sábado, 26 de septiembre de 2009

La Vida Es Bella

Director: Roberto Benigni
Año: 1998 País: Italia Género: Drama Puntaje: 10/10
Interpretes: Roberto Benigni, Nicoletta Braschi, Giorgio Cantarini, Marisa Paredes, Giustino Durano y Horst Buchholz

Debo confesarles que es una de las más tiernas y dramáticas que he visto, la historia se traslada en Italia, unos años antes de que comience la Segunda Guerra Mundial, en donde un hombre llamado Guido (Roberto Benigni) llega a un pequeño pueblo de la Toscana con la intención de abrir una librería. Allí conocerá a Dora (Nicoletta Braschi), la prometida del fascista Ferruccio, con la que conseguirá casarse y tener un hijo. Con la llegada de la guerra los tres serán internados en un campo de concentración donde Guido hará lo imposible para hacer creer a su hijo que la terrible situación que están padeciendo es tan sólo un juego.

"La vida es bella", posiblemente sea el más hermoso canto a la vida y al optimismo, que haya hecho la industria del cine jamás. Roberto Benigni logra crear una película, donde los momentos de comedia y de drama, se suceden con una gran inteligencia y sobre todo, con una maestría fuera de toda duda. La historia es desenfadada, tierna, pero al mismo tiempo posee una gran profundidad y desde una óptica positiva, el italiano recrea lo que significó el holocausto nazi. Todo ello, impregnado con su peculiar estilo y su manera tan personal, de entender el cine y los aspectos de la vida. Hay algunas películas que además de ser buenas, te aportan algo nuevo o te dan un punto de vista distinto de las cosas. Esta es una de ellas. Te hace reflexionar. Si bien sabíamos que la vida es mejor o peor dependiendo de cómo afrontemos las situaciones, y de cómo encajemos los golpes, aquí se muestra de una manera convincente y a la vez imaginativa. Y eso es precisamente lo más destacable que ofrece. La imaginación. De todos modos hay que reconocer que un personaje como el protagonista resulta inimaginable en la vida real. Pero para eso está el cine, ¿no?

La manera en que la fantasía y la magia impregnan la vida cotidiana, primero en un pueblo de la Toscana, y después en un campo de concentración nazi; la manera en que un hombre dotado de una desbordante imaginación consigue llenar su vida y la de sus seres amados de pura felicidad, amor, esperanza; la asombrosa manera en que logra proteger a su familia de la terrible amenaza que se cierne sobre ellos. Esta es una película que nos habla de que la esperanza y la imaginación son el camino para remontar todas las desdichas. Nos anima a no perder la sonrisa, a apurar la vida al máximo, a AMAR sin restricciones, a recurrir a la magia de un gesto o un detalle que sirva para hacer feliz a alguien. Es un canto a la superación, a la capacidad de resistir el miedo con la mejor cara para dar fuerzas y esperanzas a nuestros seres amados cuando están en peligro. Y también una oda a la paz, haciéndonos ver, con su tierna ingenuidad, el absurdo de las guerras y de los odios y de las ideologías que atentan contra la integridad humana. Se nos muestra que los milagros se pueden hacer realidad si tenemos la fe suficiente, si el amor es lo bastante fuerte.

En el país del tío Sam muchos la criticaron porque era una comedia ambientada en la brutalidad de la II Guerra Mundial y concretamente en los campos de concentración, pero no se dieron cuenta de que en realidad Benigni nos cuenta dos historias distintas pero con unos mismos personajes. La primera se situa años antes de la guerra y es simplemente una comedia romántica donde vemos como Guido hace mil peripecias para conquistar el corazón de su princesa. La segunda parte de la fábula es donde entra el juego la crueldad de la guerra, y ahora en lugar de reir lloramos, lloramos no por ver hasta que punto llega la maldad de los nazis, lloramos por ver hasta que punto llega el amor de un padre por su hijo, nos emocionamos cuando Guido hace sus mil peripecias pero ahora por proteger a Josué. Así, sin escenas violentas, Benigni nos adentra en su cuento con la ayuda de la magnífica edición de Nicola Piovani y con una fotografía que crea perfectamente la atmósfera de miedo e ilusión que se convierte en el fondo de ésta bellísima historia de amor.

Hay escenas geniales, planos enternecedores, momentos en los que aparecerán sonrisas y otros, donde incluso se escapará alguna lágrima. Además, la banda sonora es magnífica y las interpretaciones de los actores, increíbles. En definitiva, todo es maravilloso en "La vida es bella" y se trata de una película, que con el paso del tiempo adquirirá el carácter de clásico y que no dejará indiferente a nadie. Así que pocas veces, tantos premios fueron tan merecidos en una obra, donde por encima de todo reina el amor y eso, cuando se está rodeado de tanta barbarie, tiene sin duda mucho mérito. Esta es sin lugar a dudas la obra maestra particular del irregular Roberto Benigni. En aquel año 1998, todo el mundo quedó estremecido ante ésta tierna historia, esta bella fábula contemporánea que nos hizo sonreír y soltar lágrimas a partes iguales.

Hermosísima historia "chaplinesca" que conquistó el corazón de medio mundo. La ternura, la sonrisa y la tragedia se entremezclan, como hacía muchos años que no se había visto en una película imprescindible de los noventa. El mayor éxito internacional del cine italiano desde la época dorada de Fellini, nmultipremida, formidables críticas y una excelente taquilla son algunos de los datos de esta fábula sobre el escapismo de la imaginación en los tiempos del horror nazi. Si todavía no la ha disfrutado véala cuanto antes: reirá y llorará como todos.

"Bella y conmovedora"

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