Año: 2000 País: China Género: Romántico/Drama Puntaje: 10/10
Interpretes: Tony Leung, Maggie Cheung, Rebecca Pan, Liu Chum y Siu Ping-Lam
Sigo repasando la filmografía de Wong Kar-Wai, esta vez le toca “Con Ánimo de Amar”, que para mi es la mejor cinta del director chino, la trama se centra en Sr. Chow (Tony Leung). El redactor jefe de un diario local, él y su mujer se mudan a un inmueble habitado principalmente por la comunidad de Shanghai. Chow conoce a Li-zhen (Maggie Cheung), una joven que acaba de instalarse también en el edificio junto con su esposo. Ella es secretaria en una firma de exportación y su marido es representante de una empresa japonesa para la que continuamente está en viaje de negocios. Como su propia mujer se encuentra también a menudo fuera, Chow pasa cada vez más tiempo en compañía de Li-zhen. Quedan a menudo con sus caseros para jugar al mahjong o hablar de las últimas noticias. Chow y Li-zhen se hacen buenos amigos. Un día, deberán enfrentarse a los hechos: sus respectivos cónyuges están teniendo una relación amorosa.
“Con Ánimo de Amar” supone una revisión estética y narrativa del melodrama clásico de tantas resonancias en las cinematografías vanguardistas, con el cine de la incomunicación de Antonioni como referente de cabecera. Ahondando en esta influencia, Wong presenta unas relaciones personales teatralizadas por sus personajes, temerosos de caer en el mismo pecado en que han caído sus respectivos y pérfidos cónyuges. Pretenden jugar a prohibirse la posibilidad de enamorarse porque quieren diferenciarse a toda costa de aquello que ellos mismos han sufrido, de aquello que los ha hecho como son. En realidad, enamorarse les supone, por culpa de una férrea y aleatoria santificación de unas determinadas convicciones sociales, lo contrario de lo que "debe ser" el amor en cualquier sociedad desarrollada, enamorarse les conduce inexorablemente hacia la desaprobación social, hacia la separación. Kar-wai confía en que el poder de sugestión que tienen sus imágenes ilumine la imaginación del espectador para que éste reconstruya la película a su gusto y sepa montar el film que más se ajuste a su mentalidad. El director chino si encuentra un espectador activo, propone una película fascinante.
Wong Kar-wai, director de “Ángeles Caídos”, cambia de registro visual, abandona su estética habitual de cámara al hombro y se alinea con el montaje vivo basado en planos fijos en el que casi siempre predomina la verticalidad, ofreciendo una estilización que casa perfectamente con una dirección artística y vestuario tan puntillosos como lo habrían sido bajo las batutas maestras de estetas como Ophüls o Sternberg. Kar-wai aprovecha la figura de su protagonista, juega con la fragmentación metódica del tiempo por medio de un recurso tan rara vez empleado como es ese vestuario. El director privilegia la estética sobre una trama que voluntariamente nunca queda resuelta. Wong Kar-wai acuerda el trato de sus personajes con maquillajes premeditadamente falsos y exagerados, con peinados fuera de época en su propia época, con luces deliberadamente embellecedoras e imposibles, con un encuadre siempre desde el ángulo preciso y perfecto para destacar la belleza y el poder de la actuación de Maggie Cheung, uno de los grandes valores de la interpretación contemporánea, con las cámaras lentas y una música que se reitera para señalar el estado de ánimo de unos personajes prendidos por los sentimientos que inspira el título original.
La historia, que ni así podríamos llamarla, es de una sencillez abrumadora, y con sencillez se nos narra, pero eso sí, con una sensualidad barroca increíble. “con Ánimo de Amar” se vivencia y siente de forma integral, con todos los sentidos. Se nos muestran un par de tobillos, y nos llega un mundo entero; se nos presentan dos personas en una habitación, y ese universo tiene la complejidad que no alcanzan filmografías enteras. La fijación de desenvolver a los personajes siempre en el encierro es despiadada, en cargadas habitaciones, en asfixiantes pasillos, en insidiosos planos, todo, hasta la lluvia, se alía para maltratar la estable paz de espíritu de los protagonistas. Porque no sabemos a ciencia cierta que es lo que hay tan fuerte como para contrarrestar la imperiosa inclinación de la pareja, como para levantar tan sólido muro entre ambos, que en el momento de mayor acercamiento, íntimo y cómplice, la distancia es sideral. Y tampoco tiene Wong Kar-Wai piedad de mí, que con desespero intento desentrañar el mundo interno de los protagonistas, lo ignoto en el corazón de los personajes, el secreto confiado a las ruinas, porque estas son un reflejo de mi mismo, de la historia que me acaban de insinuar. Algunas relaciones se diluyen como el humo que a veces inunda la pantalla, otras perviven y maduran como las ruinas honradas con nuestros secretos. El más mínimo detalle y elemento de esta película se dedica a dotar de vida y alma a los personajes, y cualquier gesto, mirada, insinuación, inflama los sentimientos, los suyos y los nuestros, estremeciendo todo.
La actuación de Maggie Cheung (una diosa oriental en el cenit de su interpretación) es formidable, la cadencia de sus movimientos acentuados por las insistentes cámaras lentas y el cambio constante de vestidos (hasta 19 distintos) absorbe nuestra ferviente mirada, por otro lado Tony Leung no se queda atrás (mejor actor en Cannes 2000 por este filme) ambos se complementan a la perfección y entregan memorables momentos de pura sensualidad. Un punto aparte es la música (aquí se revela también otro de los puntos altos del director afincado en Honk Kong) el tema recurrente (Yumeji’s theme) que pertenece a Shigeru Umebayashi, el tema marca los encuentros de Chow y Chan que parecen danzar por escaleras y pasillos buscando encontrarse y tocarse sin lograrlo plenamente. Así mismo son significativas las canciones de Nat “King” Cole (Aquellos ojos verdes, Quizás, quizás, quizás) que como las volutas de humo de los infinitos cigarros de Chow, van y vienen entrelazándose con la historia, las letras de las canciones parecen decir aquello que los protagonistas no pueden expresar.
En conclusión Wong Kar-Wai nos acaricia el alma con esta bella, dolorosa e intimista historia de dos seres que se lamen mutuamente sus lacerantes heridas amorosas. "Con Animo de Amar" parte de un contenido argumental mínimo que en lugar de resultar contraproducente evidencia la gesta que constituye construir un auténtico poema con tan primarios mimbres. Todo o casi todo en esta película raya la perfección. Fotograma y música se funden regalándonos secuencias absolutamente memorables. Atención también al turbador y envolvente erotismo de Maggie Cheung y a la honda y melancólica mirada de Tony Leung. Sublimes. Especialmente indicada para todo espíritu sensible y para todo aquel que no tenga el corazón de piedra. Sencillamente la historia de amor más bella que he visto en la pantalla grande.
Si esta cinta es realmente espectacular, buena mabel, oye eres hermosa, mi correo es renato2000@hotmail.com.
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