Año: 1984 País: EE.UU. Género: Ciencia Ficción Puntaje: 07/10
Interpretes: Kyle MacLachlan, Sting, Francesca Annis, Jürgen Prochnow, Brad Dourif, José Ferrer y Kenneth McMillan
Un filme de culto de uno de los directores más vanguardistas de la actualidad, me refiero a David Lynch, Año 10191. En el planeta desértico Arrakis, también conocido como Dune, se produce una especia vital que es una fuente muy importante para la cofradía de navegantes bajo la administración del emperador Padishah Shaddam IV (Jose Ferrer). La reverenda madre Ramallo (Silvana Mangano) predice que un Mesías ha de llegar trayendo la guerra santa, el Jihad, para la purificación de todo el Universo. En el remoto planeta Caladan, Lady Jessica (Francesca Annis), en contra de los deseos de su hermandad, concibe a un hijo llamado Paul (Kyle MacLachlan), que llegara a convertirse en el Mesías de la mencionada profecía, iniciando así una guerra con la ayuda del pueblo de los Fremen contra sus salvajes opresores, los Harkonnen, que han ocupado previamente todo el planeta Arrakis.
Extraordinaria película de culto basada en la novela del mismo título de Frank Herbert, escritor que con esta obra tuvo el privilegio de ganar los premios Hugo y Nébula en el año 1966 y consagrarse como uno de los más importantes escritores del género de ciencia-ficción. El gran David Lynch, tras su éxito con “El Hombre Elefante” (1980), fue el máximo responsable de dirigir esta magna y extensa obra que el mismo se encargo de adaptar con rigor a la pantalla, manejando un generoso presupuesto y un impresionante despliegue de medios técnicos y artísticos. En su momento la película fue, por desgracia, injustamente maltratada por la critica especializada más conservadora, y destrozada durante su posterior edición por su productores Dino de Laurentiis y su hija Raffaela, ya que inicialmente se había rodado un total de ocho horas de metraje que en su primer montaje fue reducido a cinco y posteriormente a los ciento treinta y siete minutos en su definitiva versión.
Lynch renegó de ella, tanto en su versión original como posteriormente en una extendida de ciento setenta y siete minutos que Dino de Laurentiis intento venderla como serie en un primer pase en la televisión norteamericana que no ayudó en absoluto a compensar el fracaso comercial del filme en todo el mundo. El propio Lynch, al no poder realizar el montaje tal y como él lo hubiese deseado, intentó que su nombre no figurara en los títulos de crédito en su versión extendida, queriendo aparecer con los seudónimos de “Alan Smithee” en la dirección y “Judas Booth” en el guión. Este último apelativo viene a cuenta de que Judas fue el hombre que traiciono a Cristo durante su última cena con sus apóstoles y Booth era el nombre de John Wilkes Boothe, el asesino del presidente Abrahan Lincoln el 14 de Abril de 1865.
Todos estos inconvenientes no sólo perjudicaron seriamente la carrera comercial de la película, lo cual no impidió que acabara por convertirse en título de culto con el paso de los años y en la actualidad admirada tanto por los fans del libro como por todos (o casi) los aficionados al género de la ciencia-ficción en general. A decir verdad en mi más sincera opinión se echa en falta que algún día el propio Lynch pudiese hacer su propia “versión del director” siempre y cuando pusiese interés en ello y los derechos del filme pasaran a manos de otra persona más competente e interesada en recuperar esta deslumbrante obra maestra ya que, personalmente, soy de la misma opinión de Lynch en querer rescatar y exhibir todo el metraje rodado.
De esta superproducción de claras tendencias religiosas inspirada en los textos del Corán cabe destacar por encima de todo su gran esplendor visual y narrativo, su elegante e innovador diseño de producción obra de Anthony Masters, los lujosos y ornamentados decorados de Giorgio Desideri y Jorge Sainz, la extraordinaria y brillante fotografía de gran colorido cromático de Freddie Francis, las detalladas maquetas y miniaturas de Emilio Ruiz del Rió y Aldo Puccini, los matte shorts de fondo de gran maestro Albert Whitlock, el variado vestuario de Bob Ringwood, la dirección artística de Benjamín Fernández, y las increíbles criaturas alienígenas creadas por el especialista Carlo Rambaldi.
También hay que expresar que el propio autor de la novela, Frank Herbert, estuvo presente durante la filmación dando su visto bueno a la fiel adaptación cinematográfica, dando un golpe de claqueta durante el primer día de rodaje para dar comienzo esta aventura fílmica que seguramente deleite a los fans del libro. En pocas palabras, “Dune” es una película arriesgada, una obra adulta y madura, cuyo visionado da mucho que decir y mostrar para aquellos que aprecian el arte y el talento por encima de las malas lenguas, y que merece ser recuperada como una de las grandes películas del género de ciencia-ficción.
“Una película de culto por excelencia”
No hay comentarios:
Publicar un comentario