sábado, 13 de febrero de 2010

Una Historia Sencilla

Director: David Lynch
Año: 1999 País: EE.UU. Género: Drama/Road Movie Puntaje: 10/10
Interpretes: Richard Farnsworth, Sissy Spacek, Harry Dean Stanton, Everett McGill y John Farley

Alvin Straight (Richard Farnsworth) tiene 73 años, es viudo, vive en Iowa con su hija discapacitada Rose (Sissy Spacek), padece un enfisema, tiene problemas de visión y de cadera y acaba de sufrir un brusco desfallecimiento. El médico le recrimina su mala alimentación y lo poco que cuida su salud. Cuando aún está convaleciente y necesita dos muletas para cualquier desplazamiento, recibe una llamada que alerta del grave estado de salud de Lyle (Harry Dean Stanton), su hermano mayor, con quien no se habla desde hace diez años. Al conocer la noticia, Alvin decide emprender un viaje en solitario hasta Wisconsin, donde vive Lyle, con el único medio de transporte que tiene a su alcance: un cortacésped. En la sencillez está la perfección. El turbio David Lynch sorprendió a todos con una película magistral que arrebata por su asombrosa y tierna simplicidad. El viaje en su pequeño tractor del conmovedor Farnsworth es un canto a la vida y un recital de clasicismo cinematográfico que alumbra, casi sin querer, una de las mejores películas de las últimas décadas.

En 1999 Lynch dirigió un pequeño proyecto, no escrito por él, sino por su compañera Mary Sweeny; se trataba de contar la peripecia real de un anciano de más de ochenta años, que durante varios meses, recorrió en su cortacésped, la distancia que le separaba de su hermano, con quien hacía años que no se hablaba, para verle, tras un infarto sufrido por éste. Ese viaje, se constituyó para mí en una experiencia mágica como espectador, en la última obra maestra que he visto en una sala de cine, y en la confirmación de que David Lynch era un creador de la talla de un Hitchcock, Ford o Wilder. Recuerdo que la primera vez que vi el filme, las lágrimas finales de Harry Dean Stanton, cuando por fin comprende lo que su hermano ha hecho por el, al final de la película, se confundieron con las mías. La emoción que Lynch es capaz de transmitir como nunca había hecho hasta ahora en este filme, solo pudo entonces y puede hoy, ser comparada con el placer de contemplar una noche estrellada con el hermano amado. Transmitir ese simple sentimiento, fue lo que convirtió a Lynch, en uno de los más grandes.

Lynch, demostró con “Una Historia Sencilla” que era un gran director de cine, más que eso, que era un gran autor, porque fue capaz de hacer lo que solamente hacen los grandes, tomar un material ajeno, desarrollado en un universo extraño a él, y llevarle a su terreno, dotándole de las obsesiones comunes en toda su obra, y de elementos reconocibles de su peculiar estilo, eso sí, respetando la base original. Es decir, seguir siendo Lynch, pero en una película como, en este caso, de John Ford. Si es cierto que Ford, tomó el Far West como lugar común de sus historias, no es menos cierto que trascendió ese espacio y ese tiempo concretos con temas universales, y que cuando salió de esa "reserva" donde desarrollaba sus filmes, siguió conservando la misma riqueza y rangos distintivos de su cine (ya fuese Irlanda, la guerra o el drama social). Lynch sigue sus pasos, en su evolución y confirmación como autor, y en el rodaje de este viaje que es además un viaje eminentemente fordiano.

