicado a las películas del Studio Ghibli. Nos leemos en la próxima.



“Dulces recuerdos”

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