miércoles, 27 de julio de 2011

Dogma

Director: Kevin Smith
Año: 1999 País: EE.UU. Género: Comedia/Religión Punatje: 08/10
Interpretes: Ben Affleck, Matt Damon, Linda Fiorentino, Salma Hayek, Jason Lee, Jason Mewes, Alan Rickman, Chris Rock, Janeane Garofalo, Kevin Smith y Alanis Morissette



Dos ángeles, Bartleby (Ben Affleck) y Loki (Matt Damon), fueron expulsados por Dios del cielo y desterrados a Wisconsin. Azrael (Jason Lee) los manipula ofreciéndoles la oportunidad de regresar a su hogar por medio de una enseñanza de la Iglesia Católica llamada “indulgencia plenaria”. Si esto sucede significaría el fin de la existencia de la raza humana, ante este peligro aparece la última descendiente de la Virgen María, Bethany (Linda Fiorentino), a detenerlos. Además Bethany contará para su misión con la ayuda del decimotercer apóstol, Rufus (Chris Rock), de Serendipity (Salma Hayek) y de dos excéntricos profetas, que son Jay y Bob el Silencioso. El director y escritor Kevin Smith tiene un culto de seguidores (entre los que me cuento) que tienden a defenderlo fanáticamente de las acusaciones que gente más objetiva hace a este cineasta. Digo esto como advertencia de que, aunque trataré de ser igualmente objetivo, tal vez me exceda en elogios y minimice las fallas de "Dogma". Smith es, primordialmente, un escritor. Él mismo reconoce que no tiene estilo visual alguno. Desde su primera película, "Clerks" (1994), se demostró que su estilo consiste en poner a dos personas contra una pared, poner la cámara enfrente y filmar estáticamente los interminables y complejos diálogos. "Dogma", con una naturaleza de épica religiosa sufre bastante por la imposibilidad de Smith de filmar dinámicamente. Las escenas de acción que forman parte del clímax son bastante torpes y desmerecen lo logrado por el hábil guión y los excelentes actores (bueno, casi todos son excelentes), la hace una cinta original.



Por otro lado, "Dogma" es una película de ideas, no de imágenes, por lo que su deficiencia en el campo cinematográfico es más que compensada por los afilados diálogos y los audaces cuestionamientos que en ella se hacen sobre la religión organizada. Lo que me lleva, naturalmente, a la controversia. "Dogma" fue agresivamente atacada por críticos y por organizaciones religiosas por blasfemar contra los preceptos cristianos y católicos que son más que intocables para los miembros de esas religiones. Estoy seguro de que la mayor parte de estas críticas vienen de gente que ni siquiera vio la película. Ciertamente "Dogma" satiriza muchos aspectos de la iglesia, pero siempre se mantiene totalmente respetuosa de las creencias básicas en las que se basa la religión católica. Los preceptos bíblicos son respetados, y cualquier cuestionamiento que sobre ellos se hace es válido, además de que ya han sido expresados previamente por docenas de estudiosos, muchos de ellos también católicos. El señalar la marcada tendencia anti-feminista de la Biblia, o su tergiversación de la posible etnicidad de Jesucristo, no es nada nuevo. Más aún, el darle un foro público a estas ideas, aunque cuestionable por muchos, sirve para darle nueva relevancia e interés, y para fomentar el estudio y la generación de ideas sobre principios frecuentemente olvidados. Para un crítico extremo de la Iglesia católica como yo, ésta es una verdadera obra, porque con humor y sin faltar tanto al respeto se puede hacer ver al espectador como la iglesia se pone en evidencia cada vez que intenta cambiar o "adaptarse" a los tiempos.



No entiendo hasta ahora por qué este filme fue tan polémico. Yo soy católico y no me sentí ofendido por ello, todo lo contrario: me encantó, y estoy completamente de acuerdo con cada uno de sus planteamientos y sus críticas. Es un gusto encontrar una película que haga críticas constructivas de la Iglesia así, con simpatía y acierto. Ojo, digo de la Iglesia, no de la religión en sí, porque a la religión en sí no la critica, que es algo de lo que muchas personas no parecen haberse dado cuenta. A lo largo del metraje la cinta toma la estructura de una "road movie", donde los antagonistas se dirigen por su cuenta a una iglesia de Nueva Jersey por razones que prefiero no revelar. Durante el camino, como es costumbre en este tipo de cintas, encontrarán amigos y enemigos, lo que cambiará motivaciones y sacará a relucir las razones que los personajes tienen para comportarse como lo hacen. Como todas las religiones cuando se sienten afectadas, los cristianos salieron prontamente a defenestrar al filme de Smith ni bien sintieron que estaban siendo atacados en su integridad. Es el mismo espíritu corporativo y dogmático (valga la redundancia) que provocó, por ejemplo, los incidentes entre el Islam y el resto del mundo a partir de las caricaturas de Mahoma publicadas en Europa, sin detenerse a analizar las intenciones o el sentido real de la religión. En una parte del filme hay un razonamiento muy inteligente donde uno de los personajes habla de que hubiera sido preferible que la religión fuera una idea y no una creencia. La idea uno la imagina como quiere y puede modificarla, mientras que la creencia es eminentemente cerrada y estática.



Y a pesar de todas las protestas infundadas, Dogma en realidad es un filme mucho más religioso y respetuoso de lo que aparentemente parece, no es una lapidación gratuita de la religión, sino una suerte de profundos cuestionamientos que sólo un cristiano de corazón abordaría, mezclados con mucha sátira. Es cierto que hay una enorme cantidad de profanidad en los diálogos, pero también hay una gigantesca convicción cristiana. Es verdad que Smith toma muchas cosas de la religión en broma: desde que Jesús era negro, que los apóstoles eran 13 (y el último, Rufus, no ha sido incluido en los textos bíblico por ser negro) hasta que Dios era mujer y que María y José tuvieron descendencia (no divina) que eran hermanos de Jesús y se prolongaron hasta nuestros días. Como se puede ver, Dan Brown no inventó nada nuevo con “El Código Da Vinci”, e incluso Smith lleva el concepto al máximo extremo. Pero en medio de todas sus patrañas, Kevin Smith se da tiempo para disparar profundos discursos religiosos: es un filme sinceramente pro cristiano pero decididamente anti clerical, mostrando a la Iglesia como un montón de palurdos que no saben como actualizar la religión para que vuelva a ser popular. Es necesario mencionar algunas frases que llaman poderosamente la razón: "El hombre necesita sentir esa figura paternal que posee autoridad sobre él, y que lo hace tener esa sensación de estar señalado por el dedo cuando actúa de forma incorrecta". "Las ideas son mejores que las creencias por que pueden cambiarse, en cambio las creencia se consideran inamovibles". "La humanidad actúa como lo hace por que ya no tiene miedo de nada" también vierte críticas contra el machismo, el racismo o la segregación social. De los temas puramente cinematográficos hay poco que resaltar por que quizás en ese aspecto no sea muy destacable.


Los actores han sido brillantemente elegidos; Linda Fiorentino, como Bethany, la trabajadora social de una clínica de abortos, responde con perfecta calma a las cada vez más extrañas situaciones, que la ponen frente a frente con lo que ella consideraba mitológico. Chris Rock, como el decimotercer apóstol y Alan Rickman como Metatrón (la voz de Dios) quedan perfectos en sus respectivos papeles, de algún modo combinando sarcasmo con solemnidad. Pero los que se roban la película son los profetas, Jay y Bob el Silencioso (interpretados respectivamente por Jason Mewes y el propio director, Kevin Smith), regresando por cuarta ocasión al universo que Smith ha creado alrededor del suburbio de Red Bank, en Nueva Jersey. En cuanto a Salma Hayek... bueno, sólo diré que es muy atractiva y que se ve que se divierte con su papel de bailarina exótica/musa. Supongo que el mensaje básico de la cinta, criticando a la iglesia y sus vicios pero manteniéndose siempre respetuoso de la fe cristiana, será mejor recibido por quien guste del análisis de temas religiosos. Los integrantes de la extrema derecha religiosa, quienes se opusieron a la exhibición de esta cinta, parecen ser poco tolerantes a cualquier cuestionamiento que se pudiera hacer sobre su fe, cuando tal vez sean los que más necesiten ese análisis. "Dogma" una película francamente interesante en la que el director pone patas arriba toda la institución eclesiástica y la enfoca como un negocio que está perdiendo a sus clientes. Para recuperar su influencia popular, decide dar a todo el mundo la oportunidad de purificar sus pecados y partir desde cero en un periodo de tiempo determinado.



Es de agradecer, y mucho, que la película no se quede en una sucesión de chistes buenos e introduzca una interesantísima y acertada reflexión sobre lo que significa la religión, las ideas y las creencias, y el peligro de manipulación por parte de las organizaciones religiosas, que al fin y al cabo están compuestas por seres humano como usted o como yo que no son ni mucho menos infalibles. En este sentido, es significativo el personaje del Cardenal Glick: no es un personaje malo, no quiere hacer daño, y sus intenciones son buenas, pero se niega a escuchar y al final acaba desencadenando muchos problemas por poner la captación de fieles por delante de Dios. Kevin Smith ha hecho por la comedia lo mismo que Tarantino por el policial: han disparado un estilo propio que implica la referencia cultural pop a flor de labios, diálogos frenéticos y observaciones descarnadas de la realidad. Todo esto hecho con una gracia y talento considerables, aquellos que se consideren vulnerables a lo que esta película pueda decir, simplemente no la vean , porque en algún momento puede resultarles ofensiva. Pero los que quieran pasar un rato muy divertido siendo capaces de no tomarse nada en serio, no se la pierdan, porque "Dogma", en casi todo momento, en eso no decepciona. Finalmente, "Dogma" es una obra seria, que con humor saca a relucir preguntas relevantes sobre la iglesia y nuestra relación con ella. También es un análisis hecho con respeto por una persona profundamente espiritual. Y como continuación de la "Trilogía de Jersey", donde se encuentran otras obras del director como "Clerks", "Banda en Fuga" (1996) y "Mi Pareja Equivocada" (1997). Muy divertida y benevolentemente vulgar, a la vez profunda y meditativa.



“Original, ingeniosa y divertida”

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