Año: 1968 País: EE.UU. Género: Terror/Drama Puntaje: 09/10
Interpretes: Mia Farrow, John Cassavetes, Ruth Gordon, Ralph Bellamy, Sydney Blackmer y Maurice Evans
Con este post comienzo el estudio a la filmografía del gran director Roman Polanski y como no empezar con una de sus grandes películas “El Bebé de Rosemary”, la trama de la película se centra en los Woodhouse un matrimonio que se muda a un edificio frente al Central Park en Nueva York, una casa que según un amigo está maldita. Allí los reciben Minnie y Roman Castevet, una singular pareja de ancianos, que los colman de atenciones. Ante la perspectiva de un buen futuro, los Woodhouse se plantean tener un hijo, y Rosemary (Mia Farrow) queda embaraza, aunque todo lo que recuerda es haber hecho el amor con una extraña criatura que le ha dejado todo el cuerpo lleno de marcas. Con el paso del tiempo, Rosemary comienza a sospechar que algo extraño ocurre con su embarazo.
Segunda película americana de Roman Polanski y quizás el mayor éxito de su filmografía, con una evolución considerable en sus formas, pero conservando sus gustos por los personajes límite en situaciones angustiosas. Una película clave en el género de terror, basado en la novela homónima de Ira Levin y producida por William Castle, destacada por el agudo retrato psicológico de su personaje central, atrapado en un ambiente obsesivo y amenazador y sobre todo, porque la sensación de terror y suspense recae en la creación atmosférica más que en las andanzas del psicópata o demonio de turno y el empleo de efectos especiales. Sorprende el tratamiento de la trama, sin artificios ni trampas, Polanski mantiene a la expectativa al espectador en la inmersión de la creciente paranoia de su protagonista, exponiendo de manera magistral un asunto narrado con pausado pero intenso pulso, sin subrayados ni aceleramientos bruscos.
Despliega una enigmática definición de sus extraños personajes en un escenario aparentemente dominado por la cotidianeidad urbana, que va creciendo en su mecanismo de horror y desesperación, culmina con un final acunado por una hipnótica nana de naturaleza espectral. Con unos recursos que nos recuerdan al maestro Hitchcock, mientras el espectador se va enterando puntualmente de todo el entramado, la joven embarazada se dejará llevar al abismo del terror totalmente ignorante, y descubriendo por sí misma, poco a poco, la horrible realidad. El filme, además de considerarse ya como un clásico del cine de terror, aprovecha para plasmar lo cierto de la existencia de exotéricos grupos de poder, desde la propia iglesia, hasta las más extravagantes sectas. Grupos que, aparte de las concesiones de la película a la fantasía, han movido desde siempre los más importantes hilos del entramado económico y político del mundo.
El verdadero temor que produce “El Bebé de Rosemary” es la increíble capacidad de crear conciencia en el espectador y hacerle entender que tras la pared del vecino se esconden otros mundos, otra clase de personas, otra clase de "costumbres" que en este caso guardan oscuros lazos como lo es el culto a Satán, un fenómeno que podría estar a la vuelta de la esquina de cualquier hogar llámese decente, es uno de los mas grandes temores del ser humano, mas que asesinos persiguiendo con hachas, mas que animales monstruosos o seres del espacio exterior, es esta profunda creencia en el inframundo del sufrimiento eterno y de su abominable líder la que acaba por no dejar conciliar el sueño a los menos aptos. Está claro que Roman Polanski realizó aquí uno de sus mejores trabajos, consiguiendo una obra perfecta. Su maestría radica en su sutileza, aterroriza sin mostrar nada, sin tener que recurrir a sustos baratos ni a escenas sanguinolentas, sugiriendo solamente, lo que acrecenta la sensación de suspense.
En conjunto estamos ante un inmortal clásico del Terror psicológico, con mas que brillantes actuaciones de su reparto, entre ellos el director John Cassavetes demostrando que como actor hace un muy buen trabajo, y la infaltable, bella y frágil Mia Farrow, de quien Polanski dudo hasta que comenzó a rodar (quería a Tuesday Weld) pero que sin duda demostró que no se trataba de una simple actriz de televisión. Además cabe anotar la profunda mística que rodeo a la obra, se dice que El Demonio fue interpretado por nada mas y nada menos que Anton La Vey, el conocido "Papa negro" o fundador de la iglesia de Satán, también que el departamento donde se rodó fue el mismo en que vivió sus últimos días el ex Beatle John Lennon, o el infame rumor de que Charles Manson odió tanto la cinta por dar a conocer el mensaje demoníaco al mundo, que decidió asesinar a Polanski, quien se encontraba en Europa en ese momento, pero la victima fatal de aquella infamia fue su bella esposa Sharon Tate, a quien Manson y sus seguidores dieron muerte en un sanguinario y macabro frenesí impulsado por las drogas y la demencia.
Tal vez la principal valía de este titulo fue originar la llamada "fiebre del satanismo" en el mundo del cine, el cual se abriría paso por la década de los setenta con obras como "El Exorcista" o "La Profecía" pero que jamás superaran a este clásico del cine de todos los tiempos, la cual sigue siendo la película mas emblemática de su genero, toda una imbatible e irrepetible joya del horror. Esta película esta considerada entre las 10 Películas más Terroríficas de la Historia del Cine, dicho por Entertainment Weekley, y su póster ocupa el Nº 21 entre los 25 Posters de la Historia, otorgados por la revista Premiere. Realmente un hito en la cinematografía mundial.
“Una maravilla auténticamente terrorífica”
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