Los personajes de Ford cabalgaban, emprendían un determinado viaje, y ese viaje no sólo era físico, sino además espiritual, el viaje exterior era además un viaje interior en el que los viajeros se transformaban por lo que iban encontrando, recordando o sintiendo, en cada parada del camino. Alvin Straight, el protagonista de esta filme que ingles se titula “The Straight Story” ("straight" no se correspondería sólo con el apellido del protagonista, sino que además daría el significado al título del filme de "una historia directa, auténtica", directa al corazón en este caso), en su viaje, su último viaje, va interaccionando con todos los personajes que va encontrando, aportándoles algo y desenredando gracias a ellos una compleja madeja de recuerdos personales. Resulta curioso, ver como la América profunda que Lynch retrata, es prima hermana de las Américas de “Terciopelo Azul” y de “Twin Peaks”, con personajes que podrían haber salido de cada una de estas películas: La mujer que compulsivamente atropella un ciervo cada día, los gemelos que reparan el cortacésped e incluso el propio hermano de Straight (que maravillosa aparición de Harry Dean Stanton)... En la América profunda de Lynch, un lugar propio, personal e intransferible, la gente se toma unas cervezas una tarde de domingo, viendo como se incendia la casa del vecino o toma el sol mientras devoran decenas de pastelitos rosas repletos de delicioso colesterol.

Straight, siente que debe hacer algo por la persona que compartió noches y noches enteras de sueños durante su infancia, y simplemente se pone en marcha. Durante los kilómetros que le separan, irá recordando como fue esa relación, la tragedia de su hija, (interpretada por una maravillosa Sissy Spacek), o el horror de las trincheras de una guerra enterrada en alcohol. Al ser una road-movie, el filme se estructura en episodios: el de la joven que aprende de Alvin el valor de la familia y decide volver al hogar del que ha escapado, el de la mujer de los ciervos, la carrera ciclista, la familia que le acoge cuando se encuentra en dificultades y su anciano vecino, el cura, el barman... cada capítulo le sirve a Lynch para ilustrar las reflexiones de este viejo marcado por el dolor, que Richard Farnsworth en la que fue su última interpretación, da vida de forma sobrenatural, a través de sus ojos..., de cada uno de los surcos de su cara..., de sus silencios... Y esas reflexiones, sobre lo que supone saberse viejo y pensar en lo que nunca mas vas a tener, sobre un mundo alocado en prisas permanentes, sobre la culpa y sobre el perdón van pegándose a la piel del espectador, estremeciéndolo por su veracidad y sencillez al mismo tiempo.

“Una Historia Sencilla” es en definitiva un inmenso travelling, un travelling de acompañamiento a 10 Km. por hora, plagado de emociones, crepuscular, reflexivo, muy similar al que abría “Terciopelo Azul”, que recorre el paisaje amado de Lynch, su fauna favorita, y que igualmente transcurre por los caminos y surcos del rostro de Richard Farnsworth, al son de las notas lentamente desgranadas por la partitura de un Badalamenti en estado de gracia. En su estreno, la película fue aplaudida por la cinefilia, pero ignorada por el gran público y los premios. Muchos seguidores de Lynch, ciegos, no le perdonaron su ruptura con el estilo de “Carretera Perdida”, y no supieron ver la fidelidad en el fondo del viejo maestro a sí mismo. Otros prefirieron premiar en Cannes a una película ya olvidada, en lugar de a esta. Los años han pasado y la película de Lynch sigue siendo una obra casi redonda, para disfrutar despacio y pensar. Una verdadera obra maestra. Aquí el trailer de España, en donde se titulo "Una Historia Verdadera".

"Una obra maestra absoluta. Una película íntegramente hermosa"

4 comentarios:

  1. Buena crítica Henry, en lo personal no me gusta mucho el cine de Lynch, pero esta película es fantastica y me arriesgo a decir que es su obra maestra por excelencia.

    ResponderEliminar
  2. Una entrañable película sobre el ser humano y los valores que deben dirigir a una persona. Una película llena de bondad y lágrimas creada por las asombrosas manos de Lynch, en una cinta donde se ve que aunque no sea su estilo este Director puede crear una obra maestra.
    Una crítica muy buena. Saludos.

    ResponderEliminar
  3. Gracias por los comentarios Adrián, Confessions ... y Nosédecine, sí es cierto esta película no tiene la onda carateristica de Lynch, pero logra impactar, es verdaderamente una obra maestra.

    ResponderEliminar