jueves, 11 de febrero de 2010

La Muerte y la Doncella

Director: Roman Polanski
Año: 1994 País: Inglaterra Género: Thriller Puntaje: 08/10
Interpretes: Sigourney Weaver, Ben Kingsley y Stuart Wilson

Sigo repasando la filmografía de Polanski, esta vez me toca hablar de una de sus películas más infravaloradas “La Muerte y la Doncella”. El argumento de la cinta es la siguiente, Paulina Escobar (Sigourney Weaver) es la esposa de un prominente abogado, Gerardo (Stuart Wilson), ellos viven en un innombrado país del tercer mundo. Una noche una tormenta obliga a su marido a traer a casa a un vecino, el Dr. Miranda (Ben Kingsley), a quien Paulina cree reconocer como parte del antiguo régimen que la torturó. Paulina le recluye, decidida a desvelar la verdad, mientras se debate entre su represión psicológica y su memoria; Gerardo entre su esposa y la ley, y el Dr. Miranda se ve forzado a un duro cautiverio mientras marido y mujer tratan de descubrir la verdad sobre un oscuro pasado. La cinta es una escalofriante disección del poder. Una atmósfera de suspense enfermiza, de volcánica violencia externa e interna. Qué talento el de Polanski, irrenunciable buceador de las tinieblas.

Con esta cinta vuelve Polanski por donde solía, por los amados territorios de los personajes encerrados con un solo juguete, ellos mismos, en atmósferas claustrofóbicas, en tensos ambientes donde se desencadena la tragedia conforme la tensión ambiental se eleva, se eleva, se eleva, hasta llegar a ser vitalmente una válvula de escape que deje salir tanto humus, tanto miedo, tanta irracionalidad. No es éste el gran Polanski de "Repulsión " o "El Inquilino", ni tampoco el protodemoníaco de "El Bebé de Rosemary", como se sabe de Roman Polanski uno debe estar siempre previamente avisado: con algunas excepciones, sus obras rodearán asuntos turbios, siempre muy turbios. En esta ocasión la protagonista es la muerte...y nos involucra en el meollo entre un abogado, su mujer otrora torturada en tiempos de dictadura y un médico que, casualmente, va a parar al lugar menos debido…El mal, la locura, el miedo, la tristeza, la angustia, la soledad... todas esas sensaciones se hayan unidas por el eje común del horror. Y Polanski conoce muy bien ese eje, y es más, sabe interpretarlo.

Imagino que la tenebrosa causa de ese talento se haya en que él lo conoce muy bien. En la memoria de Polanski tiene que haber múltiples cicatrices que jamás desaparecerán. Por ello, su plasmación en la pantalla del horror no puede ser más escalofriante y brutal. "La Muerte y la Doncella" se trata de un relato profundamente desolador cuyos protagonistas se hallan atrapados por un tenebroso pasado que les oprime y no lo suelta. En este pasado tortuoso hubo una víctima, y consecuentemente, un verdugo, y ahora, en el presente, aquella víctima superviviente cree encontrarse con ese verdugo. La voz de éste, su risa, su olor, una cinta de Schubert, expresiones y detalles; pistas sobre las que el sufrido cerebro de aquella víctima relaciona al diabólico verdugo que la torturo, tejiendo acto seguido una venganza para exorcizar sus demonios internos. Hay un tercero, el marido de la víctima, convertida ahora en verdugo, unido a ella por amor, y al otro por el sentido cívico. A partir de ahí, Polanski nos guía por un aterrador viaje al lado oscuro del ser humano, a sus instintos más míseros y primitivos.

Por supuesto que "La Muerte y la Doncella" se resiente de su origen teatral, por más que Polanski haya procurado "airear" en lo posible la película, con hermosos aunque estáticos paisajes nocturnos (gallegos, curiosamente, aunque la acción se supone que se desarrolla en Hispanoamérica). Su nudo gordiano, el hecho de que las víctimas tomen el papel de los verdugos y hasta qué punto el ser humano vejado es capaz de humillar también hasta caer en la misma abyección, es hoy por hoy tal vez una atractiva propuesta filosófica, pero desde luego es difícil que suceda: invariablemente los verdugos siguen siendo verdugos, y sus víctimas, víctimas. Acaso el papel más ambiguo, el del testigo que, a su vez, es el único que pugna por mantener la cordura en este marco de insania, resulte ser también el más culpable: culpable de no intervenir, de no tomar partido, de no imponer el imperio de la razón. Un guión magistral que Polanski da forma con su incomparable genio y su insuperable sentido del suspense, ayudado inestimablemente por unos intérpretes prodigiosos a los que se debe gran parte del filme.

La música recuerda la que acompañaba a Paulina durante su tortura, el opus para cuarteto de cuerdas de Schubert "La Muerte y la Doncella". La partitura original de Vojcieh Kilar intercala pasajes de gran melancolía (sentimientos de Paulina), con marchas marciales amenazantes. La fotografía, del gran Tonino delli Colli resalta los contrastes entre claros y oscuros, luces y sombras, en una atmósfera sombría, con predominio de formas geométricas, evocadoras de una prisión. El guión contiene unos diálogos fluídos y tensos, que dan paso a un desarrollo argumental muy cinematográfico, pese a su raíz teatral. La interpretación de los tres protagonistas es magistral, especialmente la de Weaver, que es simplemente espectacular. La dirección del filme se recrea en la exploración de los orígenes de la violencia. Todo funciona a la perfección en esta tela de araña, tejida con la lúcida y desequilibrada fibra de la venganza, el poder; del horror. Con esta película me he visto sumergido en un universo aterrador que cuando se muestra en carne viva es terriblemente doloroso, el de la maldad del ser humano, involuntaria o no, siempre espeluznante.

El siempre subyugante Roman Polanski nos ofrece en esta ocasión uno de sus filmes más redondos y efectivos, no sólo visto dentro de su estimable filmografía, sino encuadrándolo en el panorama cinematográfico de los últimos tiempos. Con tres personajes, una casa y poca luz, el realizador polaco narra una historia desgarradora y escalofriante a partes iguales, gracias sin duda al buen ejercicio del guión, claramente deudor de su origen teatral (por ésto conciso y de personajes bien definidos), además somos testigos de toda una gama de sentimientos: una rabia feroz, una insondable humillación, un miedo tremendo y un deseo brutal de vengar todo el dolor padecido. Con pocos elementos y sobriedad de recursos, aquí tenemos una contundente denuncia que no puede dejarnos indiferentes. Una gran película que usted deberia ver de todas maneras.

“Definitivamente claustrofóbica y aterradora”

4 comentarios:

  1. NOla he visto! luce espectacular! Qué buena recomendación la tendré altamente en cuenta.!

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  2. Gracias Pabela por el comentario, sí como dije es una de las películas de Polanski que no se conoce mucho, pero es uuna de las más logradas de este gran director. Saludos.

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  3. Polanski es un genio y sus peliculas nunca tienen pierde, esta es una de ellas me hace acordar a sus primeros trabajos, genial Mabel.

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  4. Como siempre la bella e inteligente Mabel sorprendiendonos con sus agudisimos críticas, eres fabulosa, sigue asi.

